Movistar, Vodafone y Orange anulan a sus rivales para volver a ser rentables
Las compras de Ono y Jazztel encauzan una concentración que apunta ahora a Yoigo, Euskaltel, R y Telecable y que podría frenar la caída de los precios
moncho veloso
Miguel Induráin subía el puerto de Hautacam con un ritmo infernal que iba fulminando rivales a cada pedalada. Como el ciclista, Telefónica planteó hace tres años en el mercado español de las telecomunicaciones una asfixiante carrera comercial para llevar al sector a su consolidación. Lanzó ... cuatro ataques –bajada de tarifas, despliegue de fibra óptica, fin de la subvención de móviles y paquetes con todos los servicios– que levantaron a sus competidores del sillín. El objetivo era reducir el mapa de las «telecos» a tres grandes operadores para recuperar la rentabilidad.
Lo ha conseguido. Para aguantar la cadencia del primer operador del país, Vodafone desembolsó el pasado marzo 7.200 millones de euros por Ono y esta semana Orange ha anunciado que pagará 3.400 por Jazztel. La consolidación se ha vuelto imprescindible para que las compañías ganen escala y puedan invertir en redes móviles (4G) y fijas (fibra óptica), comercializar una oferta integral (telefonía fija, móvil, internet y televisión) y, sobre todo, recuperar los márgenes, lastrados por la brusca caída de los precios.
«Con menos jugadores se reducen los costes totales del sistema , el mercado se normaliza en cuanto a competencia y precios y se genera un mercado más eficiente», explica Augusto Baena, socio de la consultora Oliver Wyman especializado en el sector. Por ejemplo, al haber menos competidores, se reducen los traspasos de usuarios de una «teleco» a otra y por tanto también los costes administrativos y comerciales de estas empresas.
Operadores alternativos como Jazztel y Yoigo, al ser nuevos en el mercado, necesitaban ganar masa crítica, captar clientes, y para ello reducían sus tarifas a costa de sacrificar ingresos. Los operadores tradicionales, con sus costosas estructuras, no podían ponerse a su rueda. La consolidación los saca ahora de la carrera.
Los ingresos medios por línea móvil cayeron desde 2011 un 35%, a 31,52 euros, según datos de la CNMC. Ahora bien, con solo tres grandes jugadores, los precios en el sector ya no bajarán tan rápido como hasta ahora. Sin embargo, fuentes de estas compañías aseguran que la competencia se mantendrá porque tanto Vodafone como Orange tienen ahora capacidad para replicar la oferta convergente de Telefónica, «Movistar Fusión».
Este grupo renovó y abarató en noviembre de 2011 todo su catálogo de precios de telefonía e internet móvil. «Esto es solo la punta del iceberg», avisó el presidente de la compañía en España, Luis Miguel Gilpérez. A él se le atribuye en el sector el diseño de esta estrategia destinada, primero, a frenar esa sangría de clientes y, en último término, a provocar la consolidación.
La compañía se había quedado descolgada del grupo de cabeza, pero esa reducción de tarifas suscitó las primeras miradas hacia atrás de Vodafone y Orange, que veían que Movistar se revolvía en el pelotón. Segundo ataque: César Alierta, presidente del exmonopolio, anuncia en febrero de 2012 el fin a la subvención de teléfonos móviles, práctica con un coste anual de 1.600 millones para los tres principales operadores. Vodafone y Orange le siguen.
La convergencia, clave
Tres meses después desvela su plan de fibra óptica: pretendía alcanzar ese año los tres millones de hogares pasados con su red. Vodafone y Orange trataron de responder con acuerdos de despliegue conjuntos, pero para entonces Movistar contaba ya con casi millón y medio de viviendas pasadas.
Lo que dejó sin aliento al sector fue el lanzamiento, en octubre de ese año, de «Movistar Fusión», el primer producto que integraba fijo, móvil, internet y televisión en la misma factura. Solo Telefónica, con red propia móvil y fija, podía hacerlo de forma competitiva. Tanto Vodafone como Orange exigieron a Competencia que prohibiese de su comercialización, pero ambas eran conscientes de que estaban obligadas a complementar su negocio móvil con una infraestructura fija. Las opciones eran desplegar red por su cuenta, fórmula lenta y cara, o absorber un operador fuerte en ese segmento, vía también cara pero que de inmediato les pondría a la altura de Telefónica.
Al adquirir Ono y su red fija en marzo, Vodafone dio el salto: ahora ya puede lanzar también una oferta integral. Ese movimiento inició la consolidación, al presionar a Orange para hacer algo semejante. Y, en la misma línea, acaba de comprar Jazztel. «Tenemos que converger, la convergencia es una forma de atraer clientes», admitía Pellisier, consejero delegado adjunto de France Telecom, matriz de Orange. Hoy, el 70% de las altas de clientes en banda ancha fija (ADSL o fibra óptica) se hacen con paquetes integrales.
La fusión de Orange y Jazztel pone ahora el foco sobre Yoigo, en venta. Eso sí, con solo presencia en móvil y ya sin capacidad de competir con una oferta convergente, ha perdido atractivo, con lo cual cada día que pasa pierde más valor y difícilmente su matriz, Teliasonera, obtendrá un buen precio.
Las «telecos» con posibles –Telefónica, Vodafone y Orange– podrían preferir hacerse con alguna de las compañías de cable del norte (Euskaltel, R y Telecable) para acelerar su presencia con banda ancha fija en País Vasco, Galicia y Asturias. La consolidación se ha precipitado, pero quedan etapas por correr. Movistar viene de dar un arreón con la compra de Digital+, también protestada por sus competidores. El despliegue de redes ultrarrápidas carece de sentido sin contenidos de calidad que distribuir, y la televisión de pago lo es.
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