«Las protestas en Brasil supondrán una mayor liberalización económica»

- ¿En qué medida afectan las protestas de Brasil a las empresas nacionales presentes en el país?

-No creo que afecte y, de hecho, pocas veces he tenido tanto trabajo como en las dos últimas semanas. Estas protestas supondrán una liberalización de la política y la economía brasileña. Hay muchas cosas que se podrían hacer para hacerle la vida más fácil a las empresas: cambiar un sistema fiscal poco justo, un mercado laboral más eficiente... De momento ya se ha producido una moderación del tipo de cambio, que ha estado disparatado y provocaba un descenso en la inversión. Ahora, con un real depreciado un 30%, es más atractivo invertir.

- ¿Qué hay de la desaceleración económica?

-Hay que tener en cuenta que algunos países competidores de Brasil han mejorado su situación, mientras que la de China, uno de sus principales socios comerciales, está empeorando. Aún así, hablamos de una democracia de 200 millones de habitantes, muy próximos culturalmente a España... ¡sin duda, tanto Brasil como el resto de Iberoamérica son los sitios para las empresas nacionales! Brasil necesita inversión extranjera y ahora es cuando el Gobierno se está dando cuenta, ahora que se está desacelerando.

- ¿Qué sectores son los idóneos para las empresas españolas?

-El que tiene más futuro es el de las infraestructuras. Brasil no tiene carreteras, tiene que mejorar sus comunicaciones por mar y aire. Por ejemplo, en el último informe de competitividad del foro de Davos, quedaba en el puesto 135 en calidad de puertos de 144 países. Otro sector apetecible es la energía, ya que Brasil es un gigante en recursos. Pero no se presta atención a un sector clave: el mercado del gran consumo, ya que el brasileño es uno de los mayores mercados del mundo. Esto es un filón por explotar: el avance de las clases medias brasileñas se traduce en un gran aumento de la demanda interna.

- ¿Cuáles son los grandes obstáculos que enfrentan las empresas extranjeras que dan el salto?

-Además de las malas infraestructuras y comunicaciones, hay demasiada burocracia...una empresa tarda en crearse 3 ó 4 meses. Las empresas españolas necesitan ayuda para establecerse. Ese es el papel que podemos jugar los despachos que tenemos experiencia ahí. Pero el inversor español tiene muy buena reputación aquí.

- ¿Qué otros países de Iberoamérica pueden ser destinos de inversión apetecibles?

-México es el otro gran mercado, con un entorno más abierto, que acaba de aprobar un plan de liberalización de telecomunicaciones, infraestructuras y aeropuertos. En Chile las cosas están yendo muy bien pero por eso es un poco caro. Perú y Colombia presentan necesidades y oportunidades similares a Brasil, con mayores facilidades, aunque son mercados mucho más pequeños. Y luego está la «hispanización» de EE.UU., que presenta grandes oportunidades.

- ¿Qué hay de las desinversiones españolas en Iberoamérica?

-Es un asunto puntual que habla bien de su presencia en Iberoamérica, ya que son las posiciones de las que antes de deshacen precisamente porque son las que tienen mayor interés para los inversores. Pero te corta las alas para ser una empresa global.

- ¿Se está produciendo el deseado salto de las pymes españolas a Iberoamérica?

-Se habla poco, pero la pyme española se ha internacionalizado mucho en los últimos años.