A bordo del avión más grande jamás construido
ABC cruza el Atlántico en un Airbus A380, que impresiona por sus motores, por la longitud de sus alas, por los pasajeros que puede llevar y por su gracilidad al despegar y tomar tierra
«Mira, ahí tienes un A380», avisa un compañero al llegar al aeropuerto de Fráncfort. El avión es tan grande que han tenido que ensanchar la pista de aterrizaje del segundo aeropuerto más grande de Europa para que quepa. También han tenido que ... prepararle unos hangares especiales donde pueda descansar cuando no está en vuelo. Visto desde atrás, el tamaño de sus motores impresiona, como la longitud de sus alas y su fuselaje.
Esta impresionante máquina fue lanzada en 2007 por el constructor aeronáutico paneuropeo Airbus y poco a poco va ganando presencia en algunas rutas transoceánicas. Aparte de las aerolíneas asiáticas (de Singapur, de los Emiratos Árabes), la alemana Lufthansa fue, junto con Air France, la primera en apostar de forma seria por este gigante para algunas de sus rutas más largas. Como por ejemplo, la Fráncfort-San Francisco que une el corazón de Europa con la costa oeste norteamericana en apenas 12 horas. Una ruta que ABC realiza en el avión comercial más grande jamás construido.
Único avión comercial con dos pisos completos
Todo es a gran escala en el A380, por ello una de las premisas que cualquier compañía que decida operar con él tiene que seguir es conseguir llenar los aviones al máximo. En Lufthansa lo saben y por ello tratan de operar -siempre desde Fráncfort- a ciudades donde puedan “combinar el pasajero de negocios con los que van por placer , a visitar a familiares o turismo”. Otros destinos que cumplen estas características y a los que la aerolínea de bandera germana vuela son Tokio, Pekín, Johannesburgo, Nueva York y, desde este mismo viernes, Miami.
Los pasajeros de la clase business han pagado hasta 4.000 euros
Airbus puede preparar los aviones para que tengan una capacidad de entre 526 y 850 pasajeros (dependiendo de si sólo ofrece clase turista o de si aprieta más los asientos). Pero en cualquier caso cada vuelo del A380 debe aprovecharse al máximo. El Fráncfort-San Francisco de este miércoles tiene 526 asientos de los que van ocupados alrededor de un 95%. El Airbus A380 es el único avión comercial con dos pisos completos. El de arriba está reservado para la primera clase y la clase business, aproximadamente unos 100 asientos. Desde Lufthansa afirman que los ocho lugares de “first class” se han ocupado, a razón de unos 10.000 euros por persona (ida y vuelta). En la clase business hay 92 asientos ocupados de 98 disponibles (estos han pagado hasta 4.000 euros por un viaje de ida y vuelta).
Billetes de hasta 10.000 euros
En la parte inferior, una marea de cabezas (y multitud de turbantes) anuncia que el vuelo va prácticamente lleno. Más de 400 personas viajan en turista hacia California, en la otra punta del hemisferio norte, desde Alemania. Han pagado de media entre 600 y 700 euros, por un trayecto de 12 horas que los deja en la esquina opuesta del mundo.
Se puede decir que todas las razas del planeta van representadas en estos habitáculos de diez asientos por fila, nada extraño si se tiene en cuenta que el destino de la aeronave es EE.UU., y que ésta es la principal característica de la nación norteamericana: su variedad.
Cruzando Groenlandia
Una pantalla al principio del habitáculo indica mediante un mapa que la aeronave se encuentra en estos momentos cruzando Groenlandia, una tierra de hielo incluso en estas épocas pre estivales que Erik el Rojo bautizó como “Tierra Verde” para intentar que algunos de sus vikingos se animaran a vivir allí. El motivo de esta ruta ártica es simplemente que es más corta.
El vuelo puede parecer eterno aunque a uno le gusten los aviones
La Tierra es achatada y desde los polos hay menos distancia para conectar dos puntos lejanos en cualquier hemisferio. Desde Lufthansa dicen que “siempre calculamos la ruta más corta , o en ocasiones la más ventajosa teniendo en cuenta por ejemplo el “jet stream”, la corriente de aire desde el golfo de México que hace que la mayoría de vuelos que vienen de EE.UU. a Europa tiren desde ahí.
El vuelo puede hacerse eterno aunque a uno le gusten los aviones. Hay tiempo para todo, sobre todo para comer, leer la prensa y ver películas. No para fumar, negro vicio radicalmente prohibido. El día será de todas formas muy largo ya que, saliendo de Fráncfort a las 9 de la mañana y pasando la jornada entera en el aire, la llegada a San Francisco es a las 11 ¡de esa misma mañana! Cosas de la rotación de la tierra que a veces cuesta entender. Un auténtico viaje en el tiempo a lomos de la joya de la industria aeroespacial europea que hace del miércoles 8 de junio uno de los días más largos de mi vida.
Ver comentarios