De Serena Williams a Coco Gauff: «Tengo la sensación de estar en la cima del mundo»

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Laura Marta

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Tienen más vínculos. A Gauff le descubrieron pronto el talento y la enviaron a desarrollarlo a Francia, a la academia de Patrick Mouratoglou, entrenador de Serena muchos años. De ahí que quisiera haber hablado en francés después del partido. «Pero no quería gafarme». De ahí su dominio en tierra. Y su anhelo por triunfar aquí. «Tenía muchas ganas de ganarlo porque, para mí, era uno de los torneos de mi juventud donde creía tener más posibilidades de ganar. Si durante mi carrera no hubiera podido ver una victoria aquí, habría sido una pena. Al jugar contra Aryna, tuve que darlo todo para terminar el partido», confesó después.

De ahí a vencer a la mayor de las Williams, Venus, con 15 años, en Wimbledon, Con 19, incorporado a su equipo el técnico español Pere Riba, ganó su primera gran corona, el US Open 2023, y contra Sabalenka.

Ha pasado una década desde el anterior himno estadounidense y se hizo de rogar este segundo Grand Slam para Gauff, maniatada al inicio por a bielorrusa, superior y con un plan muy claro: golpear directa, plana, arrolladora para empujar a Gauff más allá de la línea de fondo e incomodar sus buenos tiros. Le sale perfecto a la tres veces campeona de Grand Slam. Un 4-1 ilusionante que se deshace no obstante por sus propias ganas y la resistencia que empieza a ofrecer la rival.

Paciencia y templanza en Gauff, nervios en Sabalenka, que tiene dos bolas de set, que desaprovecha con una doble falta y un error grosero en la red. En el 'tie break' afina la puntería la número 1, mejor cuando se juega en contra del marcador. Un restazo de revés la lleva a culminar ese primer set en el que se deja, no obstante, todas las energías.

Se le multiplican las prisas, sabe que puede ganar, pero le tiembla todo. No es capaz de contenerse ni con gritos ni con enfados ni con resoplidos. Imposible en este estado moverse con agilidad para alcanzar los torpedos de Gauff, que se suelta. Seria, responsable, casi fría, sacude sin miramientos. Ha tenido muy cerca el 'tie break' y consigue llevarse el segundo set con esa misma estrategia: paciencia, trabajar los puntos y sentenciar por potencia a los ángulos.

«A veces pasa, te despiertas y no te sientes a tu mejor nivel, intentas algo y nada funciona, y al otro le sale todo. He sufrido mucho, he intentado lo mejor que he podido, buscando soluciones para estas condiciones, pero no era el día», explicaba la bielorrusa después. «He estado demasiado emocional, no he estado bien mentalmente. He hecho muchos errores no forzados, y creo que ha jugado muy bien, pero no increíble, pero yo he cometido muchos errores sobre todo con bolas fáciles».

Apuntilla así a Sabalenka renqueante y dubitativa aún en el tercero, que le tiemblan tanto las manos que cede la rotura con una doble falta y un remate fácil que se engancha en la red. Gauff ya no baja, no cede, no se inmuta, ni cuando la rival aguanta hasta el 5-4. Precisa, contenida, impasible, sentencia a la segunda oportunidad. Sabalenka pide perdón por su «terrible final», y, tras dominar el partido, los nervios, la presión, la tierra y la rival, por fin asoma la sonrisa y la emoción en Gauff, brillante campeona de Roland Garros. «Tengo la sensación de estar en la cima del mundo», resumió.

«Fue muy difícil salir a la pista. Sentía el viento porque habíamos calentado con el techo cerrado. Me dije a mí misma que iba a ser muy difícil y que sería cuestión de voluntad y fuerza mental. De unos últimos puntos. Estoy muy satisfecha con mi pelea de hoy; no fue bonita, pero sí efectiva», admitía la estadounidense, radiante con la Copa Suzanne Lenglen a su lado. «Recordé la ceremonia cuando Swiatek me ganó (en 2022), intenté absorberlo todo, presté atención a cada detalle. Quería vivir esa experiencia. Cuando sonó el himno, recuerdo mirarla; estaba muy emocionada cuando tocaron el himno polaco. Pensé '¡Qué momento tan increíble!'. Cuando llegó mi momento hoy, lo pensé. Fue difícil. Me preguntaba si lo lograría. Al inicio del partido estaba nerviosa, no podía respirar. Pensé: Si no puedo con esto, ¿cómo podré volver a hacerlo?». Hoy estaba realmente lista. Me dije: 'Voy a darlo todo, pase lo que pase, estaré orgullosa del resultado'».