Desaceleración, recesión y resultado electoral
«En nuestro país, algunos indicadores económicos están empeorando claramente, pero la realidad de las cifras de PIB no lo muestra por ahora»
Carmelo Tajadura
Que nos encontramos en una desaceleración, quizás no global pero sí relativamente extendida, es bastante obvio. Y, aunque la probabilidad de que derive en una recesión mundial no es elevada, existen riesgos. Así lo teme, por ejemplo, Moody´s si EE.UU. y China no llegasen ... a un acuerdo comercial en tres meses. Por otra parte, los últimos movimientos de los bancos centrales -final de la subida de tipos y de la reducción de balance en la Fed y prórroga de la laxitud monetaria en el BCE- hacen temer que puedan estar viendo la situación como muy preocupante. La desaceleración resulta especialmente intensa en Europa, que depende mucho del comercio exterior -donde, además, apuntan ahora las amenazas de aranceles de Trump- y tiene problemas adicionales en algunos países grandes. Un Brexit brutal desataría una recesión casi segura.
Si quiere, uno puede ser algo más optimista. Porque las negociaciones comerciales con China parecen cerca del acuerdo y el Brexit lleva camino de ser más suave. Pero los mercados internacionales, ¿qué nos están indicando? Nada concluyente, porque hay un curioso contraste entre la renta fija y la variable. La primera ha mostrado un descenso acusado de tipos a medio y largo plazo, lo que indicaría que anticipa serias dificultades económicas, mientras la segunda ofrece importantes avances en lo que va de año, poco coherente con lo anterior.
¿Y qué vemos en España? En nuestro país, algunos indicadores económicos están empeorando claramente, pero la realidad de las cifras de PIB no lo muestra por ahora. Así, el crecimiento lleva cuatro trimestres en torno al 0,6% y ahí, al menos, va a seguir en los primeros meses de 2019. Nos está ayudando (a corto) la dejadez con el control del déficit. Pero, en una perspectiva más larga, corremos un riesgo de frenazo en función de dos factores: cómo se comporte la economía mundial y qué gobierno salga de las elecciones.
Lo primero ya lo hemos analizado y, en cualquier caso, no depende de nosotros. Pero lo segundo sí. Hay tres posibilidades teóricas: un Gobierno como el de Andalucía, un acuerdo del partido del gobierno actual con extremistas e independentistas y el pacto transversal entre socialistas y Ciudadanos.
Desde un punto de vista exclusivamente económico, y sin entrar en otras consideraciones políticas, la primera alternativa sería la más favorable para el crecimiento y también es, sin duda, la que más gustaría a los mercados. Aunque sólo si volviéramos a las reformas, abandonadas hace tiempo, y si la pregonada bajada de impuestos se acompañase de actuaciones concretas y superiores sobre el gasto, poco explicitadas por ahora.
La segunda sería pésima. Generaría ruido y sembraría la desconfianza en los agentes económicos y los mercados. Carecemos de margen para subir gastos, porque hay que eliminar el déficit estructural del 3%, no aumentarlo. Y el entorno de desaceleración no es idóneo para subir impuestos. Me temo que correríamos el riesgo de un serio retroceso en el crecimiento en 2020.
La tercera supondría un escenario más aceptable si Cs moderara la política presupuestaria del PSOE y ambos recuperaran algo de su pacto de 2016. Pero aquel partido descarta el acuerdo, aunque pocos se lo creen. Y haría falta que sumaran aunque Cs lleva tiempo retrocediendo.
No cabe ser muy optimista e incluso podría no llegarse a ninguna opción válida y tener que irnos a la repetición de elecciones. Que no es deseable, pero la economía española ya ha mostrado su resiliencia en estos interregnos y, al menos, mientras no hay gobierno no se toman decisiones equivocadas. Es triste, pero es la realidad.
En fin, esperemos que a nivel mundial la desaceleración actual sea transitoria, transcurra aún algún tiempo hasta la próxima recesión y no sea tan virulenta como la última. Para estar preparados, en España deberíamos desarrollar reformas que nos hagan más competitivos y flexibles como país, y mejorar nuestra situación en el déficit/deuda. Pero alguna de las opciones políticas haría todo lo contrario.
Carmelo Tajadura es economista
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