Escándalo en China por los sobornos a médicos de la farmacéutica GSK
Vuatro directivos chinos de la farmaceútica británica GSK han sido detenidos por sobornar a médicos para recetar sus medicamentos

Cuatro directivos de una multinacional detenidos y sobornos millonarios a funcionarios del Gobierno y médicos para aumentar las ventas. El escándalo protagonizado por la farmacéutica GlaxoSmithKleine (GSK) , la mayor del Reino Unido, está destapando la corrupción empresarial reinante en China, donde para hacer negocios hace falta «guanxi» («contactos» o «conexiones»). Según la Policía china, los directivos detenidos desviaron durante seis años 3.000 millones de yuanes (370 millones de euros) a 700 agencias de viajes y consultoras para organizar tanto en China como en el extranjero conferencias y congresos, que en ocasiones ni siquiera llegaron a celebrarse porque no eran más que una tapadera para invitar a los responsables de los hospitales. En dichos viajes, tratados a cuerpo de rey en hoteles de lujo, eran «convencidos» de las bondades de los medicamentos de GSK a base de sobornos con el fin de que los recetaran luego en sus respectivos centros médicos a precio de oro. «Se podría decir que las agencias de viajes y GSK eran socios criminales porque tenemos pruebas suficientes para sospechar que estas comisiones eran ilegales», explica el jefe de la investigación de delitos económicos, Gao Feng.
Uno de los cuatro ejecutivos arrestados, el vicepresidente y director de operaciones de GSK en China, Liang Hong , apareció la semana pasada en la televisión estatal confesando el delito. Además -informa la BBC-, la Policía ha prohibido salir del país al responsable financiero de la firma, Steve Nechelput, mientras que su director general en China, Mark Reilly , se marchó a Londres el mes pasado y todavía no ha regresado.
«Algunos ejecutivos, que conocen nuestros sistemas muy bien, han actuado al margen de nuestros controles internos y quebrantado la ley china», ha reconocido en un comunicado el encargado de Mercados Emergentes de GSK, Abbas Hussain, quien ha descargado toda la responsabilidad del caso en los empleados detenidos y ha tildado su comportamiento de «vergonzoso». Para congraciarse con las autoridades chinas tras este escándalo, Hussain ha anunciado que la empresa bajará el precio de algunos de sus medicamentos más populares, entre los que destacan un buen número de vacunas y pastillas contra el cáncer y diversas enfermedades respiratorias.
Pero este caso amenaza con ser sólo el primero en salir a la luz pública dentro de la investigación que el autoritario régimen de Pekín llevará a cabo hasta diciembre para acabar con las f recuentes estafas y falsificaciones que abundan en su c aótico sector farmacéutico . «Debemos castigar con decisión actos ilegales, cerrar empresas clandestinas y retirar productos problemáticos del mercado», prometió el director de la Administración Estatal de Alimentos y Medicinas, Wu Zhen, en un comunicado.
Por su parte, un portavoz del Ministerio de Comercio, Shen Danyang, advirtió de que «con independencia de que las empresas sean nacionales o de inversión extranjera, serán objeto de sanciones legales y tendrán que asumir su responsabilidad si violan la ley china» . Ante el temor de que se hayan puesto de acuerdo para fijar los precios de sus medicamentos en el mercado, las autoridades chinas están investigando los costes de producción de 60 farmacéuticas domésticas e internacionales, a las que incluso podrían imponer unos topes máximos en el importe de sus productos. Las mismas sospechas pesan sobre los fabricantes extranjeros de leche infantil. Las autoridades creen que podrían haber acordado entre todos unos precios abusivos por la fuerte demanda que hay en China, sobre todo desde que las más importantes firmas nacionales se vieran salpicadas en 2008 por el grave escándalo de la leche adulterada con melamina que mató a seis bebés e intoxicó a decenas de miles de niños. Además de arrestar a los directivos de GSK, la Policía china ha proseguido sus pesquisas sobre el sector visitando la oficina en Shanghái de otra firma farmacéutica, la belga UCB, y de la británica AstraZeneca, de donde se llevó a un responsable de ventas para ser interrogado, informó a Reuters una portavoz de dicha compañía.
El caso GSK podría ser sólo la punta del iceberg porque, a tenor de «The New York Times», una de las agencias de viajes implicadas en la trama también ha organizado durante los tres últimos años conferencias para otros seis gigantes farmacéuticos, entre ellos Merck, Novartis, Roche y Sanofi.
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