El destino de Europa se juega en Alemania

Bajo la batuta de la líder democristiana el control de la deuda y del déficit se han convertido en la piedra angular de la política económica europea, y en un quebradero de cabeza para los países que, como Grecia, Portugal, Irlanda, Italia o España, más duramente se han visto golpeados por la crisis financiera .

Con el objetivo de cumplir las exigencias impuestas por el Tratado de Maastrich (déficit del 3% del PIB y deuda del 60%) —que la propia Alemania incumplió hasta en catorce ocasiones entre 2000 y 2010 según Eurostat —, desde Berlín y otras capitales europeas se ha apostado por imponer a los países en dificultades una política de austeridad a cualquier precio. Sin embargo, ¿se relajarán las pretensiones alemanas de austeridad a cualquier precio en función de los resultados de las elecciones federales de septiembre?

Primero hay que aventurar quién será el ganador. «Merkel es favorita para repetir mandato según las encuestas», afirma Javier García Toni, investigador del Centro de Geopolítica y Economía Global de Esade , aunque añade que el resultado final depende de lo que pueda suceder en la crisis del euro («Siempre puede repetirse algo como lo de Chipre que lo desbarate todo»), del desplome de sus socios liberales —que han pasado del 14% al 2% en las encuestas— y del tirón del partido anti euro Alternativa por Alemania, formado en gran parte por antiguos miembros de la CDU, que según una encuesta del periódico Welt am Sonntag obtendría hasta un 7% de los votos en septiembre. «Si es capaz de arañarle muchos votos existe la posibilidad de que Merkel reedite la Gran Coalición con socialdemócratas».

Independientemente del juego de coaliciones, el experto no espera «un cambio gigante» tras las elecciones, ya que «en cuestiones europeas no hay grandes diferencias entre el SPD y la CDU», al tiempo que recuerda que los socialdemócratas «tampoco están a favor de cuestiones como los eurobonos».

«La política exterior alemana no va a cambiar en lo esencial porque Merkel es Merkel y porque lo que está instalado en el pensamiento de un alemán medio es que él no tiene por qué pagar los desmanes de los europeos del sur», asegura Sergio Príncipe Hermoso, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y experto en Relaciones Internacionales. No obstante, añade que «sí servirán para atemperar algunas posiciones en los problemas futuros que surjan» en el marco de la moneda única.

En términos similares se pronuncia Federico Steinberg, investigador principal de Economía y Comercio Internacional del Real Instituto Elcano . «Independientemente de quién gane no va a cambiar la política en Alemania, y por tanto no va a cambiar la política en Europa. La estrategia alemana a nivel europeo es una estrategia nacional, al margen de la percepción que tengamos en el sur de Europa». Steinberg no cree que se produzca «ningún tipo de relajación», incluso aunque se produjera un hipotético pacto con los socialdemócratas.

Príncipe Hermoso coincide en que tras las elecciones «se va a seguir manteniendo una estrategia de austeridad», pero adelanta que Merkel «no se va a encasillar en ella, porque tampoco se está viendo que tenga unos resultados positivos —Grecia, Irlanda y en menor medida Portugal siguen en una situación difícil— . A su juicio ésta «se combinará con ciertos estímulos, ya de cara a las elecciones europeas de 2014». Tras las elecciones federales, «los partidos alemanes tendrán que centrar su discurso en Europa, y la duda será si el ciudadano está o no con Europa». Estos estímulos irían en la línea de rebajar y aplazar algunos límites y exigencias, como el déficit, una «idea engañosa» porque «a fin de cuentas se trata solo de aplazar los problemas».

García Toni añade que podrían influir en las decisiones del próximo canciller alemán las presiones que se produzcan desde España, Francia e Italia. « Enrico Letta está tratando de organizar con Hollande y Rajoy una especie de alianza para pedir una política de austeridad menos férrea a cambio de apretar más con las reformas estructurales», explica. «Una serie de líderes políticos se están dando cuenta del auge de partidos eurófobos que pueden poner en cuestión el proyecto europeo, y ven que es necesario ir asentando las bases de lo que luego pueda ser el cambio».

Sin embargo, reitera que «no es realista esperar grandes cambios» y recuerda que mientras tanto «Europa está bastante paralizada en espera de lo que pueda pasar en la campaña, retrasando tomar unas decisiones que son bastante urgentes. Son el país más importante de Europa y sin ellos no se puede hacer nada, y casi todo lo que se diga o haga ahora puede quedar en papel mojado».