Hora de arreglar el desorden eléctrico
En junio, el Gobierno recortará 1.800 millones a eléctricas y renovables para ajustar el déficit de tarifa, que ya alcanza los 35.000 millones
Hora de arreglar el desorden eléctrico
En paralelo a la situación insostenible en la que vivieron diversos sectores de la económica española, subidos a una burbuja que se ha desinflado, el sector eléctrico lleva años agrandando un agujero que ahora urge taponar. Es el déficit de tarifa, el desajuste entre costes ... regulados e ingresos del sistema eléctrico, que ya alcanza 35.595 millones de euros, según los últimos datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE). La necesidad de equilibrar las cuentas ha acabado con los tabús y todos los mecanismos del mercado eléctrico son susceptibles de ser revisados. El primer paso está claro: acabar con el déficit de tarifa. El segundo, también: que no se vuelva a repetir.
Para arreglar esta situación, el Gobierno enunció en el Programa Nacional de Reformas, en su página 74, que tomará nuevas medidas antes del 30 de junio. Una reforma que se centrará en uno de los lados del triángulo eléctrico: los costes del sistema, que serán recortados para ahorrar 1.800 millones, en un ajuste que afectará a las empresas eléctricas tradicionales y a las de nuevo cuño, y que se suma al préstamo de 2.200 millones que ya ha asumido Presupuestos. Y es que Industria cifra el déficit estructural en 4.000 millones de euros.
Según fuentes del sector, este recorte recaerá sobre las redes: tanto de distribución, gestionadas por las grandes eléctricas y que ya sufrieron un ajuste de 700 millones en marzo de 2012, como de transporte, controladas por Red Eléctrica Española; y sobre las primas al régimen especial (renovables y cogeneración), que en 2012 ascendieron a 8.585 millones. El nuevo recorte a las renovables se podría articular, según las fuentes consultadas, a través de una limitación de la entrada en el mercado de las tecnologías solares, sobre todo las termosolares, a las que se les establecería un cupo. A cambio, el pago de las primas se alargaría en el tiempo. Una alternativa que permitiría salvaguardar la seguridad jurídica de las inversiones y avanzar hacia un modelo que ponga orden en un sistema con una capacidad muy por encima de su necesidad. Situación a la que se ha llegado debido a la mala previsión de la Administración que hizo una llamada a todas las tecnologías sin prever la crisis que venía, que ha hecho que la demanda de electricidad no deje de caer (un 1,5% en 2012). Una mala previsión que también queda reflejada en las estimaciones de costes, siempre inferiores a la realidad.
Las primas al régimen especial fueron, según la CNE, una de las razones que elevaron el déficit de tarifa del año 2012 hasta los 5.700 millones, una cifra récord que supera el tope que había fijado el Gobierno, de 1.500 millones, hasta que lo retiró en una disposición legal que coló en una norma el último día del año. Estas ayudas han recibido diferentes ajustes desde la moratoria a los nuevos proyectos aprobada en enero de 2012 y son uno de los conceptos más discutidos: señaladas como culpables por las energías tradicionales, dado que su puesta en marcha necesita el empujón del dinero público, las primas se aprobaron con la intención de avanzar hacia un modelo energético con una menor dependencia y promover la descarbonización, comprometida con Europa. Se avanzó mucho, lo que situó a España como líder del sector eólico o solar en el mundo. Pero entonces llegó la crisis y cayó la demanda: había demasiado. Y el liderazgo se está diluyendo medida tras medida: en 2012, las inversiones se redujeron en un 70%.
Salvar al consumidor
Según Industria, el objetivo de estos ajustes es que las subidas del recibo de la luz «sean las menores posibles para el consumidor». Un consumidor que lleva tiempo viendo como el recibo no deja de subir (hasta un 17,7% acumulado en el año 2012), a pesar de que el 1 de abril el precio bajara un 6,7%. En dicha ocasión el Gobierno no aprovechó la caída del precio en el mercado para subir los peajes de acceso. Una opción posible gracias a que la factura de la luz se forma través de dos componentes: el que se forma en el mercado, a través de una subasta; y el que fija el Gobierno, que establece unos ingresos regulados según su previsión de costes. La crítica a esta posición es una de las pocas cosas que pone de acuerdo a eléctricas y renovables: todas las empresas consideran que la factura de la luz no ha reflejado en los últimos años los costes de la generación de energía. Pero fuentes del sector afirman que será inevitable que el Gobierno vuelva a subir los peajes para cuadrar el ajuste del sector.
Empequeñecido por otras reformas como la financiera o la laboral, el sector eléctrico ha estado esperando su turno. Pero ha llegado la hora de arreglar el problema estructural de un sector fundamental. Debe ser una prioridad, como ya lo es para Europa. Antes de que sea (más) tarde.
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