Tenis

Swiatek-Paolini, experiencia contra ilusión por el título de Roland Garros

La polaca, número 1, tres veces campeona en París y veinte triunfos consecutivos en la Chatrier, se enfrenta a la italiana, primera gran final de su carrera

Swiatek y Paolini

Por números y experiencia en grandes escenarios, parecería que la final femenina de Roland Garros 2024 tiene ya el guion preparado. Porque se enfrentan Iga Swiatek y Jasmine Paolini, tres títulos en París contra ninguno, quinta final de Grand Slam (ha ganado las ... otras cuatro, Roland Garros 2020, 2022 y 2023 y US Open 2022) contra la primera, historia consolidada por historia por construir. Pero aunque las sensaciones se inclinen hacia un lado, los partidos hay que jugarlos.

«¿Mi confianza sobre tierra batida ahora mismo? Alta», bromeaba la polaca, a paliza por ronda después de superar a Naomi Osaka en la segunda ronda. No quiere que el público crea que esto de llegar a las finales de Roland Garros es una rutina, aunque ella lo asuma así para centrarse en el trabajo. De ahí que se desmarque cuando se le pregunta si está en la segunda de Rafa Nadal: «Bueno, tendremos que ver en catorce años si el viaje ha sido similar, pero claro que es agradable que aparezca mi nombre en la misma frase que el de Nadal. Nunca hubiera esperado que se me comparara con él porque él está por encima de todo, es una leyenda total».

Swiatek ha vencido a Paolini en las dos citas previas: en octavos de final de Praga 2018 (6-2 y 6-1) y en la primera ronda del US Open 2020 (6-3 y 6-0), pero sabe que las cosas pueden cambiar y que solo puede centrarse en lo que ella puede hacer: «Jugamos hace mucho tiempo y ahora no la he visto mucho recientemente. Necesito prepararme bien tácticamente porque está en su mejor temporada hasta el momento, así que habrá cambiado muchas cosas».

Paolini ha llegado hasta la final con buenas actuaciones contra rivales de entidad, por lo que ya llega preparada para la exigencia en la que la puede meter Swiatek. Ganó a Baptiste, por 6-4 y 7-6 (6); a Andreescu, por 6-1, 3-6 y 6-0; a Avanesyan, por 4-6, 6-0 y 6-1; a Rybakina, por 6-2, 4-6 y 6-4; y a Andreeva, por 6-3 y 6-1. Y aunque es más desconocida que Swiatek, se ha ganado el cariño del público en la Chatrier por su tenis aguerrido y sus sonrisas. «Soy una persona abierta, me gusta reírme, disfrutar, no sé, nada especial. Una persona normal, yo», se describía ante la prensa, nunca tanta atención en esta carrera en la que se destapó a principio de curso con el WTA 1.000 de Dubái. «Veía las finales de Grand Slam por televisión, veía a otros italianos en esos partidos, pero imaginar que yo estaría ahí algún día... Era como un deseo, claro, pero ahora que ha sucedido es como una locura. Estoy muy feliz, y sorprendida». Y acepta que empezó en el tenis por diversión, pero que nunca se le pasó por la cabeza que llegaría a esta situación: «Nunca he soñado con ganar un Grand Slam o ser número 1, nunca he soñado tan grande. Mis sueños eran paso a paso».

Es italiana por parte de padre y aspira a relevar a grandes compatriotas que ya han pasado por aquí. Como Francesca Schiavone, campeona en París en 2010, y Flavia Pennetta, campeona del US Open 2015. Pero también llevará una alegría a Ghana, pues su madre es de ahí, aunque también tendrá aficionados polacos que se dividirán entre ella y Swiatek por la rama materna. «He pasado muchos veranos ahí, porque mi abuela vive en Lodz. Intento hablar en polaco, pero no es fácil, soy un poco tímida porque no me siento muy segura».

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