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Carlos Torres (BBVA): «Estamos buscando más información sobre Cenyt a petición del juez»

El presidente de la entidad asegura en una entrevista a ABC que el caso Villarejo «no es en absoluto una preocupación de los accionistas» y marca distancias entre la estrategia de defensa judicial del banco y la de Francisco González

Torres, durante la entrevista con ABC Ángel de Antonio
María Jesús Pérez

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El primer año de Carlos Torres Vila (Salamanca, 1966) al frente de BBVA ha sido una auténtica montaña rusa que ha girado alrededor de la investigación abierta por la Audiencia Nacional sobre los pagos realizados por el banco a Cenyt, la empresa del excomisario José Manuel Villarejo, que recibía supuestos encargos para espiar a empresarios, políticos y periodistas. En su primera entrevista como presidente de la entidad parece marcar distancias con el pasado e insiste en dejar en manos de la justicia el caso que, en cierto modo, ha empañado los buenos resultados financieros del grupo. Rehúsa hablar de personas concretas, incluido el expresidente Francisco González, y de los hallazgos de la investigación, si bien exculpa a la actual dirección del BBVA en todo momento. «Hay que dejar que la justicia actúe sin prejuzgar los hechos» reitera una y otra vez tanto como defiende repetidamente su «colaboración máxima y total» con la causa judicial.

—A la vista del sumario judicial, ¿se puede mantener que la contratación de servicios al menos de dudosa ética a Villarejo por BBVA se hizo sin que la cúpula estuviese al tanto de todo?

—Estas conductas de las que se habla, de ser ciertas, serían contrarias a lo que somos en BBVA, a lo que representamos. A partir de ahí, hay una investigación judicial en marcha y lo importante es dejar que avance y alcance sus conclusiones. Estamos en una fase muy temprana. Va a ser un proceso largo y, por tanto, no hay que precipitarse, hay que dejar que la justicia actúe sin prejuzgar los hechos.

—Se ha cuestionado la colaboración de BBVA en la causa judicial.

—No quiero que quede ninguna duda de la colaboración de BBVA con la justicia porque desde el principio del proceso el consejo ha tenido muy claro que la estrategia procesal adecuada era de máxima colaboración, total. Iniciamos la investigación voluntariamente para esclarecer los hechos y poder colaborar con la justicia, le trasladamos todo lo que hemos encontrado y eso se ha traducido en decenas de escritos, 8.300 ficheros y 100.000 folios, más de 15 horas de declaración contestando a todas las preguntas de juez y fiscales. Hemos puesto a disposición del juez toda la base documental sobre la investigación. Estamos haciendo incluso búsquedas a petición del juez: no cabe mayor colaboración y no puede ser de otra manera, es la mejor forma de defender los intereses de BBVA en el proceso.

—En la investigación ustedes mismos dicen que han detectado irregularidades. ¿Cuáles son y qué medidas disciplinarias han tomado?

—Sobre los hallazgos me van a permitir no comentar porque es un procedimiento judicial en curso, hay que respetar los tiempos y esperar a que la justicia actúe. La investigación que importa es la de la Audiencia Nacional. Nosotros desde el principio hemos dejado muy claro nuestro compromiso de colaboración y hemos trasladado los resultados que van saliendo de nuestra investigación a la justicia. Respecto a medidas, pusimos en marcha los mecanismos previstos en el banco para depurar responsabilidades y ha habido dos ceses, uno de ellos disciplinario.

—¿Por qué dicen ahora en un escrito que su investigación interna empezó en enero de 2019 y antes decían que había comenzado en junio de 2018?

—A mediados de 2018 y tras la publicación de las primeras noticias referentes al caso, iniciamos una recopilación de la información sobre la relación de BBVA con Cenyt. Este análisis interno consistía básicamente en la revisión de contratos, facturas, servicios prestados, procedimientos de contratación seguidos. A partir del 9 de enero de 2019, con la aparición de otras informaciones que hablaban de seguimiento e intervención de comunicaciones privadas totalmente desconocidas para nosotros, cambia el alcance de la investigación y los recursos dedicados a la misma. Entonces los abogados a cargo de la defensa del banco, Garrigues y Uría, contratan a Pwc para hacer un «forensic».

—¿Cómo es posible que el «forensic» deje fuera el espionaje a Sacyr?

—El alcance de la investigación cubría toda la contratación de Cenyt por BBVA. El esclarecimiento total de los hechos y la colaboración son esenciales en nuestra estrategia procesal.

—La investigación desvela que el banco controlaba llamadas telefónicas de sus empleados con periodistas.

—BBVA no solamente respeta la libertad de expresión, sino que condenamos prácticas que supongan intromisión en la privacidad de las personas, sean o no sean periodistas. Y desde luego, si se trata de investigar fuentes periodísticas, somos los primeros que condenamos métodos ilícitos. Pero cosa muy distinta son los necesarios mecanismos de control que cualquier empresa tiene, y desde luego BBVA los tiene, y lleva a cabo cuando hay potenciales incumplimientos de leyes o normas internas. Tenemos que investigar, como estamos investigando el caso Cenyt, otras quiebras de prácticas internas, siempre dentro de la ley y de lo que no solamente es moralmente aceptable, sino necesario: los mecanismos de control necesarios para evitar que haya incumplimientos de la ley.

—Defienden que ni el banco, ni el actual consejo, ni usted como presidente, tienen responsabilidad alguna. ¿La tiene el anterior presidente, Francisco González? ¿Volvería a decir hoy, como dijo hace un año, que le cree?

—Ningún miembro del consejo actual tenemos ninguna conexión con los hechos bajo investigación. Respecto a personas concretas, pues como comprenderán se puede prestar a mala interpretación cualquier cosa que diga, me van a permitir que no hable de personas concretas. Sí diré que será la Audiencia Nacional la que determinará los hechos y las consecuencias que puedan tener estos hechos.

—¿Está ahora BBVA desvinculado del todo con las acciones judiciales que pueda tomar Francisco González?

—Somos muchas partes en el procedimiento. El señor González es parte y nosotros también, pero efectivamente somos partes distintas y lógicamente cada uno tendrá su estrategia procesal, la que más le convenga a cada uno.

—A raíz del caso, ¿han aplicado o estudiado aplicar cláusulas «clawback» o «malus» a antiguos directivos, incluso al expresidente, para exigirles la devolución de sus retribuciones?

—Nuestro sistema de remuneración contiene cláusulas así para colectivos como la alta dirección y los consejeros, que se aplican cuando se dan las circunstancias contempladas en las mismas.

—¿Y no se han dado?

—No se han dado porque estamos en un procedimiento judicial que está en una fase temprana y no hay que precipitarse, no hay que prejuzgar, hay que dejar que la justicia actúe. Es muy importante también respetar el derecho que las personas, todas, tenemos. Existe la responsabilidad y existen derechos también.

—La investigación va para largo.

—El proceso va a ser largo, estamos en una fase temprana de instrucción y hay que tener pausa, no precipitarse, no prejuzgar, dejar que actúe la justicia, la investigación fundamental es la de la Audiencia. La nuestra ha buscado dentro de lo que podemos buscar. La Audiencia tiene formas de investigar distintas y recursos adicionales en cuanto que puede buscar en más sitios.

—El caso ha generado preocupación en el BCE por cómo puede afectar la evolución y posterior resolución en la reputación en el conjunto del sector. ¿Le ha llegado alguna preocupación, recomendación o reprimenda desde el supervisor? Desde luego, el exministro Luis de Guindos, hoy vicepresidente del BCE, habla mucho de este tema. ¿Ha recibido alguna llamada?

—Nosotros tenemos una relación muy fluida e intensa con las autoridades de supervisión y, por supuesto, con nuestro supervisor principal, que es el BCE. Las autoridades entienden perfectamente que hay un proceso judicial en marcha, y como hacen también en otros procesos que hay en curso o que ha habido, porque ha habido muchos en los últimos años con otras entidades, hacen un seguimiento de la situación.

—Entonces, sí ha habido contactos sobre este asunto.

—Hay una relación muy intensa y fluida con nuestro supervisor sobre muchas materias. Y, por supuesto, que hablamos de esta también porque le tienen que dar seguimiento, pero que entienden muy bien porque tienen experiencia de entidades que han estado en procedimientos judiciales.

—¿Ese seguimiento ha influido en los cambios de gobierno corporativo hechos desde que usted es presidente? ¿Ha habido presiones del BCE o del Mecanismo Único de Supervisión?

—No por el seguimiento que hacen del caso. Son procesos de mejora continua y también nuestro gobierno corporativo ha ido modificándose. Aprovechamos también los cambios de presidencia y de consejero delegado de final de 2018 para mejorar algunas cuestiones de gobierno corporativo, pero nada tienen que ver con el procedimiento. En la actuación del BCE en el procedimiento no hay nada fuera de lo común.

—¿El caso está dañando o puede dañar la reputación del banco?

—La reputación es compleja de medir porque es un intangible. Si nos atenemos a la evolución del negocio y de otros parámetros financieros, en 2019, por ejemplo, hemos tenido el mayor beneficio atribuido recurrente de los últimos diez años y hemos tenido un crecimiento importante también en clientes, más de 400.000 clientes nuevos en España. Y en muchos otros parámetros ha sido un año excelente, también en Bolsa. Hemos sido el banco español con mejor evolución en Bolsa. Si miramos la retribución al accionista, incluyendo la subida de la acción más el dividendo, en 2019 ha sido superior a un 13%. Y esa situación se mantiene desde que esto se inicia hasta el momento actual. Eso lo podemos medir con mayor precisión porque son números concretos. La reputación, como digo, es más compleja de medir.

—¿Han recibido preguntas sobre el caso de grandes inversores o accionistas de cara a la próxima junta?

—Con accionistas, no solo yo sino el equipo directivo, tiene contacto frecuente, y su preocupación no está en este asunto en absoluto. Estuve de gira viendo a inversores hace un mes, justo después de presentar los resultados de 2019, y el foco de los inversores estaba en la evolución del banco, los resultados y la estrategia de futuro. Si echamos la vista atrás, lo que hemos tenido en el banco es un proceso de transformación digital en el que hemos sido pioneros, que ha tenido unos resultados importantes en la digitalización del negocio y en las métricas financieras, y 2019 ha sido un año en el que hemos revisado y actualizado nuestra estrategia y de la misma manera que nos anticipamos en el tema de la digitalización, ahora nos volvemos a anticipar poniendo el foco en la salud financiera de nuestros clientes y en su transición a un mundo sostenible.

—La banca sigue atrapada en sus litigios. ¿Podrá recuperar la confianza?

—Tenemos una enorme oportunidad de utilizar esa digitalización para amplificar el impacto en nuestros clientes y en la sociedad. Es la vía para ir construyendo una relación basada en la confianza, esencial en nuestro negocio. El uso de datos y tecnología es una oportunidad gigantesca para, por ejemplo, darle a nuestros clientes herramientas que les permitan gestionar mejor su dinero y mejorar así su salud financiera. El segundo eje es ayudar en la transición a un mundo sostenible; hay una vertiente económica muy importante en la lucha contra el cambio climático, podemos ayudar con soluciones de asesoría y de financiación. BBVA se ha comprometido a movilizar 100.000 millones de euros en financiación sostenible de 2018 a 2025 y llevamos 30.000.

—¿Empezará el baile de fusiones en Europa? ¿Se han planteado alguna?

—Hay dos elementos que las dificultan. Uno, que la unión bancaria no está completa. Y, en segundo lugar, las sinergias no son tan relevantes.

—Y en España, ¿BBVA está abierto a nuevas compras? ¿La de Bankia?

—Sobre entidades concretas no voy a hablar. Analizamos todo porque hay que analizar las oportunidades, pero nuestra prioridad es el crecimiento orgánico. En 2019 hemos actualizado nuestra estrategia y hemos definido seis nuevas prioridades estratégicas. Una de ellas es crecer en clientes. El foco está en el crecimiento orgánico, aprovechando la digitalización, más que pensar en fusiones que, por otra parte, es nuestra obligación analizar.

—¿Harán más ajustes en España?

—En línea con los que ha venido habiendo. En la red, el año pasado ajustamos casi 200 oficinas, este año 160. La digitalización nos permite dar a los clientes un mejor servicio porque tienen en su mano, con el móvil, acceso a todo lo que puedan necesitar de BBVA para sus actividades diarias y, por tanto, no tenemos por qué tener una red de oficinas tan extensa como antes. La transformación digital ha llevado a que el 57% de los clientes sean ya digitales, más de la mitad son móviles y más de la mitad de las ventas son digitales. Dicho esto, la importancia de las oficinas es creciente en cuanto que lo que se demanda es mucha asesoría.

—¿Le preocupa cómo cotiza la acción?

—Falta que se recoja en el precio estos excelentes resultados. La acción está barata, el descuento es del orden del 45%, cuando el rendimiento sobre el patrimonio es del 10%, no tiene sentido. La evolución del capital ha sido notable y tenemos una ratio del 11,74%. Los requerimientos de capital para toda la industria han tenido un impacto negativo en Bolsa. En la medida en que ya hemos llegado al final de ese proceso de acumulación de capital, los inversores tendrán un horizonte más claro de que el exceso de capital que a partir de ahora se genere se les va a devolver, lo que se debería recoger en la valoración.

—¿Hay recorrido para los dividendos?

—Dividendos o recompra de acciones. Hasta ahora, en los últimos años, el crecimiento en rentabilidad que hemos tenido, que ha sido muy notable, en parte ha ido a dividendo pero sobre todo a acumulación de capital. En la medida en que ya no hay que acumular capital, porque ya hemos llegado a los niveles en los que queremos estar, hay oportunidad de aumentar la retribución al accionista a través de dividendos o de recompras de acciones. En la medida en que las acciones están baratas, podrá tener más sentido, será decisión que compete al consejo, obviamente, pero podrá tener más sentido.

—¿Ya lo han estudiado?

—No, hablo con una perspectiva más de medio y largo plazo.

—Y sobre Telefónica, ¿está la posición del banco a la venta? ¿Por qué no se vende? ¿Por cuestión de precio?

—Hay mucha confusión respecto con su clasificación contable. Es una posición que está contabilizada como disponible para la venta, pero eso no quiere decir que estemos vendiéndola. Son dos cosas distintas.

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