Albella aspira a retener la CNMV y el Gobierno apura los tiempos
Calviño todavía no ha dicho al presidente del supervisor bursátil si cuentan con él
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Iniciar sesión«Aspiración platónica». Así se pronunció Sebastián Albella cuando tomó posesión como presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a finales de 2016. Lo hizo rodeado del entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, y el gobernador del Banco de ... España, Luis María Linde. El 25 de noviembre termina su mandato de cuatro años, y su apreciación es que no hay nada que impida que renueve en el cargo. Es más, según las fuentes consultadas, Albella vería con buenos ojos seguir anclado al frente del supervisor bursátil... aunque la decisión está lejos de su mano. El poder de hacer y deshacer lo tiene la vicepresidenta económica actual, Nadia Calviño , que nada tiene que ver con el PP que le nombró.
Fuentes cercanas a la institución señalan que Albella se ve con ganas y fuerza para poder seguir. Han sido cuatro años intensos, de luces aunque también con alguna sombra que todavía planea, pero en la organización se trata de un presidente bien valorado por la plantilla, y también por el mercado. Fuentes financieras señalan que sería una buena noticia su continuidad. «Si funciona, ¿para qué cambiarlo?», dicen.
Sin embargo, su reelección tiene varios muros por delante. El principal, el político. Albella llegó tras un acuerdo entre PP, Ciudadanos y PNV, bendecido personalmente por De Guindos, entonces ministro de Economía. Hubo consenso en su nombre, pero en los tiempos actuales de fragmentación política todo apunta a que será mucho más complicado pactar un sustituto. En el mercado se da por descontado que Calviño no le dará cancha para seguir siendo el «jugador líder» de la CNMV. Lo que se espera, dicen las fuentes, es que la vicepresidenta nombre «a uno de los suyos» para ocupar el cargo. Tal como ocurrió por ejemplo con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y Cani Fernández, que aunque era una abogada de Cuatrecasas, sí era cercana al PSOE.
Desde la vicepresidencia de Asuntos Económicos dan la callada por respuesta. «Sin novedades», afirman. No hay nada que comunicar, dicen, de momento. Y cuando lo haya, será para anunciar directamente quién será el próximo presidente. El 25 de noviembre expira su mandato, pero el nombramiento tiene sus plazos: ha de ser aprobado en Consejo de Ministros y luego pasar por el Congreso de los Diputados, lo que reduce el margen para decidirlo a apenas diez días. Si llega el día 25 y no hay presidente, ocuparía el cargo temporalmente el consejero más antiguo.
Por lo pronto, el Gobierno aún no se ha puesto en contacto con Albella para notificarle su renovación o no, según ha podido saber este periódico. En el entorno de Albella no se conocen contactos para tratar este asunto entre Calviño y él, pese a su beneplácito a seguir en el cargo. U n cargo que en 2019 le reportó casi 159.000 euros , lo que lo convierte en una plaza muy bien remunerada dentro de la Administración, aunque siempre sujeta a los vaivenes y presiones políticas.
Medidas adoptadas
Con Albella al frente, la CNMV ha dado luz verde al nuevo Código de Buen Gobierno para las sociedades cotizadas. Una suerte de guía para las compañías que se mueven en Bolsa que lleva la impronta del propio presidente.
En esta «norma» se establecen distintas exigencias de información sobre corrupción en las empresas, por ejemplo, o sobre las explicaciones que ha de darse cuando cesa cualquiera de los consejeros. Pero una de sus grandes novedades está en la necesidad de que las cotizadas tengan un 40% de mujeres en el consejo de administración. Una aspiración que viene de atrás en la institución. Aun así, la exigencia entrará en vigor más tarde de lo esperado ya que se da hasta 2022 para cumplir con la misma. En este sentido, algunas fuentes señalan que uno de los deseos de Albella estaría en poder ver como presidente la puesta en marcha de esa «obligación» para las compañías. Para ello necesitaría ser renovado en su cargo.
En el mercado destacan su participación en esta crisis. Especialmente, a la hora de prohibir las posiciones cortas , una decisión que adoptó a mediados de junio ante la volatilidad en los mercados y el ataque de ciertos bajistas. Mantuvo el veto durante dos meses .
Sombras del mandato
La principal sombra que acecha a Albella es su pasado en el sector privado. Provino del despacho internacional Linklaters y las críticas sobre su falta de independencia fueron feroces en los primeros momentos, aunque siempre se ha abstenido de participar en decisiones con las que pudiera haber tenido vinculación anteriormente.
Lo que todavía permanece en el tintero es su responsabilidad en el caso Banco Popular . Linklaters, mientras él era socio-director, asesoró en la ampliación de capital de 2016 que ahora se investiga en la Audiencia Nacional. Diversas partes implicadas, como el expresidente del Popular Ángel Ron, siguen tratando de probar que tuvo un papel esencial en esa operación. En la testifical de Albella ante el juez quedó clara su postura: que su participación no fue fundamental. Aun así, la mancha en el currículum sigue latente. Y, según fuentes financieras, marcharse ahora sin dar guerra podría entenderse como una retirada a tiempo.
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