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El desembarco inversor chino en Portugal encalla en la opa de EDP

Las exigencias de China Three Gorges de acabar con los límites del derecho a voto frustran una operación valorada en 12.000 millones

Sede de EDP en Lisboa ABC
Francisco Chacón

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La opa china sobre la eléctrica Energías de Portugal (EDP), con radio de acción extendido a España, ha caído en saco roto definitivamente y, de paso, deja tocado al Gobierno socialista de António Costa en sus planes económicos. En efecto, el primer ministro no tenía ningún reparo en autorizar el desembarco urdido por el gigante público China Three Gorges (CTG), pero la inquietud ante semejante dominio del conglomerado asiático, habitualmente opaco y sin garantías de una transparencia futura, desembocó en el rechazo de la junta de accionistas a permitir su fulminante toma de control. Los acontecimientos se precipitaron el pasado miércoles 24 de abril, es decir, la víspera del 45º aniversario de la Revolución de los Claveles. Fue entonces cuando sobrevino el momento clave, pues la macroempresa china presionaba para exigir un cambio en los estatutos y que dejara de aplicarse el veto a sobrepasar el 25% del derecho de voto entre los socios en las asambleas internas. Poniendo en práctica su oferta, CTG se proponía pasar del 23% de las acciones que detenta en la actualidad a un mínimo del 50% y, por tanto, quería ensanchar su bastón de mando en la misma proporción.

Pero el resto de los heterogéneos socios han aparcado sus diferencias y sus distintos intereses para unirse y tumbar la concreción de esta hipotética medida. Gran protagonismo han tenido, en este sentido, los españoles Liberbank y Corporación Masaveu. Ambos pactaron con el fondo norteamericano Elliott Management, con los argelinos de Sonatrach y con el fondo Mubadala de Abu Dhabi para derribar la propuesta china, que fracasó con el 56,6% de los votos.

Recelos a China

De esta forma, la Unión Europea respira tranquila ya que a Bruselas le incomodaba que los asiáticos utilizasen el flanco portugués para allanar el terreno a posteriores negocios en el corazón del continente, sobre todo teniendo en cuenta que sus cuentas nunca terminan de estar suficientemente claras.

La misma posición beligerante ha venido manteniendo la Administración Trump, en vista de que los Estados Unidos ven con recelo las embestidas financieras procedentes de China. Una actitud de hierro que ha pesado sobremanera en la postura a la contra liderada por el magnate Paul Singer al frente de Elliott Management.

Otro factor en juego es que las reglas de la competencia iban a quedar totalmente alteradas porque la Comisión Nacional de Valores Mobiliarios ya avisó de que debían resolverse de manera simultánea tanto la adquisición de EDP como la de su subsidiaria de renovables. «No puede dejar de valorarse la OPA sobre EDP Renovables ligada al éxito de la de EDP. Cierto que hay que tener en cuenta las especifidades de cada caso, como condición de eficacia, pero debe contemplarse en su conjunto», explicaba la CNMV portuguesa.

Se da la circunstancia de que China Three Gorges ya posee no solo parte de EDP sino también de REN (Red Eléctrica Nacional), por lo que tendrían que haber renunciado a este último paquete. Y es que ha de haber una separación entre los operadores de red y las actividades de producción. Para colmo, el proyecto tampoco podía materializarse sin una decisión favorable de la Autoridad de la Competencia o de la Comisión Europea, pues cualquiera de las dos instituciones se encarga de certificar la «transparencia» y «compatibilidad» de la transacción con la Ley de Competencia o la Regulación de las Concentraciones Comunitarias.

Otro visto bueno que se precisaba desde el punto de vista técnico era el de los Estados Unidos. ¿Por qué motivo? Pues porque el contexto actual, bajo el mandato de Donald Trump, dibuja un panorama de guerra comercial entre el gigante norteamericano y el asiático, con un telón de fondo de vital importancia: EDP Renovables ya es la tercera operadora en suelo estadounidense y EE.UU. no vería con buenos ojos el posicionamiento chino allí.

La OPA se dio a conocer en mayo del año pasado, y enseguida llamó la atención del mercado internacional debido a que su montante global superaba los 12.000 millones de euros.

Portugal, gobernado por los socialistas, parece ser el único país europeo que no pone trabas institucionales a la entrada del capital chino en sus fronteras. Al contrario, se han realizado numerosas transacciones en este sentido. Sin embargo, el mercado ha dictado sentencia y ahora se teme un «efecto dominó» que pueda paralizar posteriores inversiones.

Reparto

El portazo a China Three Gorges representa para el gigante asiático perder un suculento negocio en ciernes. Un ejemplo: la compañía portuguesa EDP Renovables tomó el relevo de Repsol en un macroproyecto eólico «offshore» en Escocia.

Su inversión global sobrepasa los 2,2 mil millones de euros. Repsol poseía el 33,3% de las acciones de Moray Offshore Renewable (MOR), pero se desprendió de todo el paquete. Y así EDP se adjudicó poner en pie una central energética en alta mar con una capacidad de 1.116 megavatios.

La redistribución del pastel colocaba en destacado primer lugar a los chinos, dueños del 70% de MOR, mientras que los portugueses se hacían cargo del restante 30%. Ahora todo apunta a un giro de 360 grados en el reparto.

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