
Gigantes empresariales que cayeron víctimas de la crisis económica
Lehman Brothers, American Airlines, BlackBerry, Pescanova, Bankia... muchas son las víctimas en España y en todo el mundo de la Gran Recesión
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12345678Lehman Brothers: la avaricia rompe el saco

El rótulo de Lehman Brothers entra en Christie's para ser subastado - ap El ascenso de Dick Fuld, apodado el «gran gorila» de Wall Street por su agresividad, a la cúpula de Lehman Brothers, fue igual de vertiginoso que la escalada de King Kong en el Empire State Building de Nueva York... pero los daños que provocó su caída —y la de su banco— fueron infinitamente mayores a los que causó en su desplome desde las alturas el célebre primate gigante.
La impresionante ola de polvo que provocó la quiebra del banco de inversión neoyorquino, dañado en sus cimientos por el pinchazo de las hipotecas subprime y por la gestión de quién fue su cabeza durante 15 años, atascó primero los mecanismos del sector financiero norteamericano y se extendió después al resto de la economía estadounidense y mundial, hasta el punto de que su quiebra se estudia hoy como punto de partida de la actual crisis.
La bancarrota del por entonces cuarto banco de inversión de Estados Unidos dejó al descubierto los peligros de la desregulada banca de inversión, a quien nadie impedía perseguir las mayores rentabilidades aun a costa de poner en riesgo todo el sistema. Precisamente por ello la Casa Blanca lo dejó caer cuando antes había salvado a otros titanes en apuros como Freddie Mac, Fannie Mae, Goldman Sachs, la aseguradora AIG o Bank of America.
Fundado en 1844 por Henry Lehman, un comerciante de ganado bávaro que emigró a Estados Unidos atraído por el sueño americano, la empresa fue creciendo gracias a una serie de acertadas inversiones en el mercado de algodón, que pronto se extendieron al café y los ferrocarriles. Gracias a una sólida base financiera y al buen hacer de Henry, sus hermanos Emanuel y Mayer, y sus sucesores al frente de la compañía, Lehman Brothers atravesó sin excesivas dificultades el «crack» del 29 y las sucesivas crisis financieras que sacudieron el siglo XX.
Para 2007, año en el que ganó más de seis mil millones de dólares, el gigante sumaba 26.200 trabajadores y facturaba 59.003 mil millones. Fue su último año en positivo... y también su último año completo de existencia. El 15 de septiembre de 2008 anunciaba su quiebra, tras haber perdido el 74% de su valor en Bolsa en menos de una semana (un 93% desde comienzos de año). Pocos días antes el banco había informado de pérdidas por valor de 6.212 millones de dólares en los nueve primeros meses del año, además de un recorte del dividendo trimestral de 68 a 5 centavos por acción y una «drástica» reducción de su exposición al sector inmobiliario.
El incierto destino de American Airlines
abc La ola de polvo levantada por el desplome de Lehman también atoró los motores de una de las aerolíneas de bandera norteamericanas. American Airlines (AA) se declaraba en suspensión de pagos el 29 de noviembre de 2011, incapaz de hacer frente al fuerte descenso en el número de viajeros al no poder reducir sus abultados costes laborales, algo que se vio agravado por la constante subida del precio del queroseno.
Arrastrada por una deuda de 29.550 millones de dólares, la compañía no tuvo otro remedio que acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrotas de Estados Unidos para poder afrontar una muy necesaria reestructuración, en la que todavía se halla inmersa. El plan pasaba por la fusión con su antaño gran rival, US Airways, acordada en febrero de este año, que daría como resultado la creación de la mayor aerolínea del mundo, participada en un 72% por los acreedores de AMR, matriz de AA. Sin embargo, en agosto de este año el Departamento de Justicia norteamericano paralizaba la operación «porque se traduciría en billetes más caros y menos servicio».
BlackBerry: crisis y falta de adaptación

Logo de BlackBerry - reuters El declive de la compañía canadiense BlackBerry quedó patente en octubre de 2011, cuando una caída del servicio provocó durante cuatro días la mayor parte de sus usuarios en Europa, Oriente Medio, India y África se quedasen sin servicio de mensajería.
Sus problemas, no obstante, habían comenzado mucho antes. La empresa, que se había abierto un hueco en el mercado de los smartphones de lujo al ofrecer a los altos ejecutivos la posibilidad de enviar correos electrónicos seguros, pronto dio el salto al público generalista, atraído por su cómodo teclado y por la posiblidad de enviar mensajes gratuítos a través del sistema de mensajería BBMessenger. Sin embargo, fue incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos. En 2010, un analista próximo a la dirección de la empresa afirmaba a EconomíaDigital que el principal causante de su pérdida de fuelle era una adaptación errónea a los cambios en las necesidades de los consumidores. «Conquistó el mercado muy rápido pero se equivocó con la estrategia de negocio. No vieron que el crecimiento de los teléfonos inteligentes había dejado de estar en la punta de la pirámide y se encontraba en la base. Creo que ya no hay manera de que se recuperen», afirmaba.
El éxito de los sucesivos modelos del iPhone de Apple, que se convirtieron en el objeto de deseo de los usuarios más acomodados, y el crecimiento imparable de los terminales con el sistema operativo Android de Google, cuyo código abierto permite que cualquier desarrollador no solo pueda modificar su código sino también mejorarlo, erosionaron inexorablemente el éxito de la compañía canadiense.
Sin embargo, el golpe de gracia lo asestaría el surgimiento de nuevas aplicaciones, como WhatsApp, que cubrían en estos terminales los servicios que antaño solo ofrecía BlackBerry, y sobre todo el precio excesivo de sus terminales en plena crisis pese a ser inferiores a los de la competencia.
El pasado 23 de septiembre el fondo de inversión FairFax, hasta entonces su máximo accionista, compró la empresa por 3.400 millones de euros, cifra inferior a la generada solo durante ese mismo fin de semana por Apple.
Kodak: un resurgir amargo

Sede de Kodak en Rochester, Nueva York - reuters Como en el caso de BlackBerry, crisis económica y falta de agilidad a la hora de adaptarse a las nuevas exigencias de los consumidores se combinaron para asestar un durísimo golpe a la empresa cuyo nombre es aún sinónimo de fotografía. El 19 de enero de 2012 la legendaria empresa fundada por George Eastman ciento treinta años antes entraba en suspensión de pagos, agobiada por una deuda de casi 6.700 millones de dólares y casi hundida por el nuevo mercado digital que no supo y no quiso encarar.
Paradójicamente, fue un invento patentado por la propia Kodak la que llevó a la empresa al coma: la cámara digital, cuyo primer modelo fue diseñado en 1975 por el ingeniero de la compañía Steven Sasson. La cámara, sin embargo, nunca pasó a la fase de producción: Kodak temió que pusiera en peligro la verdadera piedra filosofal de su negocio, la venta de carretes, y despreció el invento llamado a revolucionar la fotografía. El testigo lo recogería la japonesa Fuji, que en 1988 lanzó al mercado la DS-1P.
No obstante, en su caída también tuvo un importante papel la crisis económica. En 2009 la empresa neoyorquina achacaba gran parte de la caída de sus ventas «al impacto de la crisis económica sobre el comercio global, el cambio monetario desfavorable y los procesos de reestructuración interna».
Sin embargo, no fue el final definitivo para el legado de Eastman. A principios de este mes de septiembre una empresa con el mismo nombre pero mucho más pequeña y centrada en las nuevas tecnologías emergía de la suspensión de pagos. «Hemos emergido como una compañía tecnológica que ofrece servicios de imagen para los negocios, incluyendo el empaquetado, la impresión funcional, las comunicaciones gráficas y los servicios profesionales», explicaba en un comunicado su presidente y consejero delegado, el español Antonio Pérez. En el camino quedaron los puestos de trabajo de casi 50.000 empleados, el cierre de decenas de laboratorios y fábricas y la venta, muchas veces por debajo del precio de mercado, de varias de las divisiones de la compañía y de miles de patentes.
El gigantesco rescate de Dexia
Cuartel general de Dexia en Bruselas - ap El banco franco-belga Dexia ha protagonizado durante la crisis uno de los mayores rescates bancarios de la historia. Los Ejecutivos de ambos países, junto con el de Luxemburgo, llevan gastados más de 56.000 millones de euros en sanear las maltrechas cuentas de la entidad —6.400 millones en 2008, 45.000 en 2011 y otros 5.500 en diciembre de 2012—, cifra que casi equivale a la cuantía total de las ayudas a toda la banca española durante la crisis (que ascienden a poco más de 61.000 millones de euros). Además, los tres gobiernos crearon un banco malo para los activos tóxicos de la entidad, garantizado por un sistema de avales por valor de 90.0000 millones de euros.
La quiebra de Dexia, muy dañado por los impagos de muchos ayuntamientos de Bélgica y Francia, sus principales clientes, puso en entredicho la fiabilidad de los test europeos de estrés, en los que había obtenido una buena nota.
En la actualidad, el banco está en proceso de ser desmantelado. En septiembre de 2012 Dexia vendió su filial turca DenizBank al banco ruso Sberbank por 3.020 millones de euros, en marzo siguiente cedió el 50 % de una de sus filiales de su rama luxemburguesa, RBC Dexia Investor Services, a Banque Royale de Canadá por 837,5 millones de euros; y el pasado mes de enero vendió su última gran filial de banca comercial, la Sociedad de Financiación Local (SFIL), por la simbólica cantidad de un euro, al Estado francés, la Caja de Depósitos y la Banca Postal.
El «ejemplo» de Pescanova

Almacén de Pescanova en Vigo - afp La dura caída del gigante pesquero gallego Pescanova mereció incluso un sesudo reportaje del prestigioso rotativo norteamericano «Wall Street Journal». Bajo el título «Cómo la crisis europea hundió a Pescanova, un gigante español de la pesca», el diario utilizó su hundimiento como ejemplo de los problemas causados en el sur de Europa por la sequía de liquidez derivada de la crisis. «Los ángulos de esta instantánea que es Pescanova ilustran a compañías que asumieron mucha deuda y crecieron con rapidez antes de que estallara la burbuja crediticia. Ahora, algunas de estas empresas están siendo investigadas por prácticas presuntamente ilegales», escribía Matt Moffet en sus páginas.
Los rumores sobre los posibles problemas de la compañía, aparentemente sana, saltaron a la luz el 28 de febrero de este año. En el plazo límite para que las empresas presenten sus cuentas anuales de 2012, Pescanova comunica a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que no las va a formular. Un día después, la compañía solicita el preconcurso de acreedores.
Pocos días más tarde Pescanova admite la existencia de «discrepancias» entre su contabilidad y las cifras de deuda bancaria, por lo que la CNMV suspendió su cotización en Bolsa. El 5 de abril el Consejo de Administración solicitó la suspensión de pagos, y poco después se conocía que su presidente, Manuel Fernández de Sousa, había vendido de forma irregular gran parte de sus acciones. Finalmente, el 10 de julio un informe de KPMG desvelaba que el equipo de De Sousa manipuló sus cuentas para esconder una deuda de 3.281 millones de euros y un déficit patrimonial de 927 millones, cifra que posteriormente Deloitte elevó a 3.647 millones, situándo el «agujero» en 1.667 millones.
Las cuantiosas ayudas a Bankia

Un operario cambia el rótulo de una oficina de Caja Madrid por el de Bankia - reuters El 9 de mayo de 2012 el Estado nacionalizaba el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia, un proceso que acabaría suponiendo el mayor rescate en la historia de España al superar los 23.400 millones de euros. La cuarta entidad bancaria del país consumió así la mayor parte de las ayudas del Gobierno a los bancos, lastrada prácticamente desde su nacimiento por la elevada exposición al ladrillo de las siete cajas de ahorro que se fusionaron para darla a luz.
Tras un proceso de reestructuración y de venta de sus participaciones estratégicas — en junio vendió su 12% de IAG (la fusión de Iberia y British Airways), y esta misma semana se deshacía de su participación en la aseguradora Mapfre por 980 millones de euros—, la entidad logró volver a dar beneficios en el primer trimestre de este año.
Sniace: a un paso de la desaparición

Protesta de los trabajadores de Sniace - efe Pocas fichas quedan sobre la mesa en la que se juega el destino de Sniace. La emblemática empresa cántabra, acrónimo Sociedad Nacional de Industrias Aplicaciones Celulosa Española, acumula ya diez meses consecutivos de conflicto laboral, y el rechazo por parte de la plantilla (533 trabajadores), de la última propuesta de la dirección, que proponía «salvar» la factoría química despidiendo a la mitad de los operarios y reduciendo los salarios, hace temer que el desenlace no sea bueno.
La compañía tuvo unas pérdidas de 41,1 millones de euros el primer semestre, siete veces más que en el mismo período del año anterior. La firma se ha visto ahogada, además de por la crisis, por el nuevo impuesto del gas y las tasas ambientales, por lo que este mismo jueves comunicó que iniciaba a comunicar el despido a la totalidad de la plantilla. Pese a ello, el presidente de Cantabria, Ignacio Diego, subrayó hoy la voluntad del Gobierno regional de «pelear» por el futuro de Sniace porque está convencido de que la empresa, «bien gestionada», tiene futuro y «puede dar buenos resultados».




