Fútbol americano
Tiroteos, encefalopatías y drogas: el lado trágico de la NFL
La liga estadounidense, aunque puntera, ha visto cómo decenas de sus jóvenes jugadores han muerto en las últimas décadas
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Los jugadores de los Texans homenajean la muerte de Marshawn Kneeland
La NFL es la liga más puntera del mundo, una máquina de hacer dinero (13.840 millones de dólares fueron sus ingresos solo la pasada campaña) que, además, se aleja con ahínco de la política, una combinación imbatible que la convierten en la competición ... fetiche de todos los estadounidenses, en la gallina de los huevos de oro, la misma que está a solo un par de días de hacer efectivo su desembarco en Madrid. Sin embargo, no todo reluce y, desde hace décadas, combate todos los años con su cara más trágica, la muerte de decenas de sus jóvenes deportistas debida a problemas de salud, con las armas de fuego o con las drogas.
El ejemplo más cercano ocurrió la pasada semana. Marshawn Kneeland, defensa de solo 24 años de los Dallas Cowboys, tuvo un accidente de coche en la localidad tejana de Frisco. Huyó, provocando una persecución policial para más tarde, ya en su domicilio, suicidarse con un arma de fuego. La investigación detalló poco después que Kneeland había expresado a sus allegados ideas suicidas con anterioridad, un drama coronado poco después, cuando el entrenador de los Cowboys, Brian Schottenheimer, anunció que la novia de Kneeland, Catalina, estaba esperando un hijo del jugador.
Esta serie de acontecimientos dejarían tiritando a cualquier competición del mundo durante años, aunque lo más triste es que en la NFL ocurre de forma recurrente. No hay datos oficiales pero, en los últimos 25 años, ya han fallecido más de 30 futbolistas americanos. Jaylon Ferguson, por ejemplo, fue encontrado en 2022 en su casa sin pulso y en plena parada cardiorrespiratoria. Nunca volvió a despertar, mientras que los servicios médicos decretaron su muerte debido al excesivo consumo de cocaína y fentanilo.
Dwayne Haskins, de los Pittsburgh Steelers, fue atropellado en 2022 mientras caminaba por una autopista de madrugada en Florida. Durante su autopsia, se encontraron altos niveles de alcohol y dio positivo en drogas como la ketamina y la norketamina. Una década antes, en 2012, el receptor de los Tennessee Titans O.J. Murdock, fue encontrado muerto en su coche, aparcado delante de su antiguo instituto, después de que se quitara la vida utilizando una pistola. Darrent Williams, de los Broncos de Denver, fue asesinado a balazos en 2007 mientras compartía un paseo en limusina con varios amigos. Su relación con una de las bandas más conocidas de Estados Unidos (Creeps), habría provocado el altercado.
Eric Turner (31 años, cáncer de estómago), Derrick Thomas (33, embolia pulmonar), Sean Taylor (24, asesinado a balazos en su propia casa), Korey Stringer (27, infarto), Corey Smith (29, naufragio), Damien Nash (24, colapso cardíaco), Kenny McKinley (23, suicidio), Marquise Hill (24, ahogamiento), Thomas Herrion (23, ataque al corazón), Jovan Belcher (23, suicidio), Don Rogers (23, sobredosis de drogas) o Blenda Gay (asesinado por su mujer) son otros ejemplos del trágico rostro de la NFL.
Sin embargo, es la encefalopatía traumática crónica (ETC) el mayor temor de los dirigentes de la competición. Esta enfermedad, provocada por el impacto prolongado del cerebro contra las paredes del cráneo, consecuencia de los numerosos contactos que surgen en el fútbol americano, fue destapada en 2005 por el doctor nigeriano Bennet Ifeakandu Omalu. Aunque en un primer momento la liga intentó taparlo, la verdad se abrió camino y a la NFL no le quedó más remedio que actualizar sus políticas de seguridad para los atletas.
Pese a todo, ídolos como Aaron Hernandez, Junior Seau o Phillip Adams acabaron suicidándose a causa de la ETC. Sin ir más lejos, el caso más reciente es el de Shane Tamura. El exjugador de 27 años entró el pasado julio en las oficinas de la NFL de Nueva York y, con un rifle de asalto, asesinó a cuatro personas. En una nota encontrada en su cadáver tras ser abatido por la policía, culpaba a la liga de sus problemas de salud mental. La autopsia reveló que tenía ETC.