TRIBUNA
¿Bajos tipos de interés durante más tiempo?
El economista Carmelo Tajadura considera que «la actuación de los bancos centrales es una de las cuestiones que marcará el año, un asunto sobre el que hay dudas crecientes» y que marcará el futuro de las entidades financieras
CARMELO TAJADURA
Una de las cuestiones que marcarán económicamente el año 2019 es la actuación de los bancos centrales , asunto sobre el que hay dudas crecientes.
En EE.UU. se esperaba que la Fed elevara los tipos otras tres veces en el transcurso de 2019. Pero ... ya no. Por los temores a que la economía norteamericana se desacelere o, en el límite, pueda llegar a entrar en recesión en 2020. Por las fuertes caídas que ha habido en los índices de renta variable que, sin duda, influyen en las decisiones del banco central. Y sin olvidar que Trump presiona en favor de tipos de interés y del dólar en niveles bajos. Así que el presidente de la Fed dice ahora que los tipos han llegado cerca de sus niveles de neutralidad (los que no aceleran ni frenan el crecimiento). Es probable que haya una pausa de seis meses en las subidas, aunque luego podrían continuar. Pero los mercados van más allá y descuentan que quizás se acaben. Algunos exagerados incluso hablan de reducción de tipos antes de final de año, sólo posible con un cambio drástico de escenario.
En la Eurozona, hace tiempo que debería haber terminado la actuación ultra expansiva del BCE, aunque no se esperaba que los tipos comenzaran a subir hasta finales del verano próximo. Pero la desaceleración económica europea en el último semestre y la mayor incertidumbre a futuro han aumentado la probabilidad de que Draghi acabe su mandato de ocho años (el 31-10) sin haber subido nunca los tipos. El mercado incluso otorga posibilidades de que no haya elevaciones hasta 2020 avanzado, siempre en función de cuál sea la realidad de inflación y crecimiento. Resulta tremendo que, tras una enorme expansión monetaria, nos posamos encontrar con tanta dificultad para revertirla. Lo que supondría seguir con la transferencia de renta de los agentes ahorradores a los endeudados (para disgusto alemán), la distorsión de las tasas de exigencia a las inversiones y el sostén de empresas zombis.
Al menos, el tamaño de balance de los bancos centrales, es decir su oferta de liquidez, tras multiplicarse se está dando la vuelta. De hecho, la Fed está disminuyéndolo en 50.000 millones mensuales y el BCE ha dejado de aumentarlo (al no comprar ya deuda neta) a finales de 2018. Lo que supone una política monetaria no tan acomodaticia.
Para la economía española resulta positivo que los tipos de interés sigan bajos durante más tiempo. Porque limitará la desaceleración que amenaza a nuestro crecimiento económico. Y posibilita que tarde más en subir la factura de intereses que paga el Estado por financiarse. Lo malo es que estimula el aumento de deuda en lugar de frenar nuestra adicción a la misma.
Para las entidades financieras españolas , en cambio, todo esto supone tener que empeorar los objetivos que se comunican a los mercados. Porque el efecto neto de los tipos bajos es demoledor. Y eso que, como defendía el BCE, también hay algunos impactos positivos como son, por ejemplo, la revalorización de algunos activos con tipo fijo o el menor coste de financiación de los improductivos. Pero esto es en su mayor parte algo del pasado, porque las carteras de deuda se vendieron y los dudosos/adjudicados han disminuido ya bastante. Por el contrario, persisten de manera acusada los efectos negativos, sobre todo la incapacidad para generar margen de intereses. No sólo por el ínfimo nivel de los tipos sino también por la escasa pendiente de la curva, que anula el beneficio inherente a la transformación de plazos, que siempre ha sido inherente al negocio bancario. Y porque, mientras tanto, los reguladores obligan a los bancos a tener un volumen creciente y muy caro de capital, imposible de rentabilizar. No resulta extraño que las cotizaciones bancarias estén por los suelos.
Así que algunas entidades financieras deben estar poniendo velas para ver si se produce un milagro y la perspectiva de tipos de interés cambia pronto. Eso sí, quizás les convenga ponerlas a Judas Tadeo , el patrón de los imposibles…
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