Cuando en España se entraba a las 7 y se salía a las 2

Ventajas e inconvenientes de la jornada continua en verano

Cuando en España se entraba a las 7 y se salía a las 2 calderón

eva pastrana

En nuestro país, sobre todo en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona, es muy frecuente cambiar el horario de trabajo durante el verano. Se trabaja en jornada continua : se entra a las siete o las ocho y se trabaja hasta las ... dos o las tres.

Esto es una reminiscencia de los tiempos en que no existía el aire acondicionado y, entre los meses de mayo y septiembre, en nuestro país era casi imposible trabajar a determinadas horas del día.

Nueve de cada diez españoles prefiere trabajar en horario intensivo , según un estudio presentado por Alta Gestión el pasado ejercicio.

Además, algunas empresas como Iberdrola ya implantaron una jornada de este tipo para todos los días del año . En la eléctrica, que cuenta con jornada intensiva durante todo el año desde 2007, aseguran que los resultados han sido excelentes. «Hemos reducido las bajas un 20% y la gente viene a trabajar mucho más contenta y eso se nota en la productividad», señalaba Vicente Trullench, responsable de comunicación en el 2009.

Pero, si Iberdrola pudo hacerlo, ¿qué impide a las demás empresas seguir su ejemplo?

Los aspectos culturales y la rutina son, en muchos casos, los principales problemas para la implantación de este sistema de organización durante todo el año. Según Ignacio Boqueras, Presidente de la Comisión Nacional de Racionalización de la Jornada Laboral «en España existe una cultura del presentismo», es decir «estás mientras este el jefe» . Según Boqueras, las empresas que han aplicado estas jornadas han logrado «mayor productividad», porque los empleados trabajan de forma más intensiva; «reducción de los gastos», al cerrar antes la empresa se consume menos agua o luz, horas e «índices de satisfacción superiores» porque los empleados saben «cuando salen y ponen más esfuerzo a sus horas». Recuerda que «España es uno de los países donde más horas se trabaja y menos se produce». En empresas cómo Iberdrola, donde se ha experimentado con este tipo de horario, Boqueras asegura que «se ha conseguido una rentabilidad superior incluso en un 14%».

La conciliación familiar

Este horario también supone ventajas para el trabajador. Permite «una fácil conciliación de la vida laboral y familiar», «reduce el estrés» y «permite formarse» por las tardes.

Boqueras nos invita a mirar hacia Europa , donde « lo habitual es terminar a las 5» . Sin embargo, recalca que «un país del siglo XXI debe tener múltiples horarios según el sector de que se trate».

Piensa lo mismo Rita Moreno, Secretaria de Acción Sindical de CCOO: la jornada continua es «una buena idea» dependiendo de «qué periodo del año se trate», en «qué parte de España nos encontremos» y «qué sector pretenda implantarla».

Según la sindicalista, la medida tendría bastante más sentido para una persona que viva en una gran ciudad (donde se pierde buena parte del tiempo en el transporte), hacia el sur de España (donde el calor impide trabajar de forma más intensiva), y en ciertos sectores, como la construcción (donde se trabaja a la intemperie en la mayoría de los casos).

El mayor problema para hacer extensivo este horario es de tipo cognitivo, según Boquearas: «es difícil desarraigar la cultura del horario partido».

La interdependencia empresarial hace también complicado dar pasos hacia delante. Si nuestra compañía trabaja con un cliente que echa el cierre a las 7 de la tarde, y nosotros terminamos la jornada laboral a las 2 de la tarde, será poder difícil converger.

Si se suma a todo esto la crisis económica y otros avances tecnológicos como el aire acondicionado el resultado es que cada vez menos españoles pueden disfrutar de una tarde libre en época estival.

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