El ahorro se dispara a su nivel récord por la crisis y el consumo se hunde
Los hogares cerrarán el año con una tasa de ahorro del 14%, el doble que en 2019, y contendrán sus compras
La primera reacción ante la incertidumbre es llevarse la mano al bolsillo. Algo parecido, de forma agregada, es lo que construye uno de los principales síntomas de debilidad económica: el aumento de la tasa de ahorro de los hogares, cuyos repuntes repentinos se han producido ... tradicionalmente en momentos de crisis. Así parece que está ocurriendo en estos momentos, cuando el consumo se ha desplomado y la hucha de las familias va a alcanzar su nivel récord por la incertidumbre y el propio confinamiento.
El Gobierno estima que el consumo privado se desplomará un 6% este año, su mayor hundimiento registrado y que ya anticipaba la contabilidad del primer trimestre –con solo quince días de confinamiento–, con una caída del consumo de las familias del 7,5% en el primer trimestre frente al -1,7% que marcó el cuarto trimestre de 2008, el peor dato hasta ahora y que puede multiplicarse en el segundo trimestre.
«Esta caída [del consumo] sería la consecuencia tanto de un incremento muy significativo del ahorro, consecuencia tanto del súbito incremento de la incertidumbre (ahorro precautorio) como de las restricciones de movilidad que habrían generado una notable demanda embalsada que no se diluiría completamente a lo largo de 2020 (ahorro forzoso). En suma, la tasa de ahorro de los hogares podría casi duplicarse en 2020, situándose por encima del 14%», describe el Gobierno en el Programa de Estabilidad remitido a Bruselas.
Este porcentaje prácticamente duplicaría el 7,7% que alcanzó en 2019. Otros organismos como BBVA Research auguran que la tasa de ahorro repuntará a niveles mayores y prevén que alcance un 16,4% este año para bajar en 2021 al 12,7%.
«Nuestas previsiones, atendiendo a las rentas salariales, apuntan a que la tasa de ahorro en el conjunto del año será del 15%. Pero esto es en términos anuales, en el segundo trimestre será mucho mayor. El ahorro es una de las grandes incógnitas a la hora de hacer previsiones. Hay muchas variables que impiden que podamos hacer unas previsiones que puedan llamarse tales y el comportamiento del ahorro es una de ellas», apunta la economista senior de Funcas, María Jesús Fernández.
Aumentan los depósitos
Esta precaución también se ha reflejado en un cambio en las preferencias financieras de familias y empresas. Mientras el efectivo y los depósitos vienen aumentando fuertemente desde el inicio del año, con tasas interanuales del 5%, los fondos de inversión domésticos experimentaron salidas netas en marzo por valor de 5.571 millones de euros, según los datos publicados por Inverco.
Lo cierto es que los hogares españoles ya venían mostrando prudencia en sus decisiones de gasto y consumo desde 2018 y, tras el fuerte impacto del coronavirus, parece que la precaución seguirá presente incluso cuando lo peor de la pandemia haya pasado. Esta semana se conocía que las ventas del comercio minorista cayeron un 31,5% en abril desde el año anterior, debido al cierre de establecimientos por la declaración del estado de alarma.
Se trata de la caída más pronunciada desde que existen registros en la serie y, según el INE, se debe a una situación «inédita», ya que cerca del 46% de las empresas de comercio minorista estuvieron cerradas al público y solo pudieron vender a través de los canales online, algo que es la primera vez que ocurre algo así. En marzo, cuando las tiendas estuvieron abiertas la mitad del mes, el descenso del comercio superó el 20%.
Sin embargo, los gastos con tarjeta también registraron una fuerte contracción. Según un reciente informe de BBVA Research, durante las primeras semanas de abril, el confinamiento redujo el gasto semanal con tarjeta en torno al 60% interanual. «El avance progresivo en la desescalada ha atenuado esta contracción hasta el 47% en la semana del 4 al 10 de mayo, al 37% en la del 11 al 17 de mayo y al 22% en la del 18 al 24 de mayo», aseguran.
Contención duradera
La vuelta a la normalidad se prevé, por tanto, lenta. «Es probable que a medida que las restricciones se levanten con el avance de la desescalada, la respuesta del consumo sea algo temerosa, y los hogares con holgura para ello decidan tener un comportamiento más restringido en términos de consumo, aumentando así su tasa de ahorro y retrasando la recuperación por un peor comportamiento del consumo privado», vaticinan en un documento sobre el efecto de la crisis en el consumo los analistas de Afi.
Este fuerte ajuste amenaza con tener un efecto expansivo en los siguientes años debido al duro golpe que parece atizará la crisis sobre el empleo en España. Se apaga así uno de los motores que impulsó con fuerza la economía española estos años atrás y que, con suerte, conseguirá funcionar a medio gas en los venideros. Mientras tanto, los economistas confían en que la inversión y las exportaciones consigan tomar el relevo y puedan apuntalar la recuperación.
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