Swiatek, soberbia campeona en Madrid

Comienza fría Sabalenka, tres errores y un break en contra en el primer juego del partido que desequilibra su plan de juego, pero que activa las gargantas de un buen sector del público volcado con la bielorrusa. Había protagonizado una semifinal de órdago, dos horas y cuarto de tesón y de creer en sí misma para levantarse de un 1-6 y 3-4 ante toda una Rybakina, y parecía que había hecho el cansancio físico y mental en los primeros instantes. Pero a Sabalenka le encanta esta pista. Ha ganado aquí dos veces y compensa los errores del inicio con un break de vuelta. Le pica ese primer fallo y suelta su mano a pasear, saques a 190 kilómetros por hora (y hasta de 197) y derechas paralelas que borran las líneas.

Empieza de nuevo el partido y ya es como se esperaba: intercambios potentes y largos, porque una golpea con fuerza, pero la otra responde con maña. El viento acompaña y distorsiona de vez en cuando el juego, pero no el espectáculo. Ganadores de uno y otro lado, contundencia y dirección.

Pero a Swiatek le hace daño la velocidad de pelota de la bielorrusa, que se revuelve de cada intención de la polaca con un punto de mayor fiereza porque sabe crear ganadores desde el centro de la pista, a donde Swiatek insiste para intentar llevarla hacia atrás. No es posible con esta Sabalenka con hambre. Aunque la estrategia de la agresividad también la lleva a precipitarse, con prisas y ganas de hacer los puntos cortos.

Swiatek incomoda también ese frontón constante porque se mueve ágil y despista a la 2 del mundo. Se gana dos bolas de break en el séptimo juego, pero se niega a claudicar la bielorrusa. Es un partido de máximos, sin que ninguna de las dos vaya a dejarse nada para el final.

Pero la potencia se descontrola en el peor momento, con 5-5, dos errores por prisas acaban por conceder el break a la polaca, que ha esperado su oportunidad aguantando el chaparrón y aprovecha este mínimo resquicio en la muralla y el cañón bielorrusos para concluir el set con su servicio.

Sabalenka no se rindió en la semifinal, no lo va a hacer ahora. Sale un punto más segura del paso por el vestuario y empieza un duelo de errores y breaks. Cuatro consecutivos hasta que la bielorrusa se planta al fondo de la pista y arrea ganadores a derecha e izquierda. Es correosa la polaca, pero no llega a todo y concede una grieta por el que pasa en tromba Sabalenka.

Se decide todo en el tercer set, alargada la tortura física y mental para ambas jugadoras porque no hay tiempo para el respiro, para el dejarse llevar ni, mucho menos, para los errores, pero la tensión los multiplica.

Se emociona el público porque la batalla es incandescente aunque pasen los minutos, dos horas y media y es un 3-3 incierto para el devenir del partido. Sabalenka no cede en sus disparos, cañones que resuenan ya entrada la noche en la Caja Mágica. Pero Swiatek no cede tampoco en llegar a todo y conseguir que la maña alcance los ángulos y los efectos en los que se enreda la bielorrusa, que desperdicia dos bolas de título, o más bien, la polaca los defiende con uñas, dientes y dos derechas altas y bombeadas después de otro intercambio descomunal de lado a lado.

En el tie break, tiene la polaca más aguante, dividido el público porque ahora ya no van más con una que con otra, sino que celebran que la final femenina ha sido de los mejores partidos que han visto en su vida. Tiene la polaca un punto de partido que solventa Sabalenka con un ace, para darle más emoción a un soberbio partido. Y tiene la bielorrusa el tercero, que levanta Swiatek con una derecha a la línea.

A Swiatek, 22 años y número 1 del mundo desde 2022, no se le pueden dar demasiadas opciones, y así lo demuestra porque a la segunda opción que se gana, logra desequilibrar a Sabalenka hasta que esta envía un revés largo y es tiempo para celebrar, para tirarse a la tierra batida y convertirse en la nueva campeona en Madrid. El objetivo que se quedó a medias el año pasado y que Swiatek ya puede tachar de la lista.

«Aryna, por muchas más finales. Gracias por forzarme a ser mejor jugadora cada vez. Gracias a mi equipo por motivarme y por hacerme llegar hasta aquí porque con vuestros conocimientos hemos conseguido grandes cosas y espero que sigamos haciendo», comentó la polaca en su discurso de ganadora.