irlanda

«La troika ha hecho más daño en cinco años que los británicos en ocho siglos»

Los sindicatos irlandeses piden «parar la austeridad», pero advierten de los «daños a la inversión» que generan protestas violentas «como las que vemos en Grecia o en España»

«La troika ha hecho más daño en cinco años que los británicos en ocho siglos» afp

borja bergareche

Los sindicatos de la función pública irlandesa acaban de dar el Sí esta semana a una nueva dosis de austeridad tras firmar un acuerdo histórico con el gobierno que establece recortes salariales a los funcionarios del 5,5%, que serán del 10% para los sueldos ... más altos. El pacto, que debe ser todavía ratificado en referéndum por la militancia de las centrales y que entraría en vigor en julio, supone la segunda oleada de rebajas salariales en la Administración tras el recorte medio del 14% de los ingresos que aceptaron ya en el acuerdo de Croke Park, en junio de 2010. Pero este afán pactista no debe confundirse con derrotismo de las centrales sindicales irlandesas.

«El estímulo no basta, hace falta una reactivación económica a escala europea»

En los cuarteles generales del Congreso de Sindicatos ( ICTU por sus siglas en inglés), la confederación de organizaciones de trabajadores, lo que algunos economistas denominan como «fatiga de la austeridad» es aquí una enmienda a la totalidad. «Para no hacer más daño lo que proponemos es detener la austeridad, y punto», explica David Begg, máximo líder de la confederación sindical. «Hay que encontrar formas de estimular la economía, aunque las medidas de estímulo no serían suficientes para sustituir a lo que realmente hace falta, que es una reactivación de la economía a nivel europeo».

Los economistas sindicales recuerdan que, según la propia Comisión Europea, Irlanda ha pagado el más alto precio a la crisis de la banca, 41.000 millones de euros, por 40.000 de la siguiente «víctima», Alemania. Solo que en el caso irlandés equivale al 25% del PIB. El consumo interno, recuerdan, ha disminuido un 26%, e Irlanda tiene los niveles de inversión más bajos de la UE, un 10% del PIB, la cifra más baja en la historia reciente de la economía irlandesa (el 2,5% es inversión pública). «Es como estar en la Primera Guerra Mundial, los generales han perdido ya un millón de soldados pero nada les hará cambiar de opinión, a pesar de la evidencia», asegura Begg.

Pragmatismo del FMI frente al BCE y la UE

Así ven los sindicatos irlandeses sus relaciones con la troika comunitaria. «Es el diálogo de sordos definitivo», afirma. Y resume así la dinámica de sus múltiples reuniones con los funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE): «Llegamos a la reunión, estrechamos las manos, nos sentamos, y alguno de nosotros dice, "esto no está funcionando", e inmediatamente alguno de ellos interrumpe y dice, "sí, si que funciona"». Rechazan de plano la imagen de Irlanda como ejemplo positivo de que hay luz tras la austeridad. Y centran sus críticas, curiosamente, en el BCE y la Comisión.

«Son fanáticos neoliberales, carecen de la más mínima flexibilidad, con excepción del FMI, que ha sido muy razonable», explica Begg. Y recurre de nuevo a la Historia para transmitir su análisis, esta vez con ecos de «La Vida de Brian»: «Los británicos estuvieron aquí ocho siglos y, al menos, nos dejaron la arquitectura georgiana en Dublín, la troika ha hecho más daño en cinco años que los británicos en 800».

Los sindicatos irlandeses califican su estrategia de «pragmática», y rechazan las acusaciones de pasividad que reciben a menudo desde el continente, donde las calles son escenario de una agitación social desconocida en las tranquilas calles de Dublín. Han convocado cinco grandes manifestaciones en seis años de crisis. En la última participaron 110.000 personas, según sus cifras. «No es que la gente sea pasiva o estoica, es que si movilizas a la gente debe ser en favor de algo concreto, nosotros hemos intentado salir a la calle en los momentos críticos», explica Begg a un grupo de periodistas extranjeros.

Además, «contener» a grupos potencialmente violentos y evitar mezclarse con escenas de violencia es su gran prioridad. «Cuando se producen las imágenes de violencia que vemos en Grecia o España no hay vuelta atrás, y crean un fuerte daño a la posibilidad de nuevas inversiones», dice. Pragmatismo puro, fruto -según algunos- de la aversión a la violencia creada por la trágica historia de la república irlandesa.

«La troika ha hecho más daño en cinco años que los británicos en ocho siglos»

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