Zapatero y Rajoy han sacado a España de la primera línea de la crisis, según la UE
El PP exige al Gobierno que no acepte ninguna rebaja en el valor de la deuda española «ni en quitas ni aplicaciones al valor, aunque sean provisionales»

«España ya no está en primera línea de los problemas económicos y financieros de la zona euro» y eso gracias tanto «a los enormes esfeurzos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero». como «el sentido de la responsabilidad de la oposición del señor Mariano Rajoy». La frase del pesidente francés Nicolás Sarkozy —en presencia de la canciller Angela Merkel— cuando estaba respondiendo a la defensiva sobre los efectos concretos de la gestión de los líderes europeos en los últimos dos años, es la primera bocanada de oxígeno que recibe la economía española. Sin embargo, este halago debe ponerse en el contexto precario de la comparación que se hacía con Italia, cuyo primer ministro, Silvio Berlusconi, fue llamado a capítulo ayer por la mañana, para escuchar las nuevas advertencias del eje franco alemán para que ponga en marcha las reformas que le permitan controlar el déficit público.
Aunque quedase claro que España no esta en la misma situación que Italia, hasta Zapatero reconoció que siendo «una valoración acertada, todavía nos quedan muchas cosas por hacer». Y de hecho, Merkel no dejó de insistir que además de lo que ya se ha hecho «tendrá que hacer probablemente más para lograr recuperar la confianza de los mercados». Elena Salgado, ya había afirmado el sábado por la noche que «la señora Merkel ha dicho algo con lo que estamos absolutamente de acuerdo ya que en los años 2012 y 2013 seguro que tendremos que seguir haciendo más cosas ». El objetivo que se ha marcado el Gobierno y que deberá asumir el nuevo Ejecutivo que salga de las urnas el día 20 de noviembre, es situar el déficit público en el 3% del PIB en 2013.
Sobre la recapitalización de los bancos, todo apunta a que el Gobierno finalmente aceptará una rebaja en la valoración de la deuda española que está en manos de los bancos, «aunque estaría por debajo del 2%», según Salgado. En este sentido, el Gobierno español ha asumido en Bruselas es que estaría dispuesto a aceptar esta nueva valoración de la deuda pública, a valor de mercado y no de vencimiento, de manera provisional y condicionado a un acuerdo global sobre la recapitalización de la banca europea. La discusión del Gobierno español se centra en la búsqueda de una fórmula para que la eventualidad de un recurso al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) no pueda interpretarse como un síntoma de debilidad.
El coordinador económico del PP, Critóbal Montoro, instó ayer al Gobierno a no aceptar fórmulas que supongan un recorte del valor de la deuda española. «No es admisible ninguna fórmula que estigmatice la deuda española, ni las relativas a las quitas ni las aplicaciones, aunque sean provisionales, de precio de valor».
Las razones que da el PP, y que coinciden con la de los máximos responsables del sector bancario español expresadas en los últimos días, es que « cualquier recorte equivale a rebajar y a reducir el nivel de la deuda , lo que provocará nuevas necesidades de recapitalización de la banca europea y española. Así, la solución para España no pasa por una nueva recapitalización sino por adoptar reformas en el sistema bancario o en el laboral».
En relación con la imposición a la banca del Viejo Continente para que eleve su ratio de capital de máxima calidad del 5 al 9% en el caso de las entidaes sistémicas, la posisición de los populares es de rechazo «ya que la ayuda directa que ha recibido el sector bancario español ha sido muy inferior a la que ha habido en la mayoría de los países europeos».
La cumbre —las dos cumbres técnicamente hablando, una de los 27 y una segunda solo de los 17 miembros de la zona euro— terminó dejando el trabajo apenas encaminado para la que ya han convocado para el miércoles, después de que Merkel haya obtenido el apoyo de su Parlamento. Los líderes de Francia y Alemania comparecieron juntos, como es habitual, como símbolo de unidad, pero esta vez se vió a la canciller especialmente atenta a los matices de lo que decía el francés (a quien, por cierto, regaló un oso de peluche para su hija recién nacida). Los detalles de la quita griega y del mecanismo del EFSF todavía no se conocen a la espera de lo que se negocie hasta el miércoles. La única decisión firme fue nombrar a Herman Van Rompuy como presidente de la cumbre de la zona euro. Como si eso fuera importante.
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