A debate: ¿Se puede crecer sin que crezca el Producto Interior Bruto?

El Club de Roma, «think tank» de la Trilateral , ya adelantó en 1972 en su informe «Los límites del crecimiento», que el planeta no iba a dar abasto de continuar el ritmo cuantitativo de crecimiento. La última actualización del informe introdujo el concepto de huella ecológica y concluye que en los últimos 40 años bailamos en el borde de un volcán. Y es que el crecimiento del PIB, con permiso de Galbraith, no lo es todo. Para José Illana, organizador de Diálogos de la Granja, «necesitamos incorporar nuevos indicadores de medición más amplios del progreso social, no sólo orientado a la producción, y con la sostenibilidad como eje y mantra de la actividad económica».

La visión de este « think tank» español cuestiona el modelo de crecimiento infinito en un mundo con recursos finitos. Ya lo apuntaba José Luis Sampedro en su libro «Economía humanista»: «Lo que sí es verdaderamente utópico es la ingenua fe en la posibilidad de un desarrollo económico indefinido; es decir, la producción creciente de bienes materiales sin limitación. Eso no es posible en un espacio limitado, y el planeta lo es: aunque lo olvidara una ciencia económica que, sin embargo, declaraba ocuparse de los bienes escasos».