El cadáver político de Sócrates ensombrece la Cumbre europea que pretendía acabar con la crisis de la deuda

Más allá de la cuestión política lusa, el asunto es que todo apunta a que los líderes europeos se sentarán en la reunión de esta tarde con los mercados de deuda pública de los países de la Eurozona de nuevo en tensión, ahora fruto de las dudas sobre la solvencia de Portugal y su capacidad para hacer frente a los próximos vencimientos de los títulos de deuda. Cabe recordar que el Tesoro luso tenía previsto captar en los mercados antes de junio 9.000 millones de euros, aunque la incógnita a esta hora es saber a qué precio porque a principios de esta semana la deuda portuguesa a 10 años ya estaba a un tipo de interés del 8% , todo un récord histórico.

De este modo, y visto sobre todo el precio que le exigen los inversores a Portugal para seguir financiándole, todo indica que ese país será el próximo candidato a ser rescatado por el Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF), en el que participan los países europeos, la Comisión y el Fondo Monetario Internacional, tal y como ocurrió antes con Grecia y con Irlanda. De producirse sería la tercera crisis grave de la Eurozona en 10 meses.

Precisamente en la agenda de la reunión de hoy estaba la ampliación de la capacidad real de este Fondo de los actuales 250.000 millones de euros que tiene disponibles a los 440.000 millones, aunque algunos detalles se van a posponer hasta la Cumbre de junio, sobre todo los relativos a si los aumentos de las aportaciones de los países se deben hacer por la vía de elevar el capital o las garantías. Algunos países como Finlandia y Alemania han mostrado reticencias de última hora que hacen imposible el acuerdo.

Por su parte la Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha convocado a una manifestación a los trabajadores en los alrededores del edificio donde se va a celebrar la Cumbre europea para protestar por la ola de recortes sociales que recorre Europa en aras de reducir el déficit público y reequilibrar los presupuestos de los países. Se esperan alrededor de 15.000 personas y muchas perturbaciones para el tráfico y el transporte público en la capital comunitaria.