El conflicto sirio lastra a las aerolíneas y dispara el valor de las petroleras

Siria no es uno de los grandes países productores de petróleo, pero sí los de su entorno y, además, Rusia, gran aliado del régimen de Bashar Al Assad. Por eso cualquier conflicto que amenace la estabilidad de esa región suele generar una inmediata presión sobre el precio del crudo. Ayer el barril de Brent superó los 115 dólares , uno más que un día antes, situándose en su nivel más alto en seis meses. El petróleo de Texas, por su parte, repuntó también cerca de un 1%, hasta casi 110 dólares, una cota que no alcanzaba desde hace año y medio.

Un repunte que ha beneficiado a las compañías petroleras, que ayer fueron las que mejor se comportaron en los parqués. Repsol, por ejemplo, se disparó un 3,19%, la italiana Eni un 2,85%, la británica BP un 1,24%, la rusa Lukoil un 0,61% y en Wall Street, al cierre de esta edición, Exxon Mobil subía más de un 2%.

El encarecimiento del «oro negro» no sentó tan bien a las compañías aéreas, que se convirtieron en farolillos rojos en la mayoría de plazas financieras del mundo. IAG, el holding fruto de la fusión de Iberia y British Airways, se desplomó un 3,85%. Más: la alemana Lufthansa se dejó un 3,19%, Air France-KLM un 2,92%, Air China un 3,11% y la norteamericana United Continental Holding se recuperaba ayer del varapalo (-7,20%) sufrido ya el martes.

El petróleo es uno de los costes variables que más influyen en las cuentas de las aerolíneas . Los analistas consultados explican que el impacto de este repunte del precio del crudo podría obligar a estas empresas a rehacer sus previsiones de resultados, y además a trasladar ese sobrecoste al precio de los billetes de los pasajeros.

«El conflicto de Siria afecta sobre todo a las industrias del transporte y del turismo», señala Daniel Álvarez, analista de la agencia XTB, para quien en todo caso es temprano aventurar un impacto en la economía real. Eso dependerá, concreta, de la duración y el devenir de ese probable ataque de países occidentales . Sólo de prolongarse y mantenerse al alza el precio del crudo, explica Álvarez, la guerra degeneraría en el plano económico en una presión inflacionistas que restaría más poder adquisitivo al ciudadano, agravando la crisis de consumo.

Salvar la salida de la crisis

«A corto plazo no tendrá efecto sobre la recuperación económica», coincide Fernando Hernández, director de gestión de Inversis Banco, quien también indica que el petróleo tendría que mantenerse en niveles aún más altos, entre 125 y 130 dólares el barril , y durante más tiempo, entre seis y doce meses, para alterar el rumbo de la economía mundial.

Los analistas, en general, no esperan por tanto un incremento sostenido en el tiempo del precio de esta materia prima. En primer lugar, por las reservas existentes actualmente y por la capacidad que tienen de producir más, en caso de necesidad, países como Arabia Saudí, próximo geográficamente a Siria pero enemigo de Al Assad.

Estados Unidos, además, no va a permitir ese encarecimiento. El precio del petróleo es una de las variables económicas que más preocupan a los ciudadanos estadounidenses. En no pocas ocasiones, y ante la presión popular, Barack Obama ha propuesto incluso liberar reservas para abaratarlo. Por eso, señala Álvarez, a la propia Casa Blanca le interesa una intervención rápida y limpia, que no provoque una desestabilización en la región y que no se enquiste, como sucedió con Irak o Afganistán. «Va a ser una operación de cirujano», describe. De hecho, según los medios de ese país, la intervención no duraría más de dos o tres días y se dirigiría contra medio centenar de instalaciones militares. El papel que pueda desempeñar Rusia a favor de Siria también será clave.

Día de recuperación

Sin motivos para creer en una guerra de largo alcance, la reacción de pavor de los inversores entra dentro de la normalidad, según los analistas. Más aún cuando las Bolsas venían de vivir un verano en máximos. Además, el dinero se refugia ahora en valores refugio como el dólar, que ayer ganaba terreno frente al euro (se cambiaba por 1,3331 dólares), y el oro, que seguía subiendo por encima de los 1.420 dólares la onza. Por eso, y porque en estos meses el volumen negociado es menor, un anuncio como este ha provocado una caída tan acusada.

Las Bolsas del Viejo Continente amanecieron, tras el cierre de Tokio (-1,51%), en «números rojos». Pero la apertura optimista de Wall Street permitió que poco a poco fuesen reduciendo las pérdidas del día. Fráncfort, no obstante, no lo consiguió y se dejó un 2,13%, e igual le ocurrió a París (-2,12%) y en menor medida a Londres (-0,72%). Milán (+0,98%) y Madrid (+0,05%), eso sí, salvaron el día a la espera de acontecimientos.