El alto precio de la energía hunde la competitividad de la industria
Las empresas lamentan que las medidas del Gobierno solo han ido enfocadas a pequeños consumidores
Los principales sectores industriales critican la pretendida derogación de la reforma laboral

El espectacular incremento de los precios del petróleo y de sus derivados , así como de la electricidad y del gas natural en los últimos meses está ocasionando un notable perjuicio en el bolsillo de los consumidores pero, aún más daño está ... ocasionando en la industria española, que pierde competitividad por el importante aumento de los costes energéticos, los cuales, son superiores a los de los países vecinos.
El director general de Aspapel (Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón), Carlos Reinoso, considera los costes energéticos como uno de los elementos fundamentales que más afectan a la competitividad de la industria «porque es de los pocos en que los gobiernos nacionales tienen margen de maniobra. La situación actual, con la gran diferencia de precios que existe, donde España aparece siempre a la cabeza de los países europeos con los precios más caros para la industria, es una prueba de la falta de sensibilidad que históricamente los gobiernos han tenido sobre el impacto de la energía en la industria».
Reinoso recuerda a ABC que «no es una situación nueva. España tiene desde hace muchos años un diferencial en sus costes energéticos frente al resto de países europeos, tanto de electricidad como de gas . Cada vez somos menos competitivos. La situación actual supone un agravamiento dramático de la situación».

«Pero me preocupa tanto o más lo que sucede en los mercados con lo que estamos oyendo en el ámbito político, que se están centrando en el impacto en las familias y en el consumidor doméstico. Es muy importante, pero poco debate y poco foco existe sobre el impacto en las industrias intensivas en energía. Muchas de las medidas que se han tomado, como la del IVA , no han tenido impacto alguno en la industria y en las empresas. No hemos visto medidas específicamente enfocadas a aliviar el tremendo impacto que los costes energéticos están teniendo en la industria. Es un problema estructural. España se tiene que hacer mirar su política energética y el impacto que tiene en la competitividad industrial».
«Muy sensibles a los costes»
Para Reinoso, otro gran eje para la industria es la competitividad. «Al final, las industrias somos muy sensibles a los costes por lo que todas las medidas que se tomen para impulsar la competitividad son absolutamente determinantes. Nuestra competitividad internacional depende de las decisiones que se adopten a nivel nacional sobre la energía, la fiscalidad, el transporte, temas laborales, etc...».
En cualquier caso, subraya que este sector, por lo esencial de sus productos (papel higiénico, pañuelos, cartón, etc...) ha mantenido la producción, la actividad y el empleo.
Uno de los sectores industriales más importantes del país es el químico. Juan Antonio Labat es el director general de Feique (Federación Empresarial de la Industria Química Española). Tras destacar que «en nuestro caso, estamos ya por encima de los niveles de 2019», apunta que «probablemente, nos hemos quedado cortos en nuestras previsiones para este año».
Sobre el tema energético dice que «a corto plazo, pocas medidas puede tomar el Gobierno de las que ha tomado, pero nos interesa si a largo plazo se va a cambiar el diseño del mercado eléctrico. Han suspendido el impuesto del 7% a la generación, pero se acaba en septiembre. El objetivo debe de ser sacar todos los costes regulados del sistema, como las ayudas a las renovables y el déficit de tarifa. Todo ello es el 25% del precio y nos coloca en una mala situación para competir».
Apunta a este periódico que «estamos pensando en s ubastas directas de renovables para el consumidor. Ningún sistema eléctrico es bueno cuando en el mismo día tienes energía a 0 y a 100 euros. Es ilógico. Hay que ir a otro sistema en Europa, pero esto sería a muy largo plazo. Mientras, hay que ir a las subastas directas y suprimir para siempre el impuesto del 7%».
Respecto al Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico , «puede perjudicar mucho a la industria. Tal y como está el borrador, tendría un impacto de 3.000 millones de euros en el sector industrial. Estamos hablando con todos los partidos políticos para explicarles que será un desastre para la industria si el Fondo se aprueba tal y como está el borrador».
Fábrica de frases ingeniosas
Andrés Barceló, director general de Unesid , la patronal siderúrgica, afirma que en España «tenemos un problema no pequeño, el de la energía, que aunque afecta a toda Europa, en nuestro país es mayor porque no se ha dado ninguna solución. Nuestra industria está enfrentada con el paquete de la UE que se llama ‘Preparados para el 55’ (’Fit for 55’). Ya se sabe que en Bruselas hay una fábrica de hacer frases ingeniosas. Nos acaban de regalar un documento de 1.300 páginas de nuevas propuestas que estamos analizando. Uno de los temas más importantes para nosotros es el mecanismo de ajuste en frontera. Pero es prematuro dar una opinión ahora».
Este sector da empleo a unas 60.000 personas, además de las 20.000 que in tervienen en la recolección de chatarra , y factura más de 14.000 millones de euros.
Barceló destaca que «el gran reto que tiene tanto la sociedad española como la europea es la descarbonización, la transición industrial. Es un reto porque mientras la transición energética es un tema de dinero solamente, la transición industrial, y lo estamos viendo ahora con la subida de la luz, requiere cambios sustanciales, como nuevos procesos y la utilización de tecnologías que, o no existen ahora, o no están suficientemente probadas».
El director general de Unesid apunta a ABC otros problemas que sufre la industria siderúrgica, como la logística y el transporte. «Llevamos diez años esperando a que los sucesivos gobiernos accedan a modificar el reglamento de circulación para permitir que los camiones de 44 toneladas puedan circular como en otros países europeos. Además, el transporte ferroviario es complejo porque las infraestructuras están retrasadas y tienen un déficit de gestión».
También señala a la formación y la capacitación profesional. «No puede ser que cuando las empresas contratan a alguien, tengan que dedicarle un tiempo no pequeño a su formación. Porque la formación profesional en nuestro sistema no está adaptada a las necesidades del mundo empresarial . Muchas empresas de nuestro sector son partidarias de la formación dual; son compañías grandes y se lo pueden permitir, pero no una empresa con diez trabajadores. Es un reto para el futuro. Si se va a descarbonizar, si se van a tener nuevos procesos, habrá que tener un personal mejor formado».
Subraya que en España, «nuestra única ventaja competitiva debe de ser la productividad, que depende de las inversiones y del personal. Por eso, la industria española tiene unas tasas de empleo fijo tan elevadas. Así, participamos en un proyecto europeo para definir las capacidades que deben de tener los trabajadores en el futuro. Estamos nosotros, hay alemanes, polacos, es un gran proyecto. El problema es que muchas veces la interlocución con la Administración no es sencilla».
Respecto a la pretendida derogación de la reforma laboral que quiere liderar la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz , dice que «nosotros creemos que hay que avanzar en la flexibilidad y en la negociación de las partes directamente implicadas (empresas y representantes de los trabajadores), y que no tiene ningún sentido plantear una reforma legislativa que dificulte la adaptación de las empresas, y de los trabajadores, a las situaciones cada vez más cambiantes que se dan en la economía española.
Sobre este tema, el director general de Aspapel afirma que, «ideologías al margen, los costes laborales son uno de los conceptos que más influyen en la competitividad industrial. Más que hablar de derogaciones o de reformas, lo importante es saber cuál es el marco laboral que nos damos de cara al futuro. Hay elementos esenciales que introdujo la reforma laboral que dinamizaron la contratación y la competitividad de las empresas, por lo que sería malo dar un paso atrás. Lo que no quiere decir que no se introduzcan reformas o modificaciones, pero hay que estudiar medida a medida y ver cuáles han funcionado bien al margen de ideologías».
Fondos europeos
Otra cuestión importante es la de los fondos europeos. Andrés Barceló dice que «el primer problema que tenemos es ‘bajar de las musas al teatro’. Estoy harto de escuchar desde hace un año que es una oportunidad única, histórica, etc..., pero, vamos a ver, ¿para qué los queremos?. ¿Para hacer proyectos de futuro?, perfecto. No puede ser que sean un remedo del Plan E o, en las comunidades autónomas, ‘a tí te doy porque eres amiguito mío’. Se debe de hacer de una forma decente y seria. Y después, dejar de embaucar. Hay que bajar el suflé porque se puede convertir en un frustración».
Y añade que otro inconveniente es «el tiempo, ya que Bruselas requiere que los proyectos se hagan en cinco años y yo no conozco ninguna inversión grande que se haga en cinco años».
Carlos Reinoso explica que «hay que pensar en dedicar y vehicular esas ayudas no a gasto corriente o a ‘flores de un día’, sino a potenciar, financiar y apoyar inversiones industriales que son de largo impacto, recorrido y duración en la creación de riqueza del país. Hay que priorizar la inversión industrial en el plan de recuperación y en los fondos europeos porque es la gran palanca que tiene este Gobierno para impulsarlo».
Juan Antonio Labat cree que los fondos europeos «son una oportunidad. Tenemos previsto elevar las inversiones anuales en el sector de 2.000 a 3.000 millones de euros». Y subraya que, por ejemplo, ya somos líderes en Europa en proyectos de hidrógeno.
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