Nicolás Bergareche: «Roque era un emprendedor nato»

El 12 de octubre de 2012, Roque Bergareche Mendoza, un joven emprendedor en viaje de negocios en Angola, perdió la vida en un inesperado atraco. Hijo de Santiago Bergareche y nieto de Ramón Mendoza, Roque se había decidido a montar su propio negocio en Luanda, la compañía Vig World, y empezaba a recoger los frutos de una complicada pero apasionante empresa, la misma en la que hoy se embarcan cientos de jóvenes -y no tan jóvenes- españoles: el desarrollo de un proyecto personal, de una idea con talento y viabilidad económica, reforzada con grandes dosis de innovación tecnológica y visión internacional. Una aventura empresarial que, de un tiempo a esta parte, recibe el nombre de «startup» y se asocia con la figura del emprendedor, algo de lo que tampoco se sabía gran cosa hasta hace poco en España.

Los sueños de este joven empresario se trucaron de forma abrupta hace apenas un año, pero su recuerdo y su ilusión siguen vivos gracias a la Fundación que lleva su nombre y que acaba de presentar el I Premio Roque Bergareche Mendoza para emprendedores. Un proyecto del que habla su hermano, Nicolás Bergareche, desde la emoción y el agradecimiento que experimentó al comprobar el respaldo de amigos y conocidos el día de la presentación de este premio en la sede madrileña de Deusto Business School. «Hay quien piensa que a Roque emprender le costó la vida, pero yo creo que fue al contrario, que le dio la vida, era una persona muy feliz desarrollando un proyecto personal muy ligado a su forma de entender la vida», afirma.

El Premio Roque Bergareche seleccionará dos proyectos empresariales innovadores, de reciente o próxima implantación, con modelos de negocio viables, sólidos y con vocación internacional. El ganador recibirá 40.000 euros y «todo el asesoramiento profesional necesario para asegurarse un buen comienzo», apoyo este último que también se ofrecerá a un segundo candidato. (Los interesados pueden consultar las bases del premio en http://www.fundacionroquebergareche.es/ )

«¿Por qué hacemos esto?», se pregunta el también joven emprendedor, recordando la misma pregunta que ya le han planteado otras veces. «Cuando te ocurre una desgracia así, lo más duro es pensar en todo lo que no le dio tiempo a hacer en su vida, Roque solo tenía 29 años. Por eso nos pareció que esta era una manera útil, bonita y duradera de recordarle y de canalizar ese recuerdo. Es una forma de poner en marcha algo positivo, de poder plasmar su energía en otros proyectos que hoy están esperando una oportunidad», explica.

«Empezar es la mitad del camino -continúa citando la frase del filósofo Horacio y lema de la Fundación Roque Bergareche-, por eso lo que queremos es ayudar en sus comienzos a aquellas personas que estén dispuestas y preparadas para asumir el riesgo de emprender».