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El Corredor Franco del Atlántico en Tenerife, acelerador logístico

Oportunidad para convertirse en un centro de distribución de mercancías a África

Gustavo González de la Vega, delegado de la Zona Franca tinerfeña

JUAN CARLOS VALERO

En el mundo existen 3.500 zonas francas, de las que tres cuartas partes se han creado en los últimos 20-25 años. Todas ellas generan 70 millones de empleos directos, lo que dice mucho sobre la importancia que tienen estas plataformas en el comercio global. Tenerife ha recibido el espaldarazo de las zonas francas de 36 países de Europa, África y América para culminar el Corredor Franco del Atlántico, una cadena logística que va más allá del mero tránsito de mercancías. Gracias a la condición ultra periférica en la Unión Europea, la implantación de empresas manufactureras en la zona franca tinerfeña goza de una tributación del impuesto de sociedades del 4% en vez del 25% como rige en el resto de la UE, además de tener cero aranceles y cero indirectos como el IVA.

Para Gustavo González de Vega, delegado de la Zona Franca de Tenerife y principal impulsor del Corredor Franco Atlántico, su estrategia es totalmente colaborativa «porque difícilmente vamos a competir en un área tan amplia como son las relaciones entre ambas cornisas del Atlántico». A la condición de Canarias de puente comercial tricontinental, se añade su fiscalidad privilegiada, extremo «que es lo que realmente incentiva a los empresarios a invertir en Canarias», subraya González.

Comercio sur-sur

El proyecto tinerfeño refuerza a España como punto de encuentro intercontinental, a través de sus siete zonas francas. González defiende que «nuestra ubicación geográfica, excelente nivel de infraestructuras y de conectividad, nos posiciona como canal logístico ágil y seguro del tráfico comercial intercontinental, una red en la que las zonas francas nos hemos convertido en los eslabones idóneos para anclar las relaciones comerciales entre los países». González pone el ejemplo de la recepción de mercancías a granel que podrán tener una primera manufactura en Tenerife antes de distribuirse en África con el etiquetado en el idioma correspondiente a cada país de destino. Por ejemplo, leche en polvo, cerveza, carne de pollo e higiénicos de celulosa, además de reparación naval y de plataformas petrolíferas.

De este modo, el Corredor Franco Atlántico «no se limita a ser un proyecto logístico, sino que aporta valor». Además, llega en el momento más idóneo, sostiene González, dada la geopolítica que Trump ha marcado a determinados países, como México, que tenían un flujo comercial vertical consolidado y que, por primera vez, «se ve en la necesidad de buscar otros destinos, como Europa, continente con el que América Latina y sus 600 zonas francas estrechan sus lazos a través de España que es su puente».

Hay 250.000 metros disponibles en la Zona Franca tinerfeña, a los que se une la ampliación del puerto de Granadilla

Otro aspecto es que África hasta ahora no estaba en el punto de mira de prácticamente nadie, «cuando es la última frontera del comercio internacional». Entre América y África, el comercio sur-sur no alcanza el 5% del flujo de todo el Atlántico, lo que supone una oportunidad de futuro. Con la implantación de empresas manufactureras en la zona franca tinerfeña, se generará demanda de mercancías y la conectividad de las rutas. Tenerife cuenta con puerto de aguas profundas y apuesta por el gas natural licuado, factores que atraerán a grandes navieras después de que la ampliación del canal Panamá, que triplica la envergadura de los buques portacontenedores, «haya dejado a muchos puertos fuera del mapa de la conectividad».

Las siete zonas francas españolas van de la mano

Tras el acuerdo adoptado el 21 de septiembre, las zonas francas de Cádiz, Barcelona, Vigo, Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Santander y Sevilla han constituido una asociación española presidida por Jordi Cornet, delegado especial del Gobierno en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, la más antigua de nuestro país, con 101 años de historia. En opinión de Gustavo González de Vega, además de los esfuerzos de los delegados, «la implicación del Ministerio de Hacienda ha sido vital para esta unión» que, junto a la complementariedad, «es la mayor fortaleza que podemos ofrecer al mundo», agrega el delegado tinerfeño. El Corredor Franco Atlántico ya está operativo en cuanto a intercambio de información y «networking» y el grado de formalización de nexos comerciales entre empresas será lo que dará al proyecto conectividad y logística. Su avance es rápido y González espera aportar buenos resultados en 2019, cuando Barcelona acoja el Congreso Mundial de las Zonas Francas. El sector avanza en la figura del operador económico autorizado (OEA), las comunicaciones electrónicas con las administraciones, el e-commerce y el despacho de aduanas único europeo.

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