El Covid dinamita el trabajo temporal: casi 600.000 empleos eventuales perdidos, frente a 100.000 fijos

La conclusión, por tanto, es que los más damnificados por la crisis del Covid están siendo, con mucha diferencia, los trabajadores que dependían de contratos temporales. El desmoronamiento de la economía se ha cebado con la parte menos protegida del mercado laboral, la enclavada entre los límites de la precariedad del trabajo eventual.

Al calor de los ERTE, hasta el momento la crisis del Covid ha destruido apenas un 1% del empleo fijo en España. Pero ya se ha llevado por delante el 13% del empleo temporal. Y hay que tener en cuenta que, tras la crisis de 2008, la recuperación laboral que arrancó en 2014 se hizo en gran medida mediante empleo temporal. Y cuando España se enfrentaba al reto de consolidar esos puestos de trabajo, la crisis del coronavirus se los ha llevado por delante.

«La reforma laboral de 2012 iba dirigida a crear el máximo empleo posible, aunque no fuera de calidad. La siguiente fase era dar calidad a ese nuevo empleo, pero el Covid ha sorprendido a España sin haber hecho esa tarea. «Esa fase pendiente no se completó por varias razones, entre otras porque, mientras la economía crecía, nuestro país no ha sido capaz de reforzar su tejido productivo con sectores de futuro», explica José Canseco , socio-director de la consultora The Human Touch y experto en transformación organizativa y gestión de personas.

Por eso, este especialista subraya que, más allá de la devastadora crisis actual, España tiene un serio problema estructural. Así que, para cerrar las tremendas heridas abiertas en el mercado laboral, no solo hay que superar la actual crisis sino fomentar también un tejido productivo nacional más competitivo, de más valor añadido y que sea capaz de generar más empleo y de mayor calidad , en términos de estabilidad y salarios. Apunta que eso se consigue, por ejemplo, apostando por sectores industriales asentados en la innovación, las empresas tecnológicas y logrando que las compañías sean más grandes. «En España hay un grave problema de tamaño de las empresas , hay pocas grandes compañías y eso impacta negativamente en el empleo», indica Canseco.

La secretaria de Políticas Sociales, Empleo y Seguridad Social de UGT, Mari Carmen Barrera , coincide en que España necesita urgentemente afrontar un cambio de modelo económico. Advierte que, antes del Covid, ya había signos evidentes de que a la economía le estaba costando mucho seguir creando empleo. Y eso, afirma Barrera, es porque «nuestro modelo productivo está quemado».

«Hay que poner en práctica políticas que apuesten de forma efectiva por crear un tejido económico de mayor calidad, más sólido, más competitivo», indica esta responsable sindical. Mientras tanto, Barrera lamenta que «somos campeones en despidos a nivel europeo, porque en nuestro entorno no se dan cifras de destrucción de empleo tan altas como las que se dan en nuestro país».

Esta dirigente sindical sostiene que la apuesta por un modelo productivo más sólido y capaz de generar empleos de mayor calidad ha de acompañarse, también, de reformas legislativas. En primer lugar, la derogación de la reforma laboral. Y también la introducción de nuevos mecanismos regulatorios que incentiven la contratación indefinida y que castiguen el abuso y el fraude en la contratación temporal. «Debe establecerse una política disuasoria, con sanciones realmente efectivas, de forma que a la empresa le salga más cara la multa que el beneficio que obtiene defraudando».

En España, actualmente la cuarta parte de todo el empleo es eventual. En la empresa privada ronda el 28%, mientras que en el sector público es del 23%. Y afecta, sobre todo, a los jóvenes. De todos los asalariados menores de 25 años, solo el 31% tienen un contrato fijo. Entre los que tienen 25 y 29 años, el 44% de los contratados son temporales.

Según Canseco, esto es consecuencia de una doble realidad. Por una parte, «en España tenemos un problema de calidad del empleo»; y, por otra, el tejido productivo nacional está muy dominado por el sector servicios, con un fuerte peso del turismo y la hostelería, superior a la media europea, y esa es una gran fuente de empleo temporal. En consecuencia, «la temporalidad que se da en España está por encima de la media europea , y en gran parte eso está justificado por nuestra estructura productiva. Pero que tenga una explicación no quiere decir que sea un fenómeno deseable» , apunta este experto.

«El problema de la temporalidad es la gran lacra de nuestro sistema productivo, en el que tienen mucho peso actividades estacionales», afirma Mari Carmen Barrera. Y subraya que la temporalidad suele ir acompañada de una acusada vulnerabilidad y desprotección frente al desempleo, lo que tiene consecuencias especialmente grave ante una crisis como la actual.