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Alemania recorta su previsión de crecimiento para 2019

Rebaja su previsión del 1,8% al 1% del PIB

El ministro de Economía alemán, Peter Altmaier Reuters
Rosalía Sánchez

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El gobierno alemán se rinde ante la evidencia y reduce su previsión de crecimiento económico para 2019 hasta el 1% del PIB desde el 1,8% inicialmente previsto. El ministro de Economía Peter Altmaier, ha reconocido que en 2018 la economía alemana evitó por muy poco margen entrar en recesión técnica , creciendo ya tres décimas menos de lo previsto y ha explicado que la reducción de los objetivos de crecimiento económico se explica sobre todo por el impacto de la coyuntura internacional. En la rueda de prensa en la que ha presentado las nuevas previsiones ha mencionado concretamente las posibles consecuencias de un Brexit duro en relación con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y las «tensiones» que pueden surgir a partir de marzo. «Claro que crece el viento en contra, sobre todo procedente del ámbito económico exterior, especialmente por el Brexit, los conflictos comerciales y el entorno de la política fiscal internacional», ha dicho, «el crecimiento ralentizado en comparación con el del año anterior tiene que estimularnos para mejorar el marco que permita el éxito y la competitividad».

Altmaier ha hecho lo posible por ver el vaso medio lleno y ha insistido en que «la economía alemana se encuentra también en este año en un rumbo de crecimiento, el décimo año consecutivo». «Este es el período de crecimiento más prolongado desde 1966 y al mismo tiempo una señal de la capacidad de nuestras economía social de mercado», ha presumido, refiriéndose también a la situación boyante del mercado de trabajo y destacando que considera que su desarrollo es «positivo». Según el ministro alemán, el índice de desempleo se situará «previsiblemente» en el 4,9% a lo largo de 2019, el número de ocupados subirá hasta los 45,2 millones y se registrará la creación de 350.000 empleos. Pero este auge tiene su lectura negativa. Lo que en cualquier otra economía es motivo de celebración, en Alemania genera problemas para la industria y los servicios, sectores que no logran reclutar tantos trabajadores como necesitan y que evitan que el PIB mantenga un ritmo más vivo precisamente a causa, en muchos casos, de la falta de personal.

Muchos expertos ven a Alemania en un momento de transición entre una economía industrial exportadora y otra importadora y de servicios todavía por concretar. Las exportaciones siguieron en 2018 un ritmo inferior al de años anteriores, 2,4% desde el 4,6% de 2017 . El clima de consumo, al menos, sí volverá a trepar en el mes de febrero de 2019, según pronósticos del instituto de investigación de mercado GfK. El índice para el segundo mes del año subirá a 10,8 puntos, 0,3 puntos más que en enero, impulsado por un aumento de las expectativas de ingresos de los trabajadores y una caída de la propensión al ahorro. En medio de un contexto exterior desfavorable, las importaciones subieron un 3,4% anual en 2018, frente al 4,8% del año precedente, y el consumo interno parece capaz de mantener el PIB en actividad y el GfK estima que los gastos privados de consumo se incrementarán este año en un 1,5%, el mismo ritmo de incremento registrado el año pasado.

Pero el hecho es que la economía alemana ya ha estado en 2018 creciendo al menor ritmo de los últimos cinco años, con un PIB solo muy ligeramente al alza en el cuarto trimestre. El propio ministro de Finanzas, Olaf Scholz, ha comenzado el año reconociendo públicamente que se acabó la época de «vacas gordas» .

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