Llega el día D: Mario Draghi dispuesto a reducir los tipos de interés
El BCE está listo para tomar medidas que impulsen la economía europea y alejen el fantasma de la deflación

El día D es hoy 5 junio de 2014. El sitio la sede central del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort. La hora a partir de las 9 de la mañana. Estas son las coordenadas físicas de la reunión mensual del consejo de gobierno de la institución que maneja la política monetaria en la Eurozona. La expectación es máxima porque el presidente de la institución, el italiano Mario Draghi, anunció en mayo que el BCE había decidido por unanimidad que tomaría medidas para impulsar el flujo de crédito y luchar contra la baja inflación en su reunión de junio (por hoy), una vez que se conozcan los últimos datos sobre la situación de la economía europea.
Son precisamente estos datos de inflación, de nuevo a la baja en mayo (2 décimas hasta el 0,5%), y de crecimiento económico, próximo a cero (tan sólo un 0,2% en el primer trimestre del año), los que harán que hoy el BCE de una vez por todas opte por una política monetaria expansiva que haga fluir el crédito y contribuya a subir la inflación y al crecimiento económico.
Y como viene siendo habitual ya la víspera de las reuniones importantes del BCE, el Fondo Monetario Internacional intentó ayer «aconsejar» a la institución de Fráncfort el camino a seguir. Reza Moghadam, director del FMI para Europa, aseguró que «la política fiscal en la Eurozona es neutral, así que existe una gran presión sobre la política monetaria. Es necesario que el BCE actúe», espetó durante una conferencia en Washington al tiempo que añadió que «el FMI ve el potencial de producción en la Eurozona en el 0,5%, muy poco para estabilizar y mucho menos bajar la tasa de paro».
El consenso de los analistas y las Bolsas europeas es que el BCE bajará los tipos de interés, actualmente en el históricamente bajo 0,25%, hasta el 0,10% ó 0,15%. La noticia menos buena es que los mercados parecen haber descontado ya esta bajada , de modo que su efectividad puede ser por tanto limitada.
Lo que sí puede ser más efectivo, según los expertos, es una nuevo inyección de dinero al mercado en forma de créditos masivos para los bancos, o subastas LTRO en la jerga especializada , al estilo de las que ya realizó en dos ocasiones anteriores. La novedad podría estar en que el BCE condicionase la concesión de este dinero barato a los bancos a que éstos, a su vez, se comprometan a destinar un elevado porcentaje a dar financiación a las pymes, uno de los cuellos de botella que impiden la correcta transmisión de la política monetaria. Otra de las opciones sería extender el plazo para que los bancos devuelvan el dinero que recibieron en esos anteriores «manguerazos».
También en la misma línea de incentivar a los bancos a prestar estaría el establecimiento de un tipo de interés de depósito negativo, una especie de impuesto a los bancos que quieran dejar su dinero a buen recaudo en el BCE. El riesgo de esta medida radica en que los bancos decidieran traspasar a los clientes este sobrecoste.
Pero la verdadera «joya de la corona» que tiene el BCE en sus manos es la posible compra de bonos, tal y como hizo en mayo de 2010 en el caso de los de los países más débiles de la Eurozona por un montante de 170.000 millones de euros. Los expertos creen que, como mucho, el BCE compraría bonos de titulización de activos privados y dejaría para otro momento la compra de bonos soberanos que, por otra parte, tienen mucha menos tensión que hace unos meses. Lo único que parece cierto es que, en el 70 aniversario del desembarco de Normandía, Draghi sacará parte de su artillería en defensa de la recuperación.
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