La banca española respira pero no baja la guardia

El sector financiero nacional es, de nuevo, más solvente. Así piensa la troika. Ahora bien, hay que seguir ojo avizor por la existencia de algunos riesgos latentes

La banca española respira pero no baja la guardia efe

maría jesús pérez

El final del particular calvario por el que pasa el sistema financiero español parece próximo a su fin —aunque algunos banqueros duden que llegue en algún momento, dadas las «vueltas» de tuerca que vienen en forma de recomendaciones y nuevas reglas de juego desde Europa—. ... Pero, a tenor de las últimas declaraciones de Gobierno y autoridades europeas, no habría ya motivos para alarmarse más allá de la pura lógica de las consecuencias de una reforma financiera aún sin finalizar. El propio ministro del ramo —Economía y Competitividad—, Luis de Guindos, a principios de semana, se apresuró a calificar de «positivo» el informe de la troika —Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional— sobre el rescate bancario español, que certifica que se han cumplido todas las condiciones y que «el sector no necesita más capital». ¿Se libra así España de seguir bajo la atenta supervisión de la troika? No, aún no, pero con salvedades.

«Es un informe positivo. Que señala que se van cumpliendo todos los hitos y todas las condiciones establecidas para la banca española y que además ésta no necesita más capital», celebró Guindos a su llegada al Eurogrupo el pasado lunes. «Lo más importante de todo —dijo—, es que nuestro sistema bancario es hoy mucho más transparente, está mucho mejor capitalizado y es mucho más solvente de lo que era hace sólo un año».

¿Una gota de consuelo en un mar de lágrimas? Ciertamente algo más de confianza en la banca española sí subyace, y no solo en el seno del Gobierno. De hecho, estos días, la troika ha dado por buenos los planes de negocio presentados por el grueso del sector (16 grupos bancarios) —con un horizonte hasta junio de 2015—, así como la revisión global de los mismos realizada por el Banco de España. Por un lado, revela que los bancos que no han necesitado apoyo público tienen «suficientes colchones para hacer frente a potenciales riesgos y muestran políticas conservadoras». Y, por otro, asegura que en las entidades con ayudas estatales, «el principal riesgo es la evolución de los depósitos y la viabilidad de la implementación de los planes de desapalancamiento». La propia CE reiteró similar mensaje al descartar que la banca española necesitase, «de momento», ayudas adicionales a los 41.300 millones de euros ya desembolsados en el rescate. Afirmó que el plan de saneamiento continúa encarrilado y que España ha cumplido casi todas las condiciones establecidas, si bien alertó de importantes desafíos y riesgos para el sector.

La conclusión de nuestros «vigilantes» se asienta sobre la base de la sucesión de acciones —la mayoría, con éxito— realizadas ya por el sector, que le ha llevado a ser de nuevo más solvente gracias a la recapitalización y la transferencia de activos a la Sareb, con ratios por encima de los requisitos europeos. No obstante, se pide a España seguir vigilando la evolución de la calidad de los activos y los balances, por la existencia de algunos riesgos que podrían dificultar la estabilización final del sector, y poner en peligro la previsión de resultados de este ejercicio.

Y es que tras las pérdidas experimentadas en 2012 —debido a las intensas dotaciones que tuvieron que hacer las entidades como consecuencia de los dos «decretos Guindos» y del traspaso de activos a la Sareb— el año 2013 se preveía de clara recuperación de resultados. Pero a medida que transcurre el ejercicio, aparecen circunstancias que podrían ensombrecer el panorama bancario ahora que parecía despejado.

Ocho «incertidumbres»

Expertos financieros resumen las principales incertidumbres que se ciernen hoy sobre el sector:

Créditos refinanciados. El Banco de España ha establecido nuevos criterios sobre los créditos refinanciados (200.000 millones, el 13,6% del total, del que solo tres quintas partes están clasificados como morosos o subestándar) que podrían suponer nuevas provisiones para algunas entidades. Si bien la refinanciación de créditos es una práctica habitual y necesaria para clientes que atraviesan situaciones temporales de dificultades de liquidez pero que disponen de capacidad de pago a medio plazo, es evidente que se ha abusado de esta práctica. Las entidades que tienen problemas no clasifican sus peores créditos ni en mora ni como subestándar, sino como riesgos normales. Por ello, subyace la duda de que alguna refinanciación esté ocultando quizás una insolvencia. El Banco de España ha establecido un plazo hasta septiembre para evaluar las necesidades concretas de cada entidad. En el mercado se maneja una cifra de 10.000 millones como necesidad adicional de provisiones para el sector, si bien es probable que la misma se pueda distribuir entre este ejercicio y el próximo.

Morosidad. Algunos financieros habían augurado que el techo de mora llegaría en 2010. Luego, en 2011. Luego, en 2012. Luego en 2013. Y, ahora, en 2014. En realidad, la mora depende de la evolución de la economía y ésta, en España, lleva bastante tiempo comportándose peor que las expectativas, lo que explica el retraso continuo del pico máximo de mora esperado. Tras su descenso puntual a fin de año por el traspaso de activos a la Sareb, esta magnitud continúa aumentando tanto en el sector inmobiliario y construcción como en el crédito hipotecario a familias y pymes. Por ello, los balances de los bancos seguirán soportando una gran presión en lo que resta de año y, quizás, aún en 2014.

Suelos de hipotecas. Recientemente se condenaba a BBVA, Cajamar (ambas han recurrido el fallo) y NovaGalicia a retirar las cláusulas suelo de las hipotecas en cuyos contratos estuvieran mal definidas y no cumplieran determinadas condiciones de claridad. Algunos piensan que la presión social podría obligar a generalizar la medida al resto del sector, a pesar de no incurrir en ninguna ilegalidad, y con los tipos de interés por los suelos y el margen de intereses de las entidades sufriendo sobremanera este golpe judicial podría afectar al resultado de explotación típico bancario en 2013.

Créditos fiscales. La nueva regulación de capital de Basilea III tiende a limitar el cómputo como capital de los créditos fiscales (ahorros impositivos derivados de pérdidas o de gastos (o provisiones, por ejemplo, genéricas) no deducibles, que las entidades esperan deducir o compensar con beneficios futuros. Basilea III establece que los activos fiscales diferidos se restarán del «core capital» de las entidades si superan el 10% del mismo, y concede un período transitorio para eliminarlos que empezaría en 2014. Pero los mercados empiezan a juzgar ya de antemano qué entidades salen peor paradas con la nueva regulación. La mayor parte de estos activos por impuestos diferidos se habría generado por la compensación de pérdidas en el proceso de saneamiento de las carteras de créditos a la clientela, bien directamente contra resultados del ejercicio, bien contra reservas en las fusiones. Según diferentes fuentes la banca española tiene en balance estos activos por un valor que oscila entre 47.000 y 70.000 millones. Explican además que en el conjunto del sector bancario español, el importe de los activos por impuestos diferidos netos sobre patrimonio neto ascendería al 28%, lo que podría implicar una caída de la solvencia entre el 20% y el 30% si se aplicara desde hoy mismo esta deducción al 100%, si bien se da una elevada dispersión. Según ha podido saber ABC, la noticia esperanzadora es que Hacienda y el Banco de España ultiman una norma fiscal que suavice el efecto de no poder computar como recursos propios los activos fiscales. El texto legal, en síntesis, trataría de sustituir los actuales impuestos diferidos por créditos fiscales ante Hacienda que sí computarían como capital.

Próximo test de estrés. En 2014, previsiblemente a finales del primer semestre, el BCE asumirá la supervisión de las entidades financieras europeas (que superen los 30.000 millones de activos totales o supongan más del 20% del PIB de su país). Pero, el BCE no quiere sorpresas y, antes de empezar a supervisar entidades, las quiere someter a un riguroso análisis. Incluso con mayor detalle y profundidad que los tests de estrés realizados anteriormente. Un nuevo punto de preocupación para las entidades españolas. Para empezar, porque lo que proyecta el BCE va a ser un análisis serio de la calidad de los activos bancarios, en el que revisará sus carteras crediticias, determinando si los préstamos están correctamente clasificados y adecuadamente dotados. Dada la desconfianza existente sobre las prácticas de las entidades españolas y el afán «por cubrirse», que sin duda tendrá el BCE, resulta lógico que exista preocupación. Pero, lo peor sería si, como se rumorea —aunque no está confirmado ni mucho menos—, volviera a plantearse lo posibilidad de exigir algún tipo de provisión sobre la deuda soberana, títulos que pesan en las carteras de las entidades españolas. En el peor de los casos podrían ponerse de manifiesto nuevas necesidades de saneamiento que obligasen a recapitalizar algunas entidades. Si los faltantes fueran pequeños, no habría problemas especiales para que los asumiera el FROB. Si fueran mayores, podría ser necesario tener que recurrir al MEDE, cuyas condiciones expiran a final de año, salvo que se prorrogue. Ello implicaría nuevas exigencias europeas y menores grados de libertad para el gobierno español.

Países emergentes. Santander y BBVA han aguantado la crisis mejor que la mayoría del sector, debido, entre otras razones, a su amplio grado de diversificación, con un importante peso del negocio radicado en países emergentes que, en esta crisis, se han comportado bastante mejor que los países desarrollados. Sin embargo, las dudas de los mercados sobre los emergentes están volviendo, especialmente ante el anuncio del fin de las medidas extraordinarias de estímulo monetario. El mundo emergente —que, tras el terrible shock de Lehman, se fue financiando en condiciones más favorables— ha sufrido una súbita reversión de las mismas. Justificado, en parte, por la situación cíclica de las propias economías emergentes y, en particular, de las más grandes, ya que China, India o Brasil, se encuentran en una fase de debilidad cíclica considerable. Por otra parte, recientemente estamos viendo inestabilidad política y social en países como Brasil o Turquía que hasta hace poco mostraban crecimientos vigorosos y que contribuían de manera relativamente importante a los resultados de las grandes entidades españolas. Por tanto, quizás, otra amenaza en el horizonte.

Dividendos. La recomendación del Banco de España para limitar la remuneración en efectivo, e incluso condicionar el reparto del dividendo, condiciona su cotización a corto plazo. Y ello con independencia de que sea una medida justificada e incluso beneficiosa ya que podría suponer revalorizaciones a medio y largo. Se trata de un tema que afecta solo a la valoración bursátil de las entidades, no a sus cuentas de resultados, pero no cabe duda de que es un nuevo factor de preocupación para las entidades.

La banca española respira pero no baja la guardia

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios