Centroeuropa sí sube los tipos de interés
En el caso de Polonia, los analistas de Erste Group esperan que la inflación alcance su punto máximo a finales de año. Pronostican un 8%, y «ni siquiera se puede descartar un valor más alto»

La Reserva Federal de EE.UU., el BCE y el Banco Central británico se niegan a dar el paso, pero los bancos centrales de Polonia, Hungría y la República Checa ya han subido los tipos de interés , en algunos casos varias veces, como ... respuesta a la galopante inflación. Están convencidos de que no se puede atribuir solamente al aumento de los precios de la energía y entran en acción. A diferencia del BCE, los bancos centrales de estos países no tienen que tener en cuenta las necesidades de financiación de los países muy endeudados del sur de Europa, sino que pueden centrarse en su tarea principal: la estabilidad de precios.
En el caso de Polonia, los analistas de Erste Group esperan que la inflación alcance su punto máximo a finales de año. Pronostican un 8%, y «ni siquiera se puede descartar un valor más alto». Con una tasa de inflación en el 6,8% en octubre, el Banco Central ha optado por dos subidas consecutivas con solo tres semanas de separación entre ambas. El tipo de referencia polaco está ya en el 1,25%. Al hacerlo, siguió a los bancos centrales de Hungría y la República Checa, que fueron los primeros . El banco central checo dio un paso audaz cuando elevó su tasa de interés clave en 0,75 puntos porcentuales hasta el 1,5% a finales de septiembre, el mayor aumento en 24 años. Y sus banqueros centrales no escatiman en declaraciones claras. Tomas Nidetzky, el director más joven del banco central checo, ha declarado que «a menos que suceda algo inusual, aumentaremos las tasas progresivamente hasta niveles en torno al 3%». Según Nidetzky, los altos precios de la energía posiblemente volverían a caer; no obstante, el riesgo de que se produzcan nuevos aumentos de precios es elevado. El consejo de política monetaria del banco central de Hungría también está preocupado por las subidas de precios. Uno de sus miembros ha reconocido recientemente que es probable que el período de tasas de inflación más altas sea más largo de lo previsto, frase repetida después por Christine Lagarde en su última comparecencia ante la prensa, tras la reunión del Consejo del BCE en Frankfurt.
Lo que tienen en común las economías de Polonia, República Checa y Hungría es que están en auge , con tasas de crecimiento favorables y sobre todo con unas tasas de paro muy por debajo de la media europea. La recesión violenta, como resultado de la pandemia, es seguida ahora por una fuerte expansión. En Polonia, la economía solo se contrajo un 2,5% en 2020, gracias a una ventajosa combinación de industrias en la que el peso de turismo apenas juega un papel y en el que la industria y el sector de las tecnologías de la información son fuertes y se han visto poco afectados.
Sin embargo, la política monetaria más estricta de los bancos centrales de Europa central no está completamente libre de riesgos, ya que las perspectivas también se han deteriorado algo en la región. Esto tiene que ver con el aumento de los precios de la energía y los problemas de la industria automotriz. Los fabricantes alemanes están particularmente bien representados en el territorio, con fábricas en Hungría y la República Checa que están viendo reducir su producción, entre otras cosas porque los semiconductores escasean.
No se sabrá hasta unos meses antes si los banqueros centrales de Europa Central tomaron contramedidas demasiado pronto o si el BCE tardó demasiado en actuar. En Europa Central hubo cierre de las economías hasta la pasada primavera, por lo que el efecto de base, difícil de interpretar, se hará notar en las cifras económicas a partir de abril.
Desde el pasado verano, al menos una docena de países han subido los tipos de interés, en algunos casos, después de muchos años sin hacerlo y conviviendo con tipos reales negativos . En agosto, Chile y Corea del Sur fueron los primeros en elevar el precio del dinero. En septiembre, le siguieron los pasos Brasil, Colombia y México, Noruega, la República Checa y Rusia. En septiembre llegaron las subidas de tipos en Polonia, Perú y la lejana Nueva Zelanda. En Japón, Estados Unidos y la eurozona, sin embargo, los tipos de interés siguen donde estaban, pese a las crecientes presiones para ir adecuando la política monetaria a una realidad tozuda: las tensiones inflacionistas no son tan efímeras como parecía. El BCE ha anunciado una recalibración de sus compras de bonos en el cuarto trimestre de este año, aunque Christine Lagarde, su presidenta, sigue descartando subidas de tipos durante bastante tiempo. En cualquier caso, los planes están en revisión y los discursos categóricos se moderan. Soplan vientos de cambio o, al menos, de adaptación, como ya se ve en el mercado, tanto en la cotización de los bonos soberanos o corporativos en circulación como en nuevas emisiones.
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