Banco de Portugal nombra a un nuevo equipo de administración del Novo Banco
Eduardo Stock da Cunha sustituye a Vítor Bento en la presidencia. Viene del LLoyds y formó parte del equipo fundador del Santander Totta, con Horta Osório
Un día después de anunciarse la salida del equipo de administración del Novo Banco , el Banco de Portugal confirmó ayer los nombres de sus sustitutos. El portugués Eduardo Stock da Cunha sucede a Vítor Bento al frente de la entidad y tiene como cometido « ... formar y liderar un equipo con experiencia y motivado para el proyecto de desarrollo y creación de valor para el banco». El nuevo presidente cuenta con una amplia experiencia en banca. Trabajó más de dos décadas en el Santander Totta de donde salió hace un año para integrar el equipo de Lloyds.
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Para sus nuevas funciones estará acompañado por Jorge Cardoso, como administrador financiero, quien actualmente es administrador de la Caixa Geral de Depósitos donde es responsable de la banca de inversiones, inmobiliario y recuperación de crédito. Se han nombrado también administradores a Vítor Fernandes y José João Guilherme quienes ya ocuparon dicho cargo en el Banco Comercial Portugués. Tanto Stock da Cunha como Jorge Cardoso regresarán a sus trabajos en el Lloyds y en el banco público, respectivamente, cuando terminen sus funciones en el Novo Banco.
Salida de Bento
El equipo de Vítor Bento sale del Novo Banco dos dos meses después de asumir funciones. La renuncia del cargo se debe a la falta de acuerdo con el Banco de Portugal sobre la estrategia para la venta del banco. Bento fue nombrado el 14 de julio presidente del Banco Espírito Santo (BES), sustituyendo a Ricardo Salgado, y en la cúpula le acompañaron José Honório (vice-presidente) y João Moreira Rato (administrador financiero). Todos ellos aceptaron continuar en el banco tras el rescate del BES y defendieron un proyecto a medio plazo que permitiese impulsar la entidad denominada Novo Banco (que se quedó con los activos no tóxicos del BES) antes de colocarla en el mercado. Pero tanto el supervisor como el Gobierno luso pretenden que la venta se produzca «cuanto antes».
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