La clase media menguante
La crisis golpea de nuevo a la clase media española, la tercera más débil de la UE
Nuestro país encabeza en Europa la proporción de hogares de renta baja sin haber recuperado el nivel de 2008
El declive de la sociedad norteamericana desde los setenta lo refleja George Packer en su libro «El desmoronamiento» en el deterioro de la ciudad de Youngstown (Ohio), personificado en Tammy Thomas, quien presencia cómo cierran una a una las acerías y fábricas del cinturón industrial ... estadounidense hasta que con 40 años se queda sin trabajo en 2006. Dos o tres crisis más tarde, la clase media española enfrenta ahora una pandemia sin igual con miles de comercios y hoteles al borde del cierre siendo desde la casilla de salida una de las más debilitadas de Europa: antes de la actual crisis, suponía un 54% de la población, la tercera más pequeña de Europa tras Bulgaria y Lituania según Eurofund. Además, nuestro país es el que tiene un mayor número de hogares de renta baja en Europa, un 34%. Desde hace años ha habido un trasvase silencioso y continuo a las capas de menores ingresos de la sociedad agudizado por la anterior zozobra económica, algo que previsiblemente volverá a ocurrir.
El profesor de la Universidad de Valencia, Francisco José Goerlich, cifró en tres millones las personas que la crisis anterior sacó de la clase media para engrosar la clase baja. ¿Puede ocurrir algo parecido ahora? «Sí, es perfectamente posible, aunque naturalmente es difícil dar cifras», responde. Estos tres millones de personas pasaron «de verse como clases medias participantes del progreso a sentirse vulnerables a las consecuencias de situaciones difíciles».
«El alcance de esa posible transición de población ubicada en la clase media a población vulnerable dependerá de la duración de la pandemia y del tiempo en que se vuelvan a recuperar los niveles de empleo y, sobre todo, las horas de trabajo previas. Los datos de la EPA nos muestran que desde el inicio de la pandemia hasta junio, unos cien días, más de 100.000 hogares en España se quedaron sin ingresos . Ese aumento solo sucedió en la crisis anterior cuando el paro llegó en 2013 al 27%. No es difícil anticipar que el efecto en ese otro grupo vulnerable de rentas medio-bajas puede ser similar, con una caída de rentas mayor que en la crisis previa», incide el profesor de la UNED, Luis Ayala.
Cambio estructural
Antes de la pandemia, el declive en Occidente de un estrato social, económico y aspiracional como es la clase media se produjo paralelo a lo que Francis Fukuyama llamó «la gran ruptura», la transición de las sociedades desarrolladas industriales a economías de servicios en plena globalización. Y si bien España, a lomos de la democratización y el boom del turismo, cuenta con una evolución única, la pantalla final parece similar: la clase media española no había recuperado su nivel de 2008 antes de la crisis del coronavirus . Este deterioro en buena parte de Occidente de la clase media es designado como el principal alimento de los populismos o movilizaciones antisistema, desde el Brexit hasta el surgimiento de los chalecos amarillos en Francia. De ahí que la desigualdad sea un elemento de inestabilidad política de primer orden.
«La clase media española tuvo un despegue más tardío que el de otros países europeos, pero durante varias décadas fue consolidándose hasta alcanzar niveles parecidos a los de los países de nuestro entorno. Hasta la crisis de 2008 hubo un proceso gradual de ganancia de peso del grupo con rentas medias, hasta suponer más de dos tercios de la población. En ese crecimiento influyeron varios factores, como el importante aumento del nivel educativo de la población, el desarrollo de la industria y el sector terciario, la integración en la Unión Europea y la apertura al exterior, la incorporación de las mujeres al mercado laboral y el aumento de las rentas salariales. Fue relevante también el desarrollo del sistema de prestaciones e impuestos. Esta tendencia al alza de la clase media, sin embargo, se detuvo bruscamente en la crisis», relata Ayala.
Porque 2008 marcó un antes y un después cuya herida sigue abierta. Según la OCDE, en su informe «Bajo presión: la clase media exprimida, solo Grecia (con una caída del -5,7%) y México (un -2,1%) superan la contracción del -1,7% que la clase media ha encajado en España desde dicho año.
El golpe puede superar los registros ante una recesión inédita. El elefante en la habitación es el elevado paro que aqueja España, en un momento en el que la destrucción de empleo y el final de los ERTE puede provocar una nueva dentellada a una clase ya diezmada. «No tenemos datos suficientemente actualizados para poder decir algo definitivo, pero varias señales invitan a pensar en un empeoramiento claro de los hogares más vulnerables y los del grupo de rentas medio-bajas, por la mayor temporalidad de sus contratos, los menores salarios y una posición más inestable en el mercado de trabajo. España es uno de los países del mundo en los que la pandemia ha dado lugar a una mayor reducción de las horas trabajadas», abunda Ayala.
Peor impacto sufrirán las clases bajas, que son las que más tenían por recuperar antes de la pandemia frente a 2008, según un informe de Caixabank. A ello se le suma la intensa devaluación salarial desde la anterior crisis. Según los últimos datos de la Comisión Europea, nuestro país es el segundo de la Eurozona donde más aumentaron los trabajadores con rentas bajas ante la contracción de los empleados con ingresos medios desde que arrancó la moneda única en 2002: las rentas medias trabajadoras se han reducido un 15%, los empleados de renta baja aumentaron diez puntos por este deterioro y las rentas altas, los cinco restantes.
Solo en Grecia se produjo un deterioro mayor, ya que en el caso de la economía helena, prácticamente toda la reducción de la clase media se tradujo en un aumento similar de los hogares con ingresos más bajos. En España, entre las familias en edad de trabajar la reducción de la clase media desde 1985 fue del 9,4%, la mayor de toda la OCDE, mientras que en este colectivo las rentas bajas han aumentado un 7,6% y las altas, un 1,8%. Ello lleva a una polarización de ingresos cada vez mayor.
Sectores más afectados
Si en «El desmoronamiento», Tammy Thomas era mujer y negra, en España el retrato robot de las víctimas de la actual crisis son también mujeres, además de jóvenes y hogares de rentas bajas, según el Banco de España. Son estos colectivos los que más ocupan empleos temporales, precarios y ligados a las llamadas «industrias sociales» - comercio al por menor, hostelería, educación, actividades artísticas y recreativas -, las más golpeadas por la crisis del coronavirus y los confinamientos, según el informe anual de la institución de 2019. Las mujeres tienen una participación laboral en estas ramas un 12% mayor y, además, estas empleadas aportan más del 50% de ingresos de su hogar; una de cada cinco mujeres en este colectivo vive en una familia con ahorros inferiores a un mes de ingresos.
Estas industrias sociales emplean casi a la mitad de los jóvenes en España -que ya enfrentan el mayor paro juvenil de Europa, un 43,9%- y el supervisor recuerda que la última crisis ya tuvo a los jóvenes en su diana, ya que por cada punto del PIB de reducción, los ingresos salariales de los menores de 35 años se redujeron un 2,5%, un 1% para los de 35 a 55 años y menos de un 1% en los trabajadores con hasta 65 años. Si se cumple la tendencia, este año la recesión será de doble dígito. Para más inri, el 33% de los trabajadores de los sectores más afectados gana menos que el 75% del total de empleados del país y la mitad de los trabajadores de estas industrias reside en hogares cuyos ahorros son inferiores a un mes de renta del hogar. En la primera embestida de la crisis del coronavirus, el 77% de los empleos que se perdieron fueron temporales.
«El hecho de que los trabajadores en los que más ha incidido esta crisis sean, precisamente, aquellos que presentan un mayor grado de vulnerabilidad de partida y disponen de unos recursos más limitados para sostener su gasto podría influir, indudablemente, en el dinamismo de la recuperación de la demanda agregada y en la evolución de la desigualdad, no solo en los próximos meses, sino también de forma más persistente», advierte el Banco de España.
A la brecha generacional y social se le suma la territorial. «Esa desigualdad de la renta también va a incrementar la distribución regional de la renta. Esta afecta con especial virulencia al sector servicios, cuya distribución va a ser muy desigual. Canarias y Baleares, con un 35% del PIB turístico, el doble que la media nacional», detalla el profesor de Esade, Pedro Aznar
Hay reformas por hacer. «Si queremos acercar el peso de la clase media al que tiene en otros países necesitamos mejorar las prestaciones que recibe, sobre todo las familiares, con niveles muy bajos en el contexto comparado. Hay que repensar también buena parte del sistema fiscal», cree Ayala. Según un estudio de Fedea, las prestaciones (formadas sobre todo por pensiones) son las que reducen un 29% la desigualdad en España. Los impuestos recortan otro 2%, sobre todo por el IRPF, y el gasto público en educación y sanidad termina de bajar la inequidad de las rentas de mercado de un 8 a un 8,5% adicional.
Pero, ¿es reversible este deterioro social continuado? «Sí, es reversible; pero se necesitará crecer de forma apreciable », concluye Goerlich. Algo para lo que queda tiempo, más aún para recuperar el resuello ante una crisis sanitaria y económica de final incierto.