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Roland Garros

París no deja la huella: el único grande que no se encomienda a la tecnología

Roland Garros es el único Grand Slam que se resiste a implementar el sistema de canto de línea electrónico, mientras los tenistas se debaten en su idoneidad en una superficie tan cambiante y resbaladiza como la tierra batida

Sabalenka derroca a Swiatek y estrenará final en París ante Coco Gauff

Andreeva y la jueza Tamila Halle debaten la huella de un bote de pelota Reuters
Laura Marta

Laura Marta

Enviada especial a París

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Es Roland Garros esa pequeña aldea gala que se resiste al invasor, de aspecto tecnológico y no romano. Reticente el Grand Slam parisino a acoger el sistema electrónico de canto de líneas, es el único torneo en el que todavía se escuchan los 'out' a ... viva voz, el único grande que defiende la labor del ojo humano frente al de las cámaras, el que todavía permite discusiones entre jugadores y jueces de silla. Quizá no sea por mucho tiempo, toda vez que todos los torneos bajo la circunscripción de la ATP lo tienen instalado y que el Abierto de Australia lo instaló en 2021, el US Open en 2022 y hasta el tradicional Wimbledon lo estrenará este curso. No hay discusión de la idoneidad del sistema electrónico de línea ELC (Electronic Line Calling) en pista dura, donde el ojo de humano presentaba problemas para visualizar los cada vez más potentes y rápidos golpes, pero defiende París que en tierra batida la situación es distinta, que los jugadores no han exigido el cambio, que la pelota deja marca, que la huella es suficiente para decidir el punto.

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