Bruselas acoge con frialdad la propuesta de Pedro Sánchez

Más sutilmente aún le dijeron que por lo que respecta a la Comisión «pensamos que es más útil presentar antes a los miembros del Consejo las bases de nuestra propuesta , en este caso concreto sobre el papel del presupuesto comunitario, antes de venir a la reunión con una propuesta precisa». Es decir, que para poder obtener el respaldo del Consejo lo adecuado es preparar primero el terreno para saber con qué apoyos se puede contar y las posibilidades reales de que esa idea prospere, antes que acudir con un dossier nuevo sin madurar.

En todo caso, en el proceso que ha llevado a este consejo europeo no cuadra muy bien una iniciativa ex novo , incluso si por lo que se sabe de esta incluye aspectos que podrían ser aprovechados.

En la anterior reunión por videoconferencia de los jefes de Estado o de Gobierno europeos, el pasado 26 de marzo, ante la falta de acuerdo para respaldar la idea de los eurobonos que reclamaban España e Italia principalmente, los miembros del Consejo acordaron encargar a los ministros de Economía en el seno del Eurogrupo (solo los países de la zona euro) que elaborasen en dos semanas una propuesta de acuerdo para hacer frente a los efectos económicos de la epidemia de covid-19. A los ministros les costó bastante pero al cabo de dos días de reuniones, incluyendo una noche en vela, afloró un acuerdo aprobado tanto por los países que querían los eurobonos (Italia, España y Francia) como por aquellos como Holanda, Alemania, Austria y Finlandia, que se niegan a ello. El acuerdo establece las fórmulas para desbloquear hasta 450.000 millones de euros a través del MEDE (el fondo de rescate) con un mínimo de condiciones, pero no se habla en ningún caso de eurobonos, sino de un futuro «fondo de reconstrucción» a definir.

En este contexto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apoyada por Alemania y Francia, propuso la semana pasada vincular ese futuro fondo de reconstrucción al presupuesto plurianual de la Unión Europea , que sería el instrumento a su juicio más adecuado para evitar divergencias entre las economías de los distintos países. De ahí que la idea de Pedro Sánchez de sustituirlo por el modelo de «deuda perpetua» no haya sido bien recibido por la Comisión, que ya había previsto una fórmula de emisión de deuda respaldada por esta institución comunitaria y que sería lo más parecido porsible a los eurobonos.

En este contexto, una nueva propuesta no parece que sea el mejor ingrediente para favorecer el consenso que hasta ahora se veía en torno al acuerdo ya alcanzado en el Eurogrupo y con un refuerzo de la capacidad presupuestaria de la Comisión en los próximos siete años. Otros factores que puedan enrarecer el ambiente en la reunión del Consejo pueden no ser bienvenidos.