PERFIL
Jenaro García, el vendedor de humo
De regatear en el Rastro de Madrid a accionista de Telefónica con 14 años y después emprendedor tecnológico. Al final todo ha acabado en fiasco
J. TAHIRI
Cuando Jenaro García (Madrid, 1968) se dirigió la semana pasada a sus empleados para desmentir que Gowex fuera un fraude sacó unos hierros de una mochila y los blandió ante su plantilla. «Yo he salido de muchas. Aquí tengo algo que me resisto a llevar en muchos sitios ... : los hierros que durante un tiempo llevé en mis piernas, en las más de 24 roturas de huesos que tengo por accidentes de tráfico», relataba en un vídeo de YouTube que recoge el discurso ante sus trabajadores. Días después confesó ante el juez haber falseado durante los últimos cuatro años las cuentas de la empresa de wifi que presidía. Como relataba en el vídeo, sus inicios no fueron fáciles. Sus padres y su hermano murieron en un accidente de tráfico cuando él contaba 16 años.
La biografía de Jenaro García ahora queda en entredicho ante la desconexión entre su imagen pública y la realidad. La historia oficial hablaba de un chico que creció en el madrileño barrio de La Latina, donde se inició en el comercio y el regateo en El Rastro cuando era adolescente, como relató en una entrevista a la revista Forbes. Este debut en los mercados a pie de calle se vio acompañado con una primera entrada en los parqués bursátiles cuando, con 14 años, reclamó sus regalos de cumpleaños en efectivo. Con las 50.000 pesetas que obtuvo compró acciones de Telefónica, por su confianza en la tecnología, y de Unión Cerrajera, las más baratas de aquel entonces.
Después de esta experiencia, García se lanzó a emprender. Si bien comenzó Derecho en la universidad Autónoma de Madrid donde, según relataba, compartió clase con el actual Rey de España y entonces Príncipe de Asturias, con 19 años había fundado una empresa de importación de coches. Tras pasar por EE.UU., trabajar en Telefónica y crear varias firmas tecnológicas, en 1999 fundó IBER X, el germen de lo que después sería Gowex. En 2004 sienta las bases del futuro ¿negocio? de la empresa: instalar wifi público en todas las capitales del globo . «Imaginamos un internet que debía ser accesible para todos, en todas partes, y gratuito para el ciudadano», recordaba sus inicios el expresidente de Gowex en una entrevista con ABC hace unos meses.
Es a partir de entonces cuando el rally alcista de la biografía de Jenaro García adquiere velocidad de vértigo para el futuro derrape. Contratos de wifi en las principales ciudades del planeta, début en Bolsa y unos balances contables de ensueño que arqueaban cejas y atraían inversores a rebufo de la personalidad de su fundador, modelo de emprendedor hecho a sí mismo. «Conocí a Jenaro García en un encuentro y me impresionó su personalidad. Vendía muy bien sus ideas. Pero en cuanto le pedías cifras se revolvía y te dabas cuenta de que todo era marketing. Muchos blogueros, más que analistas, defendían el modelo de negocio de Gowex y recomendaban invertir, porque seguramente ellos también tenían acciones. Pero nunca aportaban datos, solo marketing», explica Martín de la Cruz, analista de la web especializada en el Mercado Alternativo Bursátil, Mabia. La empresa ha resultado un dramático nicho de negocio para los inversores que acudían atraídos por una revalorización de tres dígitos en el último año.
Casado con Florencia Maté, también consejera en Gowex, y apasionado de las redes sociales, su currículo en la plataforma LinkedIn resume la imagen que construyó de sí mismo. Aficionado de la pintura, la escultura y la arquitectura, sobre todo del Renacimiento y el Gótico, a este empresario también le gustaba practicar bicicleta, esquí y atletismo. «Goooood morning Madrid! Perfecta mañana para salir a correr», escribió en Twitter dos días después de que comenzaran las acusaciones de fraude sobre su empresa. Una vez que se destapó el escándalo, una empleada de Gowex, describió en su blog a su antiguo jefe de esta manera: «No creo que Jenaro sea una mala persona (...) simplemente es un hombre enfermo, muy enfermo, que se creyó un salvador, que se creyó sus propias mentiras, un megalómano en toda regla». Admirador del cine épico, la carrera de Jenaro García cuenta ahora con un final incierto. «Yo he salido de muchas».
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