El circuito que reengancha a las mujeres a la vela

En palabras de Laia Tutzó, directora de Desarrollo de negocio e innovación de la RFEV, «el circuito se dirige a todas las mujeres, pero especialmente está consiguiendo recuperar para la vela a dos colectivos: las jóvenes que acaban su etapa de vela ligera y aquellas más adultas tras la maternidad... el resultado es una fiesta intergeneracional muy enriquecedora».

La Liga Iberdrola, que es Campeonato de España de Vela Femenina, atrae a mujeres de todos los perfiles. Principalmente se han animado chicas jóvenes que han navegado en vela ligera de forma muy competitiva, pero también grandes figuras de la vela española como Natalia Vía-Dufresne han disfrutado de la experiencia. Destacan también ex regatistas olímpicas, como Alicia Cebrián, o navegantes oceánicas como Pilar Casares.

«No es un circuito de alto rendimiento, nos dirigimos a un perfil de chica que busca la experiencia, la comunidad y la diversión. Incluso las olímpicas que participan aceptan esta fiesta», admite Tutzó.

El formato del circuito, con barcos monotipo que ceden los clubes organizadores, imposibilita hablar de una competición de alto rendimiento. «Preferimos que sea un circuito de bajo presupuesto para los equipos -señala la representante de la RFEV-, que solo tienen que hacerse cargo de las inscripciones, los desplazamientos y el alojamiento. Los clubes ponen los barcos y a veces son algo antiguos o existen pequeñas diferencias entre unidades de un mismo monotipo, porque algunas están en mejor estado que otras. Las participantes aceptan que haya esta pequeña diferencia entre barcos». De hecho, la primera edición fue bastante fallida porque la organización no proporcionaba el barco, los equipos tenían que llevar su J80, lo que lo encarecía todo mucho. Tras esa experiencia inaugural el formato se revisó. «Ahora los clubes ceden los barcos y desde la RFEV se hace un esfuerzo importante en términos económicos y de personal», apunta Tutzó.

Además del bajo presupuesto para los equipos, otra de las claves es que sea un circuito poco exigente en términos de calendario. «No podemos poner más de cinco eventos al año y, a excepción de la Gran Final, son regatas de fin de semana. Así se puede compaginar con vidas profesionales y familiares, u otras aficiones», explica.

Laia Tutzó añade que, desde la Federación, la Liga Iberdrola no solo es una apuesta por la vela femenina, también por la cultura del patrocinio: «Uniformamos a cada equipo y damos la posibilidad de añadir logotipos de patrocinadores privados en las licras. Parece una tontería, pero traslada una imagen de evento profesional que ayuda a prestigiar la vela femenina».

Edición a edición, la Liga ha ido mejorando y ha atraído a más clubes y equipos, y también ha ayudado a la progresión de las tripulaciones. Si el primer año desde el departamento de audiovisuales había que hacer una selección de imágenes para descartar aquellas que mostraban malas maniobras, ahora el nivel técnico de las mujeres ha evolucionado de tal forma que no hace falta aplicar filtros para mostrar una imagen de deporte competitivo. La Liga es también una plataforma para la mejora técnica de la vela femenina, y a la vez «el esmero que se ha puesto a nivel de comunicación ha generado orgullo de pertenencia entre los equipos», apostilla la directiva federativa, que trabaja en la organización del circuito desde su segunda edición.

La rotación es una de las bases para la selección de los clubes náuticos que acogen los eventos, por una parte para visitar nuevas sedes, probar nuevos monotipos y equilibrar el campeonato geográficamente, pero por la otra también porque los clubes que se han animado a organizar un evento también tienen un equipo, con lo cual es una fórmula para seguir creciendo. La directora del Real Club Náutico Calpe, Magdalena Martínez Ferrer, apunta que su voluntad al acoger una cita de este campeonato es «proporcionar una plataforma para que las regatistas mejoren su nivel competitivo, fomentando la formación y profesionalización de las mujeres en la vela». Gracias a ello, añade, «en el RCNCalpe ha ido aumentando la participación de las tripulaciones femeninas en las competiciones de vela, tanto en vela ligera como en monotipos».

Según explica Tutzó, o los clubes tienen una flota de monotipos en propiedad, como Calpe o Altea, o bien los piden cedidos a sus socios y a cambio les aplican un plan de mantenimiento para ponerlos a punto. Es el caso de Getxo. «Este año organizamos la primera cita del campeonato, tenemos dos J80 en propiedad y el resto lo alquilamos. El club pone todas las velas y se encarga de preparar los barcos para que estén en óptimas condiciones», señala el comodoro del Real Club Marítimo del Abra - Real Sporting Club, José Azqueta.

Palma, Arenal, Calpe y Altea son algunos de los equipos que no fallan. Canarias se ha puesto las pilas, con cuatro equipos en esta edición. Son también fieles los equipos de Getxo, Santander, Baiona y Madrid. Murcia entra este año como novedad. «Falta que se animen las andaluzas y las catalanas», dice Tutzó.

Junto a la parte deportiva, en cada evento tienen mucha importancia los actos sociales para generar comunidad. Es un modelo inspirado en otras ligas europeas de vela femenina, que «está evolucionando bien, aunque hay margen de mejora», en palabras de la portavoz federativa. Entre las mejoras, la intención es integrar en próximas ediciones nuevas disciplinas como el kitesurf o el wingfoil.