«Necesitamos financiación, sí. ¡Pero, por favor, no nos insulten!»

—¿Cómo le está afectando a la compañía toda la polémica con la CNMV?

—No hay ninguna polémica. Nosotros hemos lanzado una emisión de bonos y el regulador ha decidido hacer una advertencia sobre nuestros problemas de liquidez. Mi única puntualización es que se refiere al corto plazo de la compañía y no tiene en cuenta que detrás tenemos un negocio enorme y con una proyección fantástica. Es cierto que tenemos un problema de liquidez, pero no hay que olvidar que el propio Estado español estuvo durante unos meses sin poder emitir deuda y bordeó la intervención... Y al final todo se solucionó.

—¿Cuál es el origen del problema?

—La falta de financiación. Tardamos mucho tiempo en obtener la autorización por parte de la CNMV para la emisión y, cuando al fin la recibimos, fue con una advertencia que ha hecho que los inversores se retraigan.

—¿Guarda algún rencor por lo sucedido?

—Nosotros no vamos a reprochar nada a nadie. Pero no somos una fábrica de hielo a principios del siglo XX cuando comenzaron a fabricarse las neveras. No somos un negocio en restructuración. Y hemos intentado abrir una puerta, la emisión de bonos, que todavía estaba cerrada para las pymes, porque ahora sólo pueden utilizarla el Estado y las grandes empresas. Desgraciadamente se nos está haciendo muy cuesta arriba y no me que queda otro remedio que pensar que ha sido una osadía.

—¿No se esperaba una reacción así?

—La realidad es que se ha lanzado la voz de alarma porque queremos hacer una emisión teniendo problemas de tesorería. Y yo pienso, ¡claro, por eso mismo necesito los bonos! Si no, no los pediría. Estamos viviendo una situación un poco perversa. En realidad no se está debatiendo sobre lo que realmente importa.

—¿Cuál debería ser en su opinión el foco del debate?

—Lo que habría que discutir aquí es si nuestro negocio es bueno o no. Imagine que una persona quiere comprase una casa, acude al banco a pedir un crédito hipotecario y le responden que, por el mismo hecho de pedirlo, ya no puede comprase la casa porque no tiene el dinero. Sin preguntarle antes si tiene trabajo, si es estable, si va a poder pagar las cuotas... Pocoyó vende. Nosotros somos gente honrada, que lleva años desarrollando una marca que, por cierto, es la más grande de las que se han creado en los últimos años en España. No estamos haciendo nada raro, ni nada feo y estamos siendo transparentes. Necesitamos financiación, sí. ¡Pero, por favor, no nos insulten! Tenemos un negocio muy bueno y vamos a pagar, queremos pagar, si nos dejan, claro.

—¿Cuentan con un plan B?

—Exploramos otras alternativas, claro que sí, pero ahora mismo estamos centrados en sacar adelante la emisión. Estamos absolutamente convencidos de que podremos devolver los bonos y pagar los intereses. Por supuesto que tienen riesgo, pero es un riesgo atractivo.

—¿Cómo afronta la posibilidad de declararse en concurso?

—Desgraciadamente, creo que es un riesgo que afecta a una abrumadora parte de las pymes. Esta es nuestra realidad... ¡Bienvenidos a España!

—¿Cuales son los planes de Pocoyó si finalmente las cosas salen bien?

—Las cosas van a salir bien seguro. Podremos ir más rápido o más despacio, pero saldremos adelante sin ninguna duda. Nuestros planes son crecer en los mercados en los que ya estamos presentes, seguir desarrollando y monetizando la marca, desarrollar el ámbito de las licencias, crecer en ingresos publicitarios... Seguir creciendo, en definitiva.