El ministerio de la discordia
La salida de Vítor Gaspar del ministerio de Finanzas y la entrada de María Luis Alburquerque en su lugar ha desencadenado una grave crisis política ya esperada desde hace meses
El ministerio de la discordia
Durante dos años, cada aparición pública de Vítor Gaspar ha sido prácticamente sinónimo de una subida de impuestos . Con un tono pausado, el ex ministro de Finanzas luso comunicada a los portugueses las dolorosas medidas necesarias para seguir a raja tabla ... el programa de ajuste financiero acorado con la troika. Unos ajustes “necesarios” para cumplir los compromisos de Portugal con sus socios internacionales y para lograr el ansiado regreso a los mercados financieros . Aunque desde hace mucho tiempo opinión pública y oposición pedían su salida, su dimisión el pasado lunes llegó por sorpresa y más todavía saber que llevaba ocho meses intentando abandonar su cargo.
Gaspar llegó al ministerio siendo uno de los miembros independientes del Gobierno de coalición liderado por el socialdemócrata Pedro Passos Coelho. Anteriormente era el director del Gabinete de los Consejeros de Política Europea del presidente de la Comisión Europea, el portugués Durão Barroso. Anteriormente había sido consejero especial del Banco de Portugal. Un técnico riguroso que en poco tiempo descubrió lo que él llamó “un desvío colosal” en las cuentas públicas heredado de los socialistas. Optó por el camino de la austeridad que acabó por llevarle a la impopularidad tanto dentro como fuera del Ejecutivo y lo que es peor, generó nuevos desvíos que no ha sabido controlar. Heredó un déficit del 5,9% y a pesar del “enorme aumento de impuestos”, como él mismo lo definió, Portugal acabó el 2012 con un déficit del 6,4%. La deuda pública ha pasado de 101,7% a 123% y si en el 2011 la recesión estimada era de 2,2%, el año pasado fue de 3,2% y para este año se espera un 2,3%. Asustadores son los números del paro que en dos años aumentó del 12,2% al 18,2%, es decir, creció un 6%.
Subida de impuestos y cortes salariales
Con una constante subida de impuestos y con cortes salariales no ha sido difícil que Gaspar se convirtiese en poco tiempo en el ministro más impopular. Entre las primeras medidas tomadas por su ministerio fue la sobretasa en la paga extra de Navidad (2011) . Intentó el corte de los subsidios de verano y Navidad a los funcionarios y jubilados que el Tribunal Constitucional acabó por vetar pero sí que logró aumentar el IVA en algunos sectores como la restauración (de 13 a 23%), subir los impuestos sobre inmuebles (IMI) y sobre los rendimientos de los contribuyentes (IRS). Es decir, se redujo gravemente el poder de compra de los portugueses y logró asfixiar la economía.
Pero mientras Gaspar se convertía en persona “non grata” en su país ganaba fama en Europa, con una imagen de rigor y credibilidad entre los colegas europeos . Al reducir el consumo y la inversión y reduciendo el gasto público el saldo conjunto de la Balanza Corriente y de Capital puede ser positivo y llegar a 1,4% del PIB este año. Entre sus logros está el de las v entas del 21% de EDP , el 40% de REN y la concesión del 100% de los Aeropuertos de Portugal (ANA) que todo junto rindió al Estado 6,4 mil millones de euros frente a los 5,5 mil millones esperados. También el éxito de dos emisiones de deuda le sirvió para ganarse el respeto de los mercados financieros.
Ocho meses de espera
En su carta de dimisión Vítor Gaspar desveló que hacía ocho meses que intentó dejar su cargo. Fue en un momento en el que el Tribunal Constitucional avisó al Gobierno de que no era posible seguir incluyendo en los Presupuestos el corte de los subsidios de verano y Navidad de los funcionarios y jubilados, medida ejecutada en el 2012. Gaspar entendió que había cada vez más divergencias dentro del Ejecutivo e intentó abandonarlo. Pero se tuvo que quedar y optó por una reestructuración en los escalones contributivos. En abril el Tribunal Constitucional rechazó cuatro medidas de los Presupuestos del 2013 y el ministro volvió a pedir su salida pero le pidieron que esperase a que finalizase el séptimo examen regular de la troika al plan de ajuste financiero. Una vez finalizado dicho control, y con el octavo a la vuelta de la esquina (el próximo día15), Gaspar entendió que era el momento de salir, aunque difícilmente imaginó las horas que iban a seguir al anuncio de su dimisión.
Nueva ministra y dimisión de Portas
María Luis Alburquerque ha sido secretaria de Estado del Tesoro , dentro del ministerio de Finanzas. Allí conoció personalmente al ministro, del que acabaría por convertirse en mano derecha en materias como la de las privatizaciones. Al conocerse la noticia de la dimisión de Gaspar comenzó a sonar el nombre de Paulo Macedo, ministro de Sanidad, para sustituirle. Cuando se confirmó la elección de Alburquerque se entendió como una apuesta en la continuidad . Sin embargo no se sabía que su nombre acabaría por desencadenar una grave crisis política que a punto ha estado de acabar con el Gobierno.
Media hora antes de la toma de posesión de la nueva ministra llega la noticia de la dimisión de Paulo Portas que además de ministro de Exteriores es líder del CDS-PP, la derecha portuguesa, partido de coalición gracias al cual el PSD pudo formar Gobierno. Según explicaba él mismo, no estaba de acuerdo con la elección de Alburquerque para el cargo de ministra de Finanzas. En medio del caos informativo se produjo la toma de pose sin saber si la ministra llegaría a serlo únicamente por unas horas. Aunque todavía hay muchas incógnitas sobre lo que va a pasar en Portugal el puesto de Alburquerque parece que ahora no está en causa. Portas y el primer ministro llevan días dialogando para encontrar una solución que permita la estabilidad del Gobierno y para ello es posible que existan cesiones de ambas partes.
María Luis Alburquerque cuenta con el apoyo de Passos Coelho y el visto bueno de Europa pero si continúa el camino de su antecesor no será difícil que gane en poco tiempo la impopularidad que tiene ahora Vítor Gaspar. A los 45 años tiene fama de austera, competente, inteligente, trabajadora, calculista y ambicios a . Y ha demostrado no ceder a presiones mediáticas, por muy incómodas que éstas sean.
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