El peor día de Alcaraz: se hunde ante Van de Zandschulp y se despide de Nueva York
El español cae en segunda ronda del US Open en tres sets (6-1, 7-5, 6-4)
Alcaraz: «No me puedo permitir tantos errores sin saber por qué»
Corresponsal en Nueva York
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Iniciar sesiónHay varios tipos de murmullo en Arthur Ashe, la pista central del US Open y el recinto de tenis más grande del mundo. Está el runrún aburrido del partido de dobles que cuela la organización. También el griterío molesto en los cambios de set ... de las sesiones nocturnas, con los ánimas agitados por el alcohol. Y hay también un zumbido cuando la parroquia neoyorquina huele sangre. Cuando percibe que la estrella puede caer con el desconocido. Ese murmullo lo escuchó Carlos Alcaraz casi desde el comienzo de su partido de este jueves ante el holandés Botic Van de Zandschulp en el US Open. No se equivocó el público: con una actuación horrible, un Alcaraz irreconocible firmó su peor partido desde que sorprendió al mundo del tenis en este mismo escenario en septiembre de 2021. Cayó con estrépito en segunda ronda, un escalón que el murciano está acostumbrado a despachar con comodidad (6-1, 7-5, 6-4).
Reconocía Alcaraz el pasado martes, tras su victoria en primera ronda, que incurre en lo que él llama «desconexiones». Le pasó entonces en el segundo set frente a Li Tu, un australiano desconocido que se le subió a las barbas. El jueves, en el mismo escenario de la central de Nueva York, no hubo desconexión: compareció directamente desconectado.
¿Era Alcaraz el que salió al cemento azul y verde neoyorquino? No estaban la sonrisa, ni el descaro, ni la confianza, ni la derecha mandona, ni la magia en la red. Ni nada que se pareciera al fenómeno que se puso por montera el circuito mundial y este año había ganado en Roland Garros y Wimbledon.
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En un pestañeo, Van de Zandschjulp se colocó 3-0. Pocos minutos después, Alcaraz entregaba el primer set con un juego en blanco. Era una versión deprimida del murciano. Ni siquiera cometió muchos errores, solo ocho en toda la manga. Una señal de indolencia.
Había avisado Alcaraz hace un par de días que Van de Zandschulp, número 74 del mundo, era un rival «peligroso, tiene todos los tiros». Pero el holandés mostró mucho más que eso: dominio con el saque, inteligencia en las decisiones, solidez desde el fondo, ángulos ambiciosos y dosis de suerte. Al contrario, al murciano no le salía nada. Perdonaba una volea que roza la línea de fondo. La suya no tocaba lo blanco por milímetros. La dejada le bailaba en la red y caía de su lado. En un remate elegía el lado en el que está el rival. Un dato sorprendente para el jugador más agresivo que ha conocido el circuito en el último lustro: en todo el set no colocó ni un 'winner', ni un solo golpe ganador
De la desconexión, Alcaraz pasó a la impotencia. Porque en el segundo set, el español lo intentó. Un cañonazo de su derecha, un 'passing' asombroso. Tras 55 minutos de partido, conseguía por fin romper el saque de Van de Zandschulp. Pero Van el holandés, inamovible, no se puso nervioso. Dejó que Alcaraz se perdiera en errores. Desde el palco, su entrenador, Juan Carlos Ferrero, seguía el partido inquieto, con el culo sobre el filo de asiento. La cosa apuntaba a desastre.
Y de la impotencia, Alcaraz llegó a la desesperación en el tercer set. Tuvo oportunidades para comenzar una remontada, puntos de ruptura a su favor, pero las desbarató él solo. Maldecía su sombra, se enfrentaba a su palco, reía incrédulo. Ni siquiera era capaz de aprovechar los regalos aislados de Van de Zandschulp, que cedió su saque con una doble falta. En el final, ni lo intentó. El holandés ganó en blanco el juego definitivo, con cuatro errores de la derecha de Alcaraz, con el brazo agarrotado, desconocido.
La realidad es que, pese al techo que cubría la Arthur Ash, en una noche tormentosa en Nueva York, llovía sobre mojado. Alcaraz venía de un mal partido en Cincinatti, el único torneo preparatorio de la temporada de pista dura que disputó, donde cayó con Gael Monfils a las primeras de cambio. El martes, con Tu, tampoco dio una gran imagen. Pero el australiano le dio las facilidades que Van de Zandschulp le negó. Alcaraz cierra una temporada estadounidense decepcionante en un año que es fenomenal para él. Pero que, tras esta derrota inesperada, ya no será grandioso. Y que abre interrogantes sobre cómo dar la vuelta a la situación en el futuro inmediato.
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