Bruselas pide a los países con más deuda que empiecen a ajustar sus cuentas

En este escenario, funcionarios comunitarios confiesan que la Comisión no descarta la idea de pronunciarse a favor de aplazar la desactivación de la cláusula general de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento hasta 2023. Las reglas básicas de déficit y deuda se suspendieron a causa de la pandemia y deberían volver a aplicarse el año que viene. Muchos países habían pedido una reflexion para revisar esos límites y a la espera de que el ejecutivo comunitario haga pública su propuesta, posiblemente en mayo, en la reunión de ayer al menos dos países (que se sepa, Grecia y Portugal) ya se han pronunciado claramente para pedir que se mantenga suspendida la vuelta a los criterios de rigor presupuestario. En este ambiente, la fórmula que parece contentar a todos los demás es que en todo caso las reglas se aplicarían de forma individual a cada país. Los ministros creen que «es necesaria una diferenciación de las estrategias fiscales entre los estados miembros» puesto que ello «contribuiría a lograr una orientación fiscal agregada equilibrada en la zona del euro», aunque subrayan que «con vistas a preservar la sostenibilidad de la deuda, en los Estados miembros con una elevada deuda pública, coincidimos en que es adecuado iniciar un ajuste fiscal gradual para reducir su deuda pública, si las condiciones lo permiten. Este ajuste debe integrarse en una estrategia creíble a mediano plazo que continúe promoviendo la inversión y las reformas necesarias para la doble transición y mejorando la composición de las finanzas».

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, había declarado a su llegada que «todavía es demasiado pronto» para hacer una estimación del impacto que puede tener la guerra pero que «en lo que coinciden todos los organismos es que España es uno de los países menos expuestos a la agresión sobre Ucrania y por tanto uno de aquellos para los que se prevé un menor impacto económico».

Sin embargo, tanto el vicepresidente de la Comisión Valdos Dombrovskis como el responsable de economía, Paolo Gentiloni, han dado por hecho que la guerra tendrá efectos negativos para todos. El comisario italiano ha confesado al terminar las reunión su convicción de que «el impacto no será insignificante, pero estoy convencido de que si reaccionamos de forma enérgica y unidos podremos amortiguar los efectos de la guerra sobre nuestras economías y evitar un descarrilamiento total de la recuperación» que ya había comenzado claramente. Su colega Dombrovski dijo rotundamente que la guerra «va a tener consecuencias económicas para la UE y tenemos que mitigarlas pero es el precio a pagar para defender la democracia y la paz».

Los ministros han acordado también estudiar «urgentemente» las opciones que la Comisión Europea presentará en los próximos días «para hacer frente al impacto del aumento de los precios de la energía». En Bruselas, el debate se está dando entre los países más vulnerables a que piden a la Comisión medidas más robustas para contener las subidas y la Comisión que intenta promover su proyecto de reducir la llegada de gas ruso en dos tercios aquí a final del año, lo que sin duda acabará tensionando aún más la demanda, aunque a medio plazo si la tecnología alternativa tiene éxito reforzará las posiciones europeas.