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CORONAVIRUS CHINA

El coronavirus acecha a una economía vulnerable y en desaceleración

Gestoras y bancos alertan de que el coste para China estará entre cinco y siete décimas de PIB en 2020 y hasta dos décimas a nivel global

Turismo, automoción, distribución, textil y energía son los sectores más afectados en España, aunque el impacto real será limitado

Daniel Caballero

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No ha empezado bien el año para China. Cuando parecía que la tregua comercial con Estados Unidos supondría una señal de bonanza, llegó el coronavirus. La enfermedad deja ya tras de sí cientos de muertos y decenas de miles de infectados; más de 50 millones de personas viven confinadas en sus casas en el país asiático. Un escenario que traspasa fronteras en un mundo globalizado como el actual y que preocupa especialmente porque el «paciente» es nada menos que China, la fábrica del mundo, la segunda economía a nivel global, solo por detrás de Estados Unidos.

La semana del 20 de enero se inició la histeria colectiva no solo a nivel social sino también económico. Gestoras de fondos y bancos de inversión empezaron a lanzar sus primeras estimaciones, comentarios y alertas sobre el coronavirus. Un aluvión de mensajes de alarma entre los economistas que dura ya tres semanas. UBS, MUFG, Natixis, Aberdeen Standard Investments, Bank Degroof Petercam, Capital Group, La Française, Scope Ratings, Edmond de Rothschild AM y Singular Bank , todos ellos contactados por ABC, coinciden en que la enfermedad ya lastra la economía china, que está contagiando a toda Asia, que tira hacia abajo de la actividad manufacturera y el consumo interno y que amenaza, en parte, el crecimiento mundial. Las estimaciones varían a cada hora que se confirman nuevas muertes e infectados, pero el consenso de los analistas apunta a que el PIB chino caerá en 2020 entre siete y cinco décimas, que el de sus países vecinos lo hará en torno a tres décimas y que el impacto global estará entre una y dos décimas.

La comparativa con el SARS de 2003 es inevitable. Paralelismo obligado , con un matiz importante. «Lo crucial es que la economía china es muy distinta respecto a hace 17 años: en 2003 representaba el 8,7% del PIB mundial y ahora en 2020 alcanzará el 19,7%. Por decirlo así, lo que sucede en China tiene el doble de efecto a nivel mundial», dice Roberto Scholtes, director de Estrategia de UBS en España.

En este escenario, Álvaro Luna, Country Head de Aberdeen, señala que las experiencias del propio SARS , la gripe porcina humana y la gripe aviar hacen prever que el daño estará concentrado en uno o dos trimestres. Y habrá quien trate de asimilar el coronavirus a lo que fue el ébola hace un lustro: el problema, tal como recuerdan desde Bank Degroof Petercam, es que «se produjo en África Central, una región de importancia económica limitada y alejada de principales economías». Entonces, el impacto en el bolsillo fue muy contenido. Ahora es bien distinto.

Primeras consecuencias

Los estragos de la epidemia ya se han dejado notar en las Bolsas asiáticas , pero el impacto no queda ahí. «El principal riesgo para los mercados de acciones es que los inversores vean el impacto como duradero y que los bancos centrales no puedan contener la volatilidad. Esto podría provocar que las acciones globales caigan un 5-10%», destaca Derek Halpenny, Head of Research para Global Markets EMEA e International Securities en MUFG. Por lo pronto, el banco central del gigante asiático ya ha inyectado en su mercado 1,2 billones de yuanes (alrededor de 157.000 millones de euros) para contener la crisis.

Los augurios de los analistas no dejan dudas: hasta marzo será un panorama difícil de atajar para China, sus socios y cualquier país dependiente de ella. Unos se verán más afectados que otros y la toma de decisiones, en estos casos, se adelanta siempre a las cifras definitivas. «La psicología del mercado es por lo general muy predecible en época de crisis, ya que los inversores tienden a reaccionar de forma desproporcionada frente a las malas noticias», comenta Jared Franz, economista de Capital Group. Mejor prevenir que curar, que dice el refranero. Esto hicieron los inversores en el país: China sufrió una fuga de capitales de 28.400 millones de dólares (25.755 millones de euros) entre el 21 y el 27 de enero, según cifras del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés). Datos no vistos ni siquiera durante lo peor de la guerra comercial con Estados Unidos . «La acumulación de poder de China es, sin duda, un factor clave en lo positivo y negativo para la economía mundial, no solo por su tamaño sino por la falta de transparencia, lo que hace que aumente la incertidumbre y que los actores económicos sobrereaccionen», dice Alicia García Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico en Natixis.

Así las cosas, el gigante asiático, que representó el 33% del crecimiento mundial en 2019, mantiene sus fábricas en «stand by». No hay producción, tampoco consumo y la incertidumbre se mantiene latente. Standard & Poor’s calcula que el mayor efecto abarcará hasta junio, que luego se estabilizará el daño y en los primeros compases de 2021 regresará el río a su cauce. Sin embargo, de momento, todo son elucubraciones. Los economistas lo saben y prefieren dejarlo claro en sus análisis. Todo dependerá del número de muertes, la extensión del virus y el tiempo que se tarde en la vacunación/erradicación. Factores sanitarios para tratar de «salvar» la economía cuanto antes .

«El riesgo de interrupción del flujo comercial es alto. Un largo período de restricción al movimiento de personas ciertamente impactará en el comercio», dice Halpenny. El intercambio de mercancías, que no atraviesa su mejor etapa, contiene el aliento. En unos países más que en otros, como recuerda Goldman Sachs en sus informes: en Europa, por ejemplo, Alemania e Italia sufrirán más que España y Francia. Cuestión del tipo de producción y dependencia de China. Los componentes electrónicos, con este país como primer productor global, están en la diana con las fábricas paradas, siendo EE.UU. el principal damnificado.

Consecuencias para España

En el caso español, el contagio económico es inevitable. Tal como señala Alicia Coronil, economista jefe de Singular Bank, turismo, distribución, automoción, textil y energía serán los sectores que sentirán el efecto con mayor virulencia. Por empresas concretas, Gestamp, CIE Automotive y Antolín son tres de las que más intereses tienen en el país asiático por fabricación allí de componentes de automóvil, pero no son las únicas. Desde la Secretaría de Estado de Comercio destacan que es evidente que hay compañías que sufrirán estos dos trimestres cuanto más expuestas a China estén; y desde la Secretaría de Estado de Turismo el mensaje es similar: «Todo hace indicar que sí habrá una repercusión en el primer trimestre, si bien se estima que el turismo chino se reactive en el segundo trimestre y haya una fuerte recuperación durante el tercer trimestre». Llegarán menos chinos a España y nuestros ciudadanos viajarán menos al otro lado del mundo. Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores, lo pone de manifiesto: «Todos los contactos empresariales, negociaciones, el ir a hacer controles de calidad para productos o componentes que se fabrican en China... se suspenden temporalmente». Aun así, el impacto real será limitado en nuestro país.

En este sentido, aquellos productos que no puedan producirse o traerse de China se buscarán en mercados alternativos. Así lo expresan desde MUFG: «Es probable que las empresas españolas busquen productos alternativos/sustitutivos procedentes de otros lugares si la situación del coronavirus no comienza a mejorar pronto». Así las cosas, las relaciones comerciales España-China nunca han sido especialmente elevadas. En 2018, 14.536 compañías nacionales exportaron hacia el país asiático productos por valor de 6.278,4 millones de euros. Y China, con 91.644 empresas importadora s a nuestro territorio, trajo bienes por 26.911,3 millones; bienes de equipo y manufacturas de consumo en su mayoría, precisamente lo que ahora está parado en ese país.

Asimismo, lo que los expertos alertan que puede ocurrir está también en el trasvase de la tienda física al online. No solo en España sino a nivel global. Dennis Shen, analista principal para China de Scope Ratings, explica que parte de la disminución de ventas en el formato tradicional será absorbida por el canal internet .

Pese a todo, los informes de los analisas no son ni mucho menos catastrofistas. Todos llaman relativamente a la calma e inciden, en su mayoría, que el Gobierno chino tiene mecanismos de sobra para contener tanto el contagio de la enfermedad como de sus raíces económicas. Se refieren, principalmente, al uso que pueden hacer de la política monetaria y fiscal. Ya lo están poniendo en práctica, pero en estos momentos ya se dejan sentir algunos efectos. La epidemia en China es un hecho -aunque la cifra de muertos e infectados en comparación a su población es muy reducida-; lo que falta por dilucidar es su duración. Solo entonces las cifras podrán ser definitivas.

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