La caída del petróleo arrastra a la gasolina y al gasóleo a mínimos del año

Esto supone que los precios de los carburantes han bajado desde que comenzó el año un 3,5% en el caso de la gasolina y casi un 6% en el del gasóleo.

Estos descensos contrastan con el del petróleo, que ha caído un 15% desde que comenzó el año. La bajada de los carburantes sería aún mayor si los combustibles no tuvieran una fiscalidad tan elevada. Del precio de venta al público de un litro de gasolina, el 55% son impuestos, porcentaje que es del 51% en el gasóleo. El resto son los costes del producto (30%), de la distribución (13%) y el margen bruto del mayorista (2%). Por eso, las caídas del petróleo y de las cotizaciones internacionales de estos carburantes solo repercuten en el 45% del precio de la gasolina y en el 49% del gasóleo.

El abaratamiento de los combustibles y la recuperación económica están ocasionando un aumento del consumo de los mismos. En los primeros cuatro meses de este año, la demanda de gasolinas ha sido de 1,485 millones de toneladas, un 1,2% más que en el mismo periodo de 2016 y la cifra más alta desde 2011. El porcentaje es similar al incremento (1,4%) del consumo de gasóleo (7,317 millones de toneladas), el mejor dato desde 2012.

Los pronósticos apuntan a un mayor descenso de los precios de los carburantes a corto plazo, ya que el petróleo continúa cayendo. El tipo Brent bajó ayer un 3%, hasta los 46 dólares el barril, su nivel más bajo de 2017.

La ralentización de la demanda de petróleo en la primera parte de 2017, el tirón de la producción en Estados Unidos por el «fracking» y la indiscimplina de los países de la OPEP para continuar los los recortes aprobados son algunos de los factores que han llevado a la Agencia Internacional de la Energía (AIE) a predecir que el reequilibrio del mercado (oferta-demanda) no llegará al menos hasta marzo de 2018, cuando varios expertos pronosticaron que ese equilibrio se lograría en el segundo semestre de este año.

No obstante, la AIE no ha modificado sus perspectivas para el conjunto de 2017 (revisó al alza los datos del segundo semestre), con una demanda media que debería estar en 97,8 millones de barriles diarios, es decir 1,3 millones más que en 2016.