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Boris Johnson antepone la economía y no pone a Reino Unido en cuarentena mientras la UE ya se confina

España e Italia asumen un parón temporal de la actividad económica que obliga a desplegar millones de euros en ayudas para tratar de que las pymes sobrevivan al shock

Coronavirus en España, infectados, fallecidos y toda la información del Estado de alarma en directo

El primer ministro británico, Boris Johnson REUTERS

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Antes o después la mayoría de los países han confinado a sus ciudadanos en sus hogares y aplicado un cerrojazo a los negocios para tratar de contener la propagación del coronavirus. Una medida drástica y dolorosa porque paraliza de manera inmediata la actividad económica. El Reino Unido, sin embargo, ha hecho valer su recién estrenada independencia europea y circulará en sentido contrario al de China, la mayoría de países asiáticos, Italia, España, Alemania y otros socios europeos. El Gobierno de Boris Johnson ha rechazado tomar medidas de ese calado para frenar los contagios por Covid-19; en su lugar, tratará de suavizar el avance de la pandemia y extender en el tiempo los contagios. ¿Cómo? Mediante una suerte de contagio controlado . Una polémica estrategia con la que Downing Street antepone la economía a salud.

Los recursos sanitarios, clave

Cuando el régimen comunista chino reconoció la propagación del Covid-19, cerró a cal y canto una región aislando a más de 20 millones de personas. El ritmo de contagios obligó a Pekín a poner a funcionar su maquinaria para construir varios hospitales en apenas diez días y poder atender a todos los enfermos. Italia primero y ahora España, que han aprobado el confinamiento de toda la población en sus casas, han visto igualmente en los recursos sanitarios un desafío: uno de los argumentos para aislar a la población y contener la propagación es evitar que los hospitales colapsen ante una avalancha de contagiados en un periodo muy corto.

Johnson, asesorado por sus científicos, ha optado por no cerrar ciudades ni prohibir grandes concentraciones y solo recomienda a quienes tengan leves síntomas guardar cuarentena voluntaria en casa, que los mayores de 70 años no se vayan de crucero y lavarse las manos. En primer lugar, Johnson quiere evitar un pico de contagios explosivo ahora que sature el Sistema Nacional de Salud (NHS). Por otro, el Gobierno británico parece asumir que habrá miles de infectados y miles de muertos, pero sus asesores científicos estiman que es necesario que el 60% de la población de la isla se contagie ahora para hacerse inmune y controlar el impacto del virus cuando vuelva a brotar .

Evitando esas medidas que frenan en seco la actividad, Johnson trata de salvar la economía, pero a costa de la salud. «Aclarar la diferencia entre el coste de la epidemia y el de la estampida. Reino Unido está intentando medir precisamente esta cuestión y me parece muy interesante. Hay que parar la epidemia, sí, pero debemos conocer el coste económico que va a tener», apunta el profesor del IESE Javier Díaz-Giménez. De hecho, todos los paquetes de medidas económicas anunciadas por los gobiernos contemplan ayudas directas a sus sistemas sanitarios .

Respuesta económica inicial

La respuesta económica del Gobierno británico en coordinación con el Banco de Inglaterra contrastó la semana pasada con la falta de una respuesta contundente y común de la UE y el Banco Central Europeo (BCE) . Después de que el banco británico rebajase los tipos y eliminase el colchón anticíclico a los bancos, el pasado miércoles Johnson anunció un plan de estímulos fiscales por 34.000 millones de euros, por encima de los 25.000 anunciados inicialmente por Bruselas para toda la Eurozona . El problema es que la decisión de Johnson de no lidiar con la pandemia con medidas restrictivas puede, según los economistas consultados por ABC, acabar llevándose por delante la economía.

«Subordinar la normalización sanitaria al mantenimiento de la actividad económica es un error: acabará la primera agravando a la segunda», advierte el presidente de AFI, Emilio Ontiveros. «Es mejor intentar ralentizar la epidemia con medidas como las que, desde hace poco (y se tenían que haber tomado antes) se aplican en España. Esto evita una evolución explosiva de los contagios y un daño a largo plazo sobre la economía. Es verdad que la vía europea conlleva un parón de la economía a corto plazo, pero con efectos concentrados en el tiempo y que sientan las bases de la recuperación», dice el director de coyuntura de Funcas y Análisis Internacional, Raymond Torres.

Salvar el tejido productivo

Al no imponer un parón de ciudades y negocios, el Gobierno de Reino Unido evita una parálisis de la actividad. Al contrario, tanto China como los países europeos que ya han adoptado medidas de ese calado han visto cerrar miles de negocios. Esto va a generar un auténtico sofoco a grandes empresa y, sobre todo, a pymes y autónomos . Ante la ausencia de negocio, estos van a tener que tirar de liquidez para afrontar sus pagos; y en función de cuánto se extienda el confinamiento, un problema de liquidez puede derivar en otro de solvencia y acabar en quiebras.

Por eso lo que reclaman economistas y empresas a las autoridades son líneas de liquidez masivas, créditos blandos cuyo riesgo lo asuman los Estados y avales o garantías públicas para financiar a las empresas en estos momentos . «Además de lo anunciado por el BCE, hay que concretar y poner a los bancos y al ICO a facilitar liquidez. Y hay que hacerlo sin excesivos miramientos, ofreciendo financiación en muy buenas condiciones, a un plazo muy flexible e incluso a coste cero», dice Ontiveros.

Los bancos centrales ya han anunciado inyecciones masivas de liquidez: la Reserva Federal de EE.UU., además de recortar los tipos, desplegará 1,5 billones de dólares, mientras que el BCE hará nuevas subastas de liquidez y compras adicionales de deuda por 120.000 millones de euros. Y si Reino Unido anunció estímulos fiscales por esos 34.000 millones, la Comisión Europea prevé ahora desplegar 37.000, de los cuales 4.145 serían para España . Eso sí, el Eurogrupo ya ha dado luz verde a que no se computen como déficit público los desvíos fruto de la pandemia y hasta la canciller alemana, Angela Merkel, ha puesto el broche final a su política de déficit cero para combatir el coronavirus con todas las armas disponibles. EE.UU. destinará 45.000 millones de euros a combatir esta crisis.

Junto a esas inyecciones de liquidez, los expertos financieros valoran positivamente los avales públicos desplegados tanto por Reino Unido, que ha prometido garantías del Estado para movilizar 1.200 millones en crédito a pymes, y Alemania, que con un gran margen presupuestario ha anunciado liquidez sin límites a través de avales .

Rebajas de cargas a empresas

Los gobiernos son conscientes de que está en juego la supervivencia del tejido productivo a este «shock» de oferta y de demanda. El plan económico diseñado por el Ejecutivo británico contempla suspender el impuesto sobre Bienes Inmuebles no Comerciales a las empresas y posponer determinadas obligaciones fiscales. EE.UU. ya ha cerrado fronteras a viajeros europeos, también prevé aprobar ayudas fiscales a trabajadores afectados y a las pymes.

Italia, el primer país de la Eurozona en desplegar un plan de choque así, ha anunciado un estímulo fiscal de 25.000 millones de euros , de los cuales unos 12.000 proceden de medidas como suspender el pago de las tasas en las facturas de agua, luz y gas de los hogares, una moratoria en el abono de las cuotas de las hipotecas durante el brote, así como suspender el pago de facturas e impuestos a las pymes. Alemania sufragará buena parte del salario de los trabajadores cuando las empresas se vean obligadas a reducir el número de horas trabajadas, y en función de la propagación del virus, también prevé recortes fiscales.

El Gobierno español ha anunciado un plan que aplaza seis meses el pago de varios impuestos , ampliar bonificaciones a la Seguridad Social en contratos fijos discontinuos y sufragar una parte mayor de las bajas temporales. Además, el Ejecutivo y los agentes sociales han pactado flexibilizar los ERTE .

«Un “shock” corto, aunque severo, mantiene intacta la capacidad productiva. Pero con una condición: que las políticas públicas lo acompañen. Esto significa: ayudas para evitar recortes de plantilla, apoyo a la tesorería de empresas que, de no ser por el virus, serían rentables, evitar incrementos de impuestos y aceptar más déficit a corto plazo», dice Torres, quien avisa del riesgo del enfoque británico: «Si Europa logra contener el virus, Reino Unido se expone al aislamiento».

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