La inestabilidad política señala a Bélgica como una nueva víctima de la crisis de deuda

Los problemas que asolan a este país europeo son más políticos que económicos, pero suficientes para los mercados que le señalan como el próximo país europeo en necesitar ayuda, tras Portugal.

Bélgica lleva ya 213 días sin Gobierno a pesar de contar con un nuevo mediador. La sociedad belga está fuertemente polarizada. Por un lado, los flamencos, que hablan neerlandés, y por otro lado, los valones, que son francófonos. Y a pesar de formar parte de un mismo país, fundador de la Unión Europea y que alberga varias de sus instituciones, sus ciudadanos se mantienen separados teniendo en cuenta su lengua y su cultura, lo que obliga a un complejo sistema político. Sólo el rey, Alberto II, tiene un papel unificador en el país.

Por otro lado, las empresas del país también están sufriendo la falta de un nuevo gobierno seis meses después de las elecciones. Según el diario económico neerlandés ‘Het Financieele Dagblad’, el atasco político «está costando mucho dinero a las sociedades», pues los pedidos internacionales están bajando por el descrédito de la economía del país en los mercados .

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