El FMI advierte a El Salvador sobre su deuda al 85% y urge controlar el bitcoin

El Salvador se ha colocado en el centro del interés económico internacional por las medidas adoptadas y anunciadas a bombo y platillo de su presidente, Nayib Buekele. Con apenas 40 años, porta gorra para atrás y se autoproclama como «CEO de El Salvador» tras una imagen digitalizada con gafas de sol. Nada sorprende entre sus más de tres millones de seguidores después de que el pasado septiembre tomara como alias el «Dictador de El Salvador». En 2019, ya cambió su imagen de Twitter con una del actor Borat en su película ‘El Dictador’. Y es que el excéntrico presidente centroamericano estaba ávido de fama y golpes de efecto como demuestra la Ciudad del Bitcoin que presentó en el evento 'Feel The Bit 2021'. Una rocambolesca población a los pies del volcán Conchagua -a 90 kilómetros de San Salvador- del que se aprovechará la generación de energía y el minado necesario para la fabricación de la criptomoneda que necesita 121 teravatios/hora para su circulación.

Zonas residenciales y de entretenimiento, restaurantes, museos, aeropuerto, puerto y tren surtirán a la mastodóntica nueva ciudad que estará exenta de impuestos salvo el IVA que se utilizará para el mantenimiento y las infraestructuras proyectadas de la Bitcoin City para dentro de una década.

Desde el pasado 7 de septiembre, El Salvador se ha convertido en el primer país del mundo en implantar el bitcoin con moneda de curso legal. A modo de propaganda, el jefe del Ejecutivo ha destacado que una criptomoneda ha sido donada para costear el Hospital de Niños Bejamín Bloom y gracias a esta nueva implantación monetaria se han creado 20 centros educativos y el hospital ‘Chivo Pets’ especializado en mascotas. Un paso que provoca que residentes en el extranjero no paguen comisiones por las remesas enviadas a El Salvador con el 32,2 % del país sumido en la pobreza y que mantiene a más de un tercio de su población en Estados Unidos. A esto hay que añadir los 30 dólares que han regalado a cada salvadoreño a través de la billetera electrónica estatal ‘Chivo’, necesaria para comprar con la nueva moneda que converge con el dólar.

Iniciativas de lo más atractivas a primera vista que desvían la atención de las manifestaciones del pasado 17 de octubre en las que cuatro mil de salvadoreños salieron a la calle en contra de las políticas de Bukele por la falta de transparencia, las cifras de desaparecidos, los feminicidios y la adopción del Bitcoin como moneda de curso legal con fondos estatales que consideran una «deriva autoritaria».

Lo cierto es que la economía de El Salvador se contrajo casi un 8% el año pandémico con una caída abrupta de la demanda externa, interna y de las remesas. Ante el nuevo panorama una misión del Fondo Monetario Internacional acaba de sacar sus conclusiones en suelo salvadoreño destacando un aumento del 14% de la deuda que alcanzaría un 85% a finales de este año. El dato preocupante en el informe augura, según el organismo, un 95 % cuando disminuyan los efectos de la política de asistencia que tiene en cuenta que la economía salvadoreña, estrechamente dependiente de los EE.UU. Las estimaciones no tienen en cuenta al Bitcoin al que el FMI se une a todos los expertos consultados: «Su utilización puede provocar contingencias fiscales. Debido a esos riesgos, el bitcoin no debería ser adoptado como moneda de curso legal».

También añade que urge fortalecer la regulación y supervisión del nuevo ecosistema de pagos para proteger al consumidor y para la prevención del lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo y la gestión de riesgos. El FMI también alaba que los salarios han alcanzado niveles de 2019, los esfuerzos para la diversificación económica y el fortalecimiento de la inclusión financiera.