Bruselas ya tramita una ley para que los bancos y ahorradores paguen los rescates

La decisión de Chipre sobre aplicar quitas (finalmente de un 37,5%, a los depósitos de más de 100.000 euros) proviene de este plan de la CE presentado meses atrás y calificado como un primer paso hacia la unión bancaria europea. Sobre el papel se establece que deberán ser los bancos con sus recursos internos quienes paguen los rescates en vez de los contribuyentes a través de fondos del Estado utilizados «a expensas de otros objetivos públicos», tal y como ocurrió en el caso irlandés y español.

En esta línea, la Comisión advierte a «los accionistas y tenedores de deuda» que en caso de quiebra de su banco tendrán que asumir «una proporción adecuada de las pérdidas». Además, recalca que las quitas se aplicarían a los pasivos no protegidos y nunca a los depósitos cubiertos por la ley (de menos de 100.000 euros). También quedarían exentos los préstamos a corto plazo y las cuentas relacionadas con salarios, pensiones, o impuestos. «Los Estados miembros también pueden optar por excluir otros pasivos», puntualiza la institución europea.

En primer lugar, se propone que cada estado miembro cierre acuerdos financieros con cada banco para que contribuya con un fondo de provisiones en función de su perfil de riesgo. Estas contribuciones tendrá que ser aportadas anualmente hasta alcanzar un nivel que cubra al menos el 1% de los depósitos.

Otra de las opciones que se barajan es que las propias entidades financieras del país se presten dinero entre ellas. No obstante, se matiza que «en ningúna caso, ningún banco será requerido para prestar más de la mitad del valor de sus fondos».

Por último, se indica que el fondo de garantía de depósitos de cada país tendrá que hacer contribuciones monetarias siempre y cuando se proteja a los depósitos de pequeños ahorradores en caso de reestructuración bancaria.

En cuanto al modo de llevar a cabo la reforma o liquidación financiera en su caso, Bruselas prevé posibilidades como la venta por partes de una entidad, la creación de un «banco puente» o de un «banco malo» y la reestructuración de la deuda en manos de los acreedores.

La portavoz de Servicios Financieros de la CE, Chantal Hughes, ya admitió tras acordarse el rescate de Chipre que esta futura directiva se encuentra en fase de debate y prevé la posibilidad de forzar a los grandes depositantes a asumir pérdidas. Anteriormente, y aunque después se vio obligado a rectificar sus declaraciones por la tensión creada en los mercados, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, aseguraba en una entrevista que las condiciones impuestas a Nicosia representaban un nuevo modelo para resolver los problemas bancarios.