El reto de Renzi: cambiar la economía de Italia en cien días
Los dos graves problemas que deberá afrontar el nuevo primer ministro italiano son una deuda estratosférica de 2,1 billones de euros y un crecimiento prácticamente cero
Ángel gómez fuentes
Correr, correr, correr. Este es el mensaje que está dando a todos sus colaboradores el nuevo primer ministro italiano, Matteo Renzi , secretario general del Partido Democrático. Ha dicho que no puede perder ni un minuto, porque tendrá la tarea más difícil de toda la ... Unión Europea. Estará al frente de un país que tiene dos problemas fundamentales: una deuda estratosférica de 2,1 billones de euros, y un crecimiento prácticamente cero. Italia es el país que menos ha crecido en Europa desde la creación del euro. Además de la recesión que parece que nunca acaba, se añaden otros graves problemas conocidos desde hace tiempo: un paro que alcanza el 12,7% (el juvenil está en 41,6%), un nivel de impuestos que estrangula a las empresas y deja a los ciudadanos sin posibilidad de consumir, una banca que da dinero con cuentagotas, una burocracia asfixiante y, en fin, un coste de la política sin igual en Europa que ha desacreditado a toda una clase dirigente vista hoy como una «casta» que se debe eliminar.
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En estas condiciones, la prioridad de Renzi son las reformas , y ha anunciado ya que procederá con el ritmo de «una al mes». Se parte en febrero de la ley electoral y de las reformas constitucionales, marzo se dedicará a la cuestión laboral, abril a la administración pública, y se cierra en mayo con la fiscalidad.
Acabar con la ingobernabilidad
Italia se ha caracterizado por una cierta inestabilidad política e ingobernabilidad, fundamentalmente por dos motivos: En primer lugar, una desastrosa ley electoral llamada «Porcellum» (también conocida popularmente como la «Porcata», cerdada), aprobada por el Gobierno de Silvio Berlusconi, que tenía como objetivo complicar la vida a la izquierda y bloquear el país en caso de perder las elecciones el centro-derecha.
En segundo lugar, el parlamento italiano es un obstáculo a la hora de formar un gobierno fuerte, porque con el bicameralismo perfecto Cámara de diputados y Senado tienen el mismo poder y cualquier ley se eterniza en los meandros de las cámaras, donde mil parlamentarios, los mejor pagados de Europa, conspiran y forman fuertes grupos de presión.
Con todo esto quiere terminar Matteo Renzi, aprobando una nueva ley electoral y convirtiendo el Senado en cámara de las regiones. Se reformará también el Título V de la Constitución, el referido a las autonomías locales: comunes, provincias y regiones.
El propio Matteo Renzi justificó así esta reforma: « No es aceptable que, en tiempos de dificultad económica, las regiones se transformen en macro Estados que piensan poder gobernar todo». En consecuencia, volverán al Estado una serie de competencias, entre otras la coordinación de las finanzas públicas y del sistema tributario, las grandes redes de transporte y de navegación, el comercio con el exterior, programas estratégicos nacionales para el turismo, y la producción, transporte y distribución nacional de la energía.
Facilidad de despido y ayudas a parados
En marzo llega otro enorme desafío para Matteo Renzi, como es la reforma laboral, técnicamente complicada y llena de trampas políticas y sociales. Renzi utiliza un anglicismo para su plan: «Jobs Act», mirando de reojo a ciertas medidas del presidente americano Obama, quien ha incentivado los sectores de investigación y de alta tecnologíaa. Habrá un amplio paquete de medidas, que comprende recortes de costes y tasas a las empresas para que creen empleo, y reducción al máximo de la burocracia. Se facilitará el despido, pero a cambio se reforzarán las ayudas a los parados.
Menos burocracia
En abril, Renzi meterá mano la administración pública, un duro hueso de roer con el que no pudo el exprimer ministro Mario Monti. El objetivo fundamental es limitar el poder extraordinario de las burocracias ministeriales y reducir drásticamente el salario de los dirigentes públicos.
Reducción de impuestos
En mayo, en coincidencia con la campaña electoral para las europeas, que serán una especie de referéndum sobre la tarea realizada por Renzi en sus primeros cien días de gobierno, el gobierno afrontará otro capítulo muy delicado, la reforma fiscal. Matteo Renzi bajará impuestos a las empresas y a los ciudadanos. Quiere que los italianos noten de inmediato que hay más dinero en sus bolsillos para poder así estimular el consumo.
Para sostener un programa tan ambicioso, Matteo Renzi necesita dinero, cosa que Italia no tiene. Por eso, se propone convencer a Bruselas para poder superar el límite del 3% del déficit con relación al PIB, a cambio de llevar adelante un serio programa de reformas.
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