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La UE denuncia el mal uso de fondos europeos para aeropuertos deficitarios

Un informe del Tribunal de Cuentas comunitario revela pérdidas acumuladas de más de 1.000 millones en 20 aeródromos, ocho españoles

La UE denuncia el mal uso de fondos europeos para aeropuertos deficitarios efe

luis m. ontoso, Maribel núñez

Alas pocas semanas de que se produjera el relevo al frente del Gobierno, el entonces nuevo equipo del Ministerio de Fomento encabezado por Ana Pastor hizo balance de la gestión de la cartera de infraestructuras durante los últimos ejercicios. En apenas seis años -de 2005 a 2011- el endeudamiento se había disparado un 50% hasta los 40.000 millones de euros, pasivo concentrado sobre todo en el sector ferroviario y aéreo . El origen, una política marcada por aquella consigna de «ninguna capital de provincia sin acceso directo a la red ferroviaria de alta velocidad» o unas previsiones optimistas que cristalizaron en una nutrida nómina de aeropuertos fantasma (algunos aún sin inaugurar).

Un informe del Tribunal de Cuentas de la Unión Europea, al que ha tenido acceso ABC , pone de relieve que este no es un fenómeno exclusivamente español, aunque es cierto que nuestro país juega un papel predominante. El texto denuncia que se han utilizado fondos europeos en la construcción de unas infraestructuras aeroportuarias deficitarias, que han acarreado unas pérdidas estimadas de 1.000 millones de euros entre los años 2000 y 2013, tras una inversión total de 8.300 millones de euros.

El informe señala que España fue el mayor receptor de estos fondos europeos dedicados a proyectos ligados a aeropuertos. En concreto, nuestro país recibió 645 millones de euros, muy por encima del segundo país en el «ranking» de ayudas , Italia, que acumulaba 305 millones de euros; Grecia, con 191 millones de euros; Estonia, con 66 millones, y Polonia, con 34 millones, les siguen en la lista. Estos cinco países, recuerda el organismo auditor, fueron receptores del 78% de los fondos de cohesión para aeropuertos durante esos trece años

El Tribunal de Cuentas se refiere, sin tapujos, a la falta de coordinación entre las autoridades comunitarias y los países miembros y las muchas veces deficiente planificación de las infraestructuras. En este sentido, por ejemplo, que cuatro de estos cinco países carecían -sin especificar cuáles- de «un plan de desarrollo estratégico a largo plazo para el sector aeroportuario», que algunos de ellos adolecían de «poca coordinación de las inversiones» y no tenían en cuenta su solapamiento con «otras inversiones, como por ejemplo, las ferroviarias de alta velocidad» e incurrían en una «pobre evaluación de las necesidades». Todo ello contribuyó, concluye el Tribunal de Cuentas, a generar «inversiones innecesarias», «infraestructuras de gran tamaño» y «aeropuertos vacíos». Además el Tribunal va más allá y denuncia que dos de los países han gastado el dinero simplemente porque se les acababa el plazo de utilización de los fondos.

Escasa planificación

El ejemplo utilizado para ilustrar la excesiva proximidad de los aeropuertos es el de Burgos, infrautilizado siguiendo el criterio de este organismo auditor porque los potenciales usuarios de estas instalaciones disponen a menos de 200 kilómetros de otros aeropuertos , como es el caso de Bilbao, Vitoria o Santander, plenamente operativos.

En algunos ocasiones -como (de nuevo) Burgos, Córdoba, Tartu (Estonia), Kastoriá (Grecia) y Crotona (Italia)- el Tribunal de Cuentas denuncia que el «sobredimensionamiento» de las infraestructuras se ha sumado a una «infrautilización grave», derivada de «previsiones demasiado optimistas» y omitir la proximidad de otras instalaciones similares .

En relación con esta disparidad entre previsiones y demanda real de viajeros, el Tribunal destaca que únicamente en 10 de los 20 aeropuertos construidos ha subido ligeramente el número de pasajeros entre los años 2007 y 2013. En 7 de ellos en 2013 tenían menos pasajeros que en 2007.

En este sentido, Vigo (con un número real de pasajeros inferior en un 161% al previsto durante un periodo de 20 años posterior de las obras de ampliación), Kastoriá (-91%), Fuerteventura (-74%) y La Palma (-73%) lideran estos desfases. De hecho, todos los aeropuertos españoles auditados por el Tribunal presentaron unas previsiones demasiado optimistas, algo extrapolable al resto de países en los que se centra el estudio. Solo tres de estas instalaciones de Italia, el aeropuerto de Gdansk (Polonia) y Tallin (Estonia) registraron un diferencial positivo.

Aparte de todo ello, el organismo denuncia la existencia de otras irregularidades, como sobrecostes y elevadas demoras. «Los retrasos eran la norma», subraya el documento, que especifica que 18 de los 20 aeropuertos tuvieron unos retrasos de 23 meses, como promedio, e incluso «hasta cinco años» en Murcia, Tesalónica (Grecia) y Nápoles (Italia). En cuanto a las desviaciones de costes, los aeropuertos

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