El negocio de Lego más allá del ladrillo

Lego ha conseguido subir al segundo puesto de la industria del juguete , por encima de Hasbro y solo por debajo de Mattel, pero con un crecimiento mayor que ninguna en el último año. Lego, en realidad, no ha cambiado su negocio: sigue construyendo juguetes. Los videojuegos, películas y demás son producidos mediante alianzas estratégicas con otras compañías, pero beneficiosas para la promoción de sus juguetes, al fin y al cabo su fuente de ingresos.

El inicio de la diversificación de sus productos a finales de los noventa, sin embargo, estuvo a punto de acabar en bancarrota por la falta de rentabilidad. El presidente de la compañía, Kjeld Kirk Kristiansen, el hombre más rico de Dinamarca , evitó la venta de la empresa fundada por su abuelo tras deshacerse de los parques temáticos Lego, recortar de la plantilla, deslocalizar las fábricas y crear líneas de juguetes rentables.

A la compañía de Billund (Dinamarca) le gusta afirmar que el secreto de su resurrección a partir de mediados de la pasada década fue regresar a su «sistema de juego» clásico, las piezas de construcción intercambiables. Así ganó su fama de juguete ideal para los padres : educativo, de alta calidad y con el valor nostálgico de generaciones jugando al mismo juego.

En las estanterías de las jugueterías, no obstante, es menor el espacio reservado para los cubos de bloques sin instrucciones, frente a productos menos abstractos. No solo están ocupadas por las grandes licencias, como la de los superhéroes de Marvel; sino por el desarrollo de productos propios para abrir el mercado a otros públicos. Como Las leyendas de Chima , con estética oriental, vital para la implantación en el mercado asiático; o Lego Friends , más estilizados y de colores pastel, criticados por sexistas , pero que ha demostrado una alta rentabilidad entre el público infantil femenino, tradicionalmente menos interesado en los bloques de construcción, a pesar de los estudios que indican favorece la posterior elección de estudios de ingeniería .

Las compañía danesa busca ampliar su público objetivo también a un comprador más adulto con productos de modelismo, la unión con la electrónica y la robótica, o simplemente diseños para no tan niños, como los Lego Simpson. De hecho, un estudio demuestra que las caras de las minifiguras son cada vez menos sonrientes , lejos de la eterna sonrisa dibujada de las primeros muñecos en cualquier situación, incluso en un pirata o un paciente dentro del quirófano.

La empresa fue fundada por el abuelo del actual dueño, el carpintero Ole Kirk Christiansen, que comenzó haciendo juguetes de madera. El padre, Godtfred Kirk Christiansen, creó el funcional bloque que disparó la popularidad de la compañía. Lego nunca ha dejado de contar con su sistema de juego, del básico construir, montar y desmontar; pero hoy, los rígidos bloques conviven con sus líneas de productos figurativos menos imaginativos y más dirigidos, a partir de personajes originales o conocidos, y promoción gracias a dibujos animados y videojuegos sinónimo de aventuras y acción.